El autobús que estamos esperando

La semana pasada hemos asistido a dos espectáculos espeluznantes, pronóstico seguro del totalitarismo que está afilando sus armas para borrarnos del mapa. El primero, toda la secuencia de abusos de autoridad que se cometieron contra el autobús de HazteOir, cuyo “delito” es pasear por España una opinión distinta de los dogmas de la ideología de género asumidos por el Estado (por los tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial) como religión oficial, inatacable y obligatoria. El que se organizara el lobby Lésbico Gay Trans y Bisexual (LGTB) para protestar contra el autobús e intentar impedir su avance, forma parte de la libertad de opinión y manifestación. Pero la actuación de las autoridades, sobre todo en Cataluña, es justamente la negación más despótica de esa libertad.

El segundo espectáculo, más espeluznante todavía, es el silencio sepulcral casi todos los pastores de la Iglesia ante este atropello que les concierne totalmente, puesto que es su doctrina, el mismo Evangelio de Jesucristo, el que está siendo totalitariamente reprimido. Es estremecedor que la jerarquía eclesiástica siga sesteando en toda España como si esto no la afectara en absoluto; porque resulta que esto está ocurriendo en España.

Mientras los valientes de HazteOir, con Ignacio Arsuaga a la cabeza, nos están sacando las castañas del fuego y quemándose con quemaduras de tercer grado, los máximos responsables de defender la doctrina católica, tocando la lira como Nerón.Ya ven dónde estamos: empeñados los poderes públicos en hacernos comulgar con ruedas de molino, ni siquiera nos permiten sostener algo tan obvio como que nacemos, vivimos y morimos caracterizados sexualmente. ¡Ya ves! Se ha hecho imprescindible fletar un autobús para dar a conocer públicamente esa obviedad. Pero hay más, aún hay más en el mismo invento de la ingeniería sexual.

Nos han impuesto el adoctrinamiento en las escuelas: se les impone a los niños desde la más tierna infancia, la doctrina según la cual el sexo se lo inventa cada uno (y ya van anunciando que en cuanto estemos preparados para el progreso de verdad, será opcional también la especie). Sí, sí, es un dogma. Por eso han desplegado todos los medios a su alcance (la legislación, la enseñanza, los medios de comunicación) para convencernos de que si queremos saber, no hemos de fiarnos de nuestros ojos, tan engañosos, sino que hemos de consultarles a ellos. ¡Ellos son los que saben! Ellos -los que mandan- nos presentarán la carta de sexos, nos guiarán y nos indicarán cuál es realmente el nuestro. Se han puesto a hacerlo ya en la escuela: desde párvulos, van los especialistas en diversidad sexual a cuestionarle a cada niño y a cada niña si el sexo que “parece” que es el suyo, es realmente el suyo. ¡Pura corrupción de menores! Y para que se enteren los adormilados, ha sido necesario fletar un autobús anuncio.

¿Ante qué nos encontramos? Ante las escuelas abiertas de par en par a los profesionales de la corrupción de menores. Son los especialistas en polisexualidad, que les enseñarán a los niños a distinguir su verdadero sexo. Y la Iglesia, acomplejada, calla porque ya le taparonla boca con sus propios escándalos. ¿Es que no se han enterado de que el lobby LGTB está reivindicando la pederastia como un derecho, como una más de las infinitas expresiones de la sexualidad humana?

¿Cómo podemos consentir que se les abran las escuelas para poner toda la infancia en sus manos? Toda esa caterva del feminismo a la carta son unos hipócritas, unos viciosos y unos desalmados. Y son, claro que sí, unos machistas asquerosos. ¿Quieren la prueba del algodón? ¡Ahí va!, y es la que me gustaría pasear ostentosamente en un autobús que recorriese el mundo, o por lo menos las principales ciudades, las grandes capitales del aborto.

