La apostasía y el reino del anticristo

Un mundo apóstata y en grave peligro

El acontecimiento fundamental para la Iglesia actual y para la humanidad redimida por Cristo no es la paz relativa que reina en Europa sino las guerras del Medio Oriente y del Continente africano, instigadas por Occidente para obligar a sus habitantes a invadir y ocupar las naciones europeas. En efecto, es bastante claro que los actuales «invasores» de Europa son en su mayor parte de religión islámica y que se convertirán para nosotros en un gran flagelo en el momento oportuno, cuando recibirán de sus jefes la orden de destruir la Iglesia de Roma y someterla al Islam.

No se trata de una previsión de ciencia ficción, sino que está en el orden de las cosas: solamente que nuestros responsables políticos y religiosos fingen ignorarlo porque son cómplices de una situación que supera ya toda evidencia.

La cuestión de fondo, sin embargo, es la apostasía que afecta no sólo a los fieles laicos que desertan de la Iglesia y los Sacramentos, sino también a los consagrados y a las consagradas, especialmente entre el círculo de los prelados que presiden los altos cargos de la Jerarquía.

Estamos viviendo un período de gran incertidumbre espiritual: nuestras autoridades religiosas no nos informan suficientemente de los peligros que incumben al futuro, por lo que la gente experimenta un gran sufrimiento; como si estuviésemos todos a la espera de acontecimientos sorprendentes, pero ninguno se siente autorizado para dar consejos y proponer remedios. Incluso el comportamiento del papa Francisco con respecto al futuro de la Iglesia no es tranquilizante o lo es quizá sólo para pocos ingenuos que se conforman con alguna broma.

El Papa debería ser maestro, luz y guía segura no sólo para los católicos, sino para todos los hombres de buena voluntad, con su doctrina, sabiduría, autoridad y firmeza, pero precisamente estas cualidades fundamentales parecen faltarle al Papa actual. Es la crítica de muchos expertos y especialistas…

La humanidad tiene hoy necesidad de una guía espiritual grande y autorizada que sepa imponer al mundo apóstata y en grave peligro de auto-destrucción un camino seguro de salvación no anclado en la diplomacia, en la política, sino en la fuerza sobrenatural que brota de la Palabra de Dios, fuente de vida y de paz entre los pueblos.

Europa contra Dios

Otra gran cuestión se refiere a Europa y a sus instituciones políticas establecidas sobre bases bastante precarias: ¿cuánto podrá durar la Comunidad Europea, que ha elegido libremente renunciar a Dios, eliminándolo de su Constitución? Esta es la pregunta que honestamente deberemos plantearnos nosotros creyentes en este tiempo problemático, especialmente a nivel de instituciones públicas. Tanto más en cuanto que el rechazo de Dios ha sido elegido libremente y sugerido por personas muy decididas a sustituir a Dios con divinidades paganas y personificadas por satanás, padre de la mentira.

No fue un olvido o una elección casual, sino querida y buscada con el preciso significado de negación y de apostasía, esto es, blasfemo y en desprecio de la Majestad de Dios. Pero esta elección perversa fue también subvalorada u olvidada no sólo por las autoridades políticas sino también, extrañamente, por las autoridades religiosas.

Con dicha elección, Europa tomó partido contra Dios porque los actuales dirigentes políticos -provenientes del marxismo, del liberalismo, del radicalismo y del relativismo masónico- eligieron al «dios de la mentira», desafiando al Dios Trinitario y suscitando la reprobación y el desprecio. La Comunidad Europea, rechazando la bendición de Dios, rechazó libremente al Dios Trino para adorar al Dios «Quatrino» [«céntimo», es decir, «dinero» ndt]. En efecto, Mammona es el «dios más hosannado», y los escándalos financiarios son entregados cada día como pasto al público, por medio de denuncias y contra-denuncias a la Magistratura: un fascículo siempre abierto.

Sin olvidar el gran problema de la inmigración descontrolada: el problema querido, programado y perseguido por los enemigos de Dios para la destrucción de la civilización cristiana de Europa. Los verdaderos creyentes tendrán que sufrir mucho a causa de los errores de la clase política dominante.

La promesa de Jesús y del Corazón Inmaculado de María sostienen nuestra esperanza en el curso del tiempo: sin ellas, los católicos, angustiados por la apostasía, sucumbirían del todo. Por tanto, sería necesario que algún personaje autorizado de la Iglesia asumiese la tarea de predicar a la grande esta certeza de Fe, fundada en las profecías, comenzando por los grandes maestros de doctrina.

En cambio, en este punto importante de la Fe, todo parece precario, incierto, dudoso.

En definitiva, los Pastores, considerados desde siempre término seguro y pilares de la Fe, parecen convertidos en motivo de incertezas, de controversias y de escándalo entre los creyentes.

En tal clima de incertidumbre, se podría atribuir la mayor culpa de la apostasía actual precisamente a la Jerarquía católica que, ciertamente, tiene sus responsabilidades. Diversos mísiticos antiguos y modernos hablaron de ello, partiendo siempre de la responsabilidad de las altas sedes de la Jerarquía, porque, si falta la guía segura en el vértice de la Iglesia, todo se convierte en incierto, precario, aleatorio.

Esto dicen los expertos, los teólogos, los especialistas: si las cosas se encuentran así, como se rumorea por distintas partes, quiere decir que los responsables de la Jerarquía actual no han llegado a ese puesto para arreglar las cosas según verdad y justicia, sino lo contrario, para demoler lo poco bueno que resiste todavía en la auténtica Iglesia de Cristo.

Ciertamente, los tiempos están madurando hacia el tiempo del anticristo; sobre esto hay pocas dudas, aunque los hombres de Iglesia callan. También esto está previsto en las profecías y si se acerca la época del anticristo, es lógico que satanás nos esconda los signos de su manifestación, para que la gente no esté preparada y todo suceda como suele pasar, también con la complicidad de los «excelentes» hombres de Iglesia.

Después del breve reino del anticristo –tres años y medio-, finalmente intervendrá Jesús para liberarnos de un horror jamás visto en la tierra. Todo esto requiere de antemano el gran Triunfo del Corazón Inmaculado de María, tan deseado.

Esta es la espera de nuestra época, muy turbulenta, es cierto, pero también rica en grandes y extraordinarias sorpresas.

Marco

(Traducido por Marianus el eremita)

SÍ SÍ NO NO
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Mateo 5,37: "Que vuestro modo de hablar sea sí sí no no, porque todo lo demás viene del maligno". Artículos del quincenal italiano sí sí no no, publicación pionera antimodernista italiana muy conocida en círculos vaticanos. Por política editorial no se permiten comentarios y los artículos van bajo pseudónimo: "No mires quién lo dice, sino atiende a lo que dice" (Kempis, imitación de Cristo)

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