¡No con mis hijos!

“Es difícil pensar la educación sexual en una época en que la sexualidad tiende a banalizarse y a empobrecerse»  (Papa Francisco, Amoris Laetitia)

Esta frase tan enternecedora de la Amoris Laetitia es la que encabeza la página del curso de “educación afectiva” del Pontificio consejo para la familia. Si alguno tiene dudas, por lo que leerá a posteriori, de si esto del Pontificio consejo para la familia, es algo de la Iglesia o de una secta luterana, les remito a la página del Vaticano, donde nos cuentan que Juan Pablo II en el año 1981 fue el artífice de algo que tuvo su inicio con Pablo VI, no detallan si la creación del mismo, tuvo que ver en su proceso de canonización, pero sí que nos cuentan a que dedican el tiempo libre, como decía la canción de José Luis Perales:

“Al Consejo corresponde la promoción de la pastoral y del apostolado en campo familiar, mediante la aplicación de las enseñanzas y orientaciones del Magisterio eclesiástico para ayudar a las familias cristianas a cumplir su misión educativa y apostólica.”

Y como quizás hasta aquí les resulte hasta piadoso, para romper el dulce encanto y someternos a la realidad de nuestros tiempos, el siguiente párrafo aclara:

“Además, promueve y coordina los esfuerzos pastorales relacionados con el problema de la procreación responsable”

Comentado esto, ya nos podemos imaginar todo lo que puede manar de aquí, ¿verdad?

“La sexualidad tiende a banalizarse”, nunca mejor dicho, empezando por nuestros representantes eclesiales, nuestra jerarquía, que igualándose al mundo, pretenden formar a nuestros jóvenes en “como hacer el amor en un sinca 1000”, como decía una canción que fue muy popular en España. En aquellos días aquella letra escandalizó, hoy, se podría decir hasta que resulta pía, dado el ambiente repugnante que nos rodea, cualquier día la escucharemos en la Comunión. Si sienten curiosidad, en youtube la tienen a su disposición, pero yo, más bien, si tengo que incitarles a algo, que sea al rezo del Santo Rosario para reparar por toda esta podredumbre que asola nuestra Iglesia.

Podría continuar este artículo de muchas maneras, pero lo haré con la claridad que suele ser habitual en mi, todo esto es una asquerosidad sin precedentes, no hay que remolonear al decirlo ni andarse con frases comedidas. Y me decía una amiga, “ay, Sonia, es que ahora no se puede enseñar con los métodos de antes”, no claro, ahora la gente procrea en laboratorio, por eso es necesario hablar de otras realidades, antes se hacía en la cama y a media luz.

Este programa de educación afectivo-sexual que Vds. pueden consultar con detalle en la página oficial, http://www.educazioneaffettiva.org es la formación que se propone para los Colegios Católicos, es de suponer que también para el catecismo parroquial, ya que por el mismo precio, lo soltamos en todos los ambientes, dos por uno, la oferta del día en el supermercado.

“¿Por qué introducir un programa y/o una unidades didácticas específicas de educación afectivo-sexual en los Colegios Católicos? Es absolutamente necesario que todos lo apliquen, siempre como complemento y ayuda a la tarea de los padres” (De la página oficial)

La respuesta, cuanto menos graciosa, viene a decir con eso de “absolutamente necesario”, que es obligatorio, es la manera autoritaria de expresión que tiene el progrerío-modernista de nuestra Iglesia horizontal y lo más irrisorio, el final, como complemento y ayuda a la tarea de los padres”, con ayudas así, fijo que el hijo nos sale hippie. Pienso que si estos individuos, de verdad quisieran ayudar a los padres, formarían a nuestros hijos según la enseñanza de los Evangelios.

“El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (Carta San Pablo a los Corintio)

Es normal que San Pablo esté en los altares, con una frase sentenciaba lo que debe ser la vida de un Católico.

“Huid pues, la fornicación” (Carta San Pablo a los Corintio)

Y avanzando por la página, nos encontramos seis unidades didácticas con sus correspondientes fichas, en la cual, una de ellas, la que a mi me ha resultado más repulsiva es la 2.1 joven, en la que aparece un bebé de aproximadamente un mes, desnudo y con las piernas colocadas estratégicamente para las cuestiones que se realizan a continuación. Ante la foto de lo que es un tierno infante, la primera pregunta es:

“¿Podrías definir si es niño o niña? ¿Por qué no puedes? ¿Qué datos te faltan?”.

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Si esto no es aberrante y repugnante, díganme lo que es. Después nos quejaremos de las consecuencias de todo esto.

Bueno, pues esto, ya sucede en la ficha 2.1 y como son seis unidades, se supone que el nivel va in crescendo, como en una sinfonía.

Recuerdo que mi madre nos contaba que tenía tajantemente prohibido que nos hicieran fotos desnudos cuando éramos bebés, así que ya ni me planteo enseñarle algo de esto, porque temo que a su edad, más en la recta final que inicial, se haga atea.

Supongo que cualquier padre cabal, como decimos en mi tierra, “con sentidiño”, quitará inmediatamente a su hijo del catecismo y de las clases de religión del colegio. No estoy llamando a la revolución, o sí, precisamente San Pablo, del que hablábamos hace un momento, sufrió todo tipo de penurias por predicar la verdad del Evangelio, así que hacemos un flaco favor a la memoria de nuestros Santos y Mártires tragando con esto.

No es obligatorio que sacrifiquemos a nuestros jóvenes con estos métodos, se lo digo y medítenlo, fórmenlos Vds. mismos en sus hogares a golpe de catecismo de San Pío X y nuestros artículos de la web sobre la pureza. Ya tienen material, no necesitan más.

Avanzando por esa misma ficha, nos van dando clases de anatomía básica sobre el cuerpo humano, realidad desconocida del Católico hasta la llegada de Pablo VI y que gracias al Papa Francisco, alcanza su máximo apogeo en el siglo XXI. Vivíamos en penumbra y él ha venido a iluminar la Iglesia, ya no es necesaria la luz de las velas, ahora se entiende todo a la luz de Amoris Laetitia. Deberíamos estar agradecidos de que las jerarquías eclesiales no quieran para esta generación, una formación como la nuestra, en la que una chica conocía a un chico, se enamoraban, compartían salidas con sus amigos, un buen día el joven subía para hablar con los padres de la novia y expresar su deseo de casarse con ella y esperar a la noche de bodas para deshojar la flor más hermosa del jardín, su amada. Parece una película, queridos, pero era sí, no me invento nada. Yo no nací en el siglo XV ni vino Iñigo Montoya a liberarme. ¿Qué se creerán las mentes pensantes que diseñaron este programa, que las generaciones de hace unos años, la primera vez que nos vimos el ombligo a la luz del día, gritamos del susto? No, señores, gritar, gritamos ahora, pero de rabia y de impotencia.

Después se quejan los Obispos de que los gobiernos no les dejan opinar de las cuestiones que atañen a la vida pública y a nosotros ¿Quién nos deja opinar de lo que están haciendo Vds. con la Iglesia de Jesucristo? No se puede decir de otra manera, son unos indecentes nuestros prelados.

En la ficha 2.2 joven la temperatura sigue subiendo como si fuera el horno del mismo infierno y bajo la imagen de dos adolescentes de unos 15 años, se realiza la siguiente pregunta, “El físico puede ser el punto de partida, pero ¿no hay algo más? Elije las características que te parezcan más importantes:” y a continuación da un listado muy pío de dichas características entre las cuales encontramos, “la sonrisa, su trasero, su boca, sus genitales, su cintura, sus caderas, su pecho”. ¿Se puede decir que esto es una enseñanza basada en el Magisterio? Sería ofender la historia de la Iglesia. Esto es escupirle al Señor en la cara, esto es ser la mano que lo crucifica en el madero, esto es ser Judas.

Podríamos seguir comentando todas las fichas del alumno y del educador, pero, sinceramente, me encuentro incapaz de seguirles torturando.

Me asustaba el año pasado, cuando una amiga mía, con fama de piadosa y modosita, me decía que en las formaciones que ella impartía a los futuros contrayentes, les hablaba de los métodos naturales y demás, recuerdo que en aquel momento llegué a casa cambiada de color, lo comenté con mi esposo y le pregunté a dónde íbamos a parar, no obstante, él siempre tan positivo, me llamó a la calma…Pues miren, a un año vista, ya estamos en el Moulin Rouge, con play boy y cabareteras y todo ello, en vez de con vodka, regado con la bendición papal.

Yo sigo pensando que esta es nuestra Iglesia y tenemos que luchar por la restauración, no podemos escapar con las maletas en el primer expreso y dejar ahí al Señor, crucificado, sin nadie que lo baje del madero y lo lleve al sepulcro. No, no podemos huir, esta es la realidad, hay que encararla, fortalecernos y luchar contra esta barbarie que nos quieren imponer desde la cumbre eclesial. ¿Qué hacer, coger el pañuelo y empezar a llorar, visitar a un psicólogo, pagarle a un sicario para que dinamite todo? No, la lucha debe partir del Magisterio y la Tradición, ahí está la clave de nuestra victoria. Todo lo que se salga de esas santas enseñanzas, debemos rechazarlo abiertamente, sin titubeos y decir con voz alta y clara: “no con mis hijos”.

Debemos de quitar a nuestros niños de los ambientes parroquiales contaminados, de los colegios con enseñanzas luteranas. Tenemos que gritarlo a los cuatro vientos, queremos pureza en sus almas, no sexo en sus mentes, queremos que nuestros hijos vayan al cielo, no que se condenen por la miseria de la carne en el infierno al que los abocan nuestros Pastores.

“¿No sabéis acaso que sois templo de Dios, (templum Dei) y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (Carta San Pablo a los Corintio)

Sonia Vázquez

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