Venga, a ver si fletamos el autobús y nos subimos todos a él. Es necesario y además ya va siendo urgente. Un autobús rotulado conforme a la nueva retórica de la interrogación. Como en un Estado “democrático” de pensamiento único es peligrosísimo afirmar, nos pasamos a la interrogación.

Adivina adivinanza: ¿Por qué ABORTO PARA LA MUJER como máxima expresión de “libertad sexual” (del hombre, ¡claro está!) en vez de VASECTOMÍA PARA EL HOMBRE?  

Ésa es la pregunta. Y la respuesta es: POR MACHISMO REDOMADO. Por machismo.

Porque resulta que la vasectomía es mucho menos agresiva que el aborto. ¿Para quién? Ésa es la gran cuestión. Vía libre para cualquier fórmula agresiva, siempre que sea la mujer la que ha de padecerla. Y veto absoluto si quien ha de padecer es el hombre. ¡Hay que ver cuánto va de tuyas a mías!

Si se le practicase la vasectomía al hombre irresponsable que puede dejar embarazada a una mujer que no lo desee, el aborto no tendría ningún sentido. ¿Pero cómo no se les ha ocurrido, tan benéficos y científicos como son y tan dispuestos a operarte de lo que sea? ¿Cómo no se les ha ocurrido? No estoy promocionando la vasectomía, claro que no. Estoy preguntando… Sólo preguntando si es por necedad o por maldad, o por excesiva comprensión para con el hombre, que han cargado el peso del control de la natalidad (incluida su forma más violenta que es el aborto) exclusivamente sobre la mujer: y de paso, sobre el hijo que lleva en su vientre.

Repito y reformulo la pregunta del próximo autobús: pudiendo ir a cargo del hombre la contracepción (hasta llegar a la VASECTOMÍA, si fuese necesario), ¿por qué ha de ir a cargo de la mujer (hasta llegar al ABORTO, si lo demás ha fallado)? Es muy incómoda la pregunta, ¿eh que sí? Es urticante.

Sí, os doy la genial respuesta “feminista”. Es por ir contra el patriarcado, por ir contra el derecho del hombre a ser padre. Si le negamos al hombre el derecho a ser padre, no hay más responsable de la criatura, que la madre. Y por consiguiente el hombre no tiene nada que ver con los embarazos. Si se producen, son responsabilidad exclusiva de la mujer. Y si ella los quiere evitar o deshacerse de ellos, es su problema, exclusivamente suyo.

¡A que es genial! No es un tema sexual, es sólo jurídico y en todo caso “cultural”. ¿Y cuál es el resultado? Que mientras para el hombre el sexo es sólo copular, para la mujer se ha vuelto mucho más coactivo (sí, sí, he dicho coactivo) que hace 50 años. Nunca la mujer (excepto en la esclavitud y en el que hoy llama el feminismo “trabajo sexual”), nunca ha sufrido tamaña coacción para satisfacer al hombre. Pero ahí está el adoctrinamiento en la escuela y en los medios, para hacerle comprender que eso es lo mejor para ella. Que todo es por su liberación sexual y por su bien. Eso sí que es feminismo del bueno. Lo demás son cuentos chinos.

Y esta genialidad “feminista” es en defensa de la mujer. Si el sexo se le ha complicado hasta ese extremo, si descartada la paternidad, la mujer se ha convertido en esta nueva cultura en la responsable exclusiva de sus embarazos, y en su caso de los hijos si opta por tenerlos, al hombre se le ha simplificado como nunca. En esta singularísima defensa de la mujer, el que ha salido ganando en el plano meramente sexual es el hombre. Para él, sexo sin responsabilidad y sin consecuencias. Sin ningún tipo de barreras. Para ella, el aumento resultante de la presión de la demanda (ya no hay excusas que valgan), su conversión en todo sexo y nada más que sexo, y la conflictividad propia de su sexo.

