Francisco confirma que sí hay cambios respecto a los divorciados y la Eucaristía

Francisco confirma: el Denzinger-Bergoglio tiene razón

La interpretación oficial de “Amoris laetitia” según Francisco

Un tanto eclipsado por los pucheritos y por las estudiadas escenas multiplicadas al infinito por la prensa, tal vez lo más interesante en el reciente viaje de Francisco a Lesbos, sea la confirmación que ha hecho Francisco del comentario que hemos publicado a respecto de “Amoris laetitia” durante la clásica entrevista en el avión de regreso a Roma. Ya sabemos que es en el avión pontificio, generalmente sujeto a turbulencias, donde más sale a relucir el Jorge Mario Bergoglio que lleva dentro, acaso maquillado un tanto en las intervenciones oficiales, siempre un tanto revisadas por unos asesores obligados al malabarismo dialéctico apaga-fuegos. Tal vez Francisco hubiese leído, y haya querido confirmar a nuestra interpretación, como diciendo: tienen razón, la interpretación que yo doy a lo que yo he firmado es la más abominable posible. Nada de “interpretación según la tradición”.

En medio de las turbulencias –mentales o meteorológicas, no lo sabemos– le preguntaron los periodistas si con el documento, de hecho algo ha cambiado en la doctrina y en la práctica de la Iglesia, al punto de que los recasados (concubinos adulterinos) puedan comulgar sin abandonar la situación de pecado público y escandaloso. En efecto, el canon 915 dice: “No deben ser admitidos a la sagrada comunión … los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave”. La pregunta era absolutamente clara y necesaria, a fin de saber si debemos interpretar la confusión en el sentido del magisterio, o como una novedad doctrinaria y pastoral.

El periodista, Francis Rocca, atestigua: “Algunos sostienen que nada ha cambiado, en relación a la disciplina que rige el acceso a los Sacramentos para los divorciados y los recasados, y que la ley y la práctica pastoral, del mismo modo que la doctrina, continúan igual; otros sostienen, por el contrario, que mucho ha cambiado, y que hay una serie de nuevas aperturas y posibilidades. La pregunta es la de una persona, un católico que quiere saber: ¿hay nuevas posibilidades concretas, que no existían antes de la publicación de la Exhortación, o no?”

Es la pregunta que se han hecho tantos comentaristas, de izquierda y de derecha, laicos o religiosos, bergoglianos o católicos. ¿Qué va a responder Francisco delante de inquisitoria tan clara? ¿Va a desmentir a los “interpretes oficiales” que dicen que todo cambió? ¿Va a dar la razón a los “interpretes avestruces” que dicen que nada ha cambiado?

Texto de la respuesta de Bergoglio:

“Yo podría decir que sí, y listo. Pero sería una respuesta demasiado pequeña. Os recomiendo a todos que leáis la presentación que ha dado el cardenal Schönborn”.

Punto. Si algún “avestruz” todavía intenta interpretar “Amoris laetitia” diciendo que nada ha cambiado, que refleja el magisterio multisecular de la Iglesia, se equivoca. Completemos su pensamiento: “Yo podría decir que sí, que hay nuevas posibilidades concretas de acceso a los sacramentos para los divorciados y recasados, posibilidades que no existían antes de la publicación de la exhortación”.

A respeto de la “presentación” del cardenal Schönborn, en Denzinger-Bergoglio la hemos comentado mostrando como para el cardenal no existe, a partir de ahora, diferencia entre matrimonios “regulares” e “irregulares” (ver aquí); es decir tanto unos como otros pueden comulgar. Lo que ha sido acogido con alegría, no sólo por las ateos y los laicistas, no sólo por los adúlteros y concubinos, sino por numerosos obispos. Citamos dos que el agudo analista Sandro Magister informa. El Presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas manda “abrir los brazos acogedores a todos los que se han mantenido fuera de la Iglesia por un sentimiento de culpa y de vergüenza”. Y explícitamente añade que, siguiendo la exhortación papal, “en la mesa de los pecadores a la que el Señor Todo-Santo ofrece a sí mismo como alimento para los miserables, siempre hay espacio”; la “mesa”, obviamente es la de la Eucaristía, y los pecadores los adúlteros concubinos. Y la diócesis de Bérgamo, en Italia, por la pluma de Mons. Alberto Carrara, director del periódico diocesano “SantAlessandro” comienza su editorial: “Así pues, divorciados y separados que se han casado de nuevo pueden ser readmitidos a los sacramentos. Es una de las novedades de «Amoris laetitia»”.

Si alguno todavía piensa que “Amoris laetitia” puede ser interpretada en el mismo sentido de la doctrina multisecular de la Iglesia, enseñada por Jesucristo, se equivoca rotundamente: Franciscus dixit.

El sentido de la nota 351

El tiempo se acababa, y el P. Lombardi, cada vez más nervioso viendo la que se le venía encima, ha permitido “una última pregunta”, del periodista Guénard, sobre la nota 351, que abre la comunión a los adúlteros concubinos. Y explica el periodista: “no ha sido comprendido porque Vd, ha escrito esta famosa nota, en Amoris laetitia, sobre los divorciados y recasados. ¿Por qué una cosa tan importante en una pequeña nota?”

Texto de la respuesta de Bergoglio:

“No me acuerdo de esa nota, pero seguramente si algo así está en nota es porque ha sido ya dicho en Evangelii gaudium. ¡Seguro! Debe ser una cita de Evangelii gaudium”.

El desparpajo con que afirma al mismo tiempo “no me acuerdo” y “seguro es una cita”, causa… dejamos el calificativo al lector.

Evidentemente la nota 351 no cita Evangelii gaudium, sino que es algo de nueva redacción. Como Guénard recuerda, esa nota ha sido objeto de numerosísimas críticas por su oposición al magisterio de la Iglesia, e incluso en Denzinger-Bergoglio lo hemos comentado aquí.

Copiamos aquí la nota y nuestro comentario, para los lectores que no han tenido el tiempo de encontrarla.

“Un pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones «irregulares»”. Traducimos: el párroco, el confesor, el obispo no puede aplicar leyes morales a los adúlteros y concubinos.

Y continúa: “A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado —que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar”. La “situación objetiva de pecado” del concubinato adulterino puede no ser “subjetivamente” pecado, y por lo tanto los concubinarios adulterinos pueden estar en estado de gracia… sin saberlo.

Por ello Francisco dice que esa “situación objetiva de pecado”, pero no “subjetiva”: “también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia”. Es decir, la Iglesia debe ayudar a “crecer en la vida de la gracia” a quienes no están en estado de gracia, porque están en situación objetiva de pecado público (concubinato adulterino de una segunda unión). Aprendimos en el Catecismo que el pecador recupera la vida de la gracia por el sacramento de la penitencia, desde que haya propósito de enmienda en relación a los pecados; pero el adultero concubinario no deja la situación de pecado, por ello no puede recibir válidamente la absolución. Por lo tanto no puede “crecer en la vida de la gracia”.

Curioso… Francisco, en pocas palabras, ha corroborado el acierto de lo que hemos comentado hace unos días en estas páginas…

Recemos por él, por la Iglesia, por la salvación de todos los hombres… y lloremos por la indiferencia y rechazo a la Ley de Dios, con los numerosísimos pecados de adulterio, concubinato, comuniones sacrílegas, confesiones inválidas… etc. Y si sucede, como Jesús previó a Jerusalén, “Dios nos coja confesados”…

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Nota de Adelante la Fe: por si alguien tiene dudas vean el vídeo publicado por nuestros amigos de onepeterfive

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