“No desearás la mujer de tu prójimo”.
Este mandamiento es parecido al sexto. Comparar a la esposa o marido con otro es ridículo. Uno no vive la vida del otro. Aunque exteriormente parezca fantástico, es una trampa del diablo para distraernos y desviar nuestra atención a fin de que no nos esforcemos por tener un matrimonio lleno de bondad y amor. Hay que dedicar la vida a mejorar el propio matrimonio y la familia mediante la oración y la comunicación.
10º Mandamiento
“No desearás la casa de tu prójimo, ni sus siervos, ni su buey, ni su asno, ni nada de cuanto le pertenece”.
Los católicos sentimos mucha gratitud por todo lo que Dios nos ha dado y nos da. En el Padrenuestro que nos enseñó Jesús, la parte que dice «danos nuestro pan de cada día» no tiene por objeto que cada vez queramos más. Siempre habrá