Es por su bien, dice el feminismo rampante. Pero quien ha salido ganando sexualmente (que es al fin y al cabo lo único que defiende esta gente), es el hombre. Por razones feministas, claro está, no vayamos a confundirnos. Todo ha sido por el bien de la mujer. El que justamente ella salga perdiendo y él ganando por goleada, es pura casualidad.

Vuelvo por tercera vez a la pregunta del autobús: ¿Por qué ABORTO libre y gratuito en vez de VASECTOMÍA obligatoria para los hombres que no quieran hacerse cargo de las consecuencias reproductivas de su actividad sexual? A lo mejor es porque el hombre no puede “beneficiarse” de ese “derecho” que se reserva como el mayor privilegio de la mujer para garantizarle la salud sexual y reproductiva. ¡Qué lástima que no le alcance al hombre el gran beneficio del aborto! Pero por garantizarle a la mujer una salud sexual y reproductiva menos traumática, podría apuntarse él a la VASECTOMÍA, ¿no? ¡Pues no!

No, de ningún modo no: porque al hombre no se le puede tocar ahí, que eso hace pupa. Y sobre todo porque el abortoes pieza clave de la novísima ingeniería social y de la gloriosa Revolución Feminista. Toda revolución que se precie necesita muertos: cuantos más muertos, más gloriosa es la revolución. Y sobre todo hay que implicar en esas muertes santificadoras de la revolución, al mayor número posible de personas. Y por supuesto, cuanto más nobles sean los revolucionarios que asesinan, mayor arraigo tendrá la revolución.

¿Y qué me dicen de los millones y millones de muertos de la Revolución Feminista, la más sangrienta de todas? ¿Y qué me dicen de haber enrolado para esa terrible carnicería justo a la parte más noble de la humanidad, a la mujer, y justo contra el hijo que lleva en sus entrañas? Sí, sí, ya sé el argumento: la mujer es dueña de su cuerpo (hay que descontar ahí la tremenda presión del ambiente y del sujeto masculino de turno para que le ceda su cuerpo; así que tan dueña no es); y el otro argumento: la mujer no queda embarazada de un ser humano, sino de un feto. Y un feto no es nada…, aunque la ecografía (prohibidarigurosísimamente en la industria del aborto) diga sin posibilidad de error que efectivamente ahí hay un ser humano, más o menos chiquitín. Tan evidente a partir del quinto mes, que si al abortarlos siguen vivos los han de rematar. Infanticidio puro y duro. La Revolución necesita víctimas.

¿Qué pasaría si se impusiese la VASECTOMÍA en lugar del ABORTO? Ocurriría que la Revolución Feminista perdería su mayor timbre de gloria y su pieza maestra para la ingeniería social. Pero bueno, el resultado es queexceptuado el régimen de esclavitud, el aborto(Interrupción Voluntaria del Embarazo para los pijo-progres) es el mayor triunfo sexual del hombre sobre la mujer. Cargan exclusivamente sobre ella las consecuencias del embarazo no deseado. Para el hombre que lo provocó no hay consecuencias ni responsabilidades. ¿Cuántos siglos hemos de retroceder para dar con un machismo tan descarnado? No estaremos copiándole al Islam, ¿no?

Una última sugerencia para el autobús: «Y tú, eunuco, ¿por qué no te operas? Sí, ¿por qué no te operas tú,el macho, en vez de exigir a gritos que se opere ella de la IVE?». No hay en el mundo cosa más cobarde y repugnante que un hombre (¡a saber de qué género!) vociferando por el aborto libre y gratuito. ¡Lo único que desea es el bien de ella! ¡A que sí!

¿Falta mucho para que pase el próximo autobús?

Padre Custodio Ballester Bielsa

Padre Custodio Ballester
Padre Custodio Ballesterhttp://www.sacerdotesporlavida.es/
Licenciado en Teología Fundamental-Apologética. Delegado de Sacerdotes por la Vida en España.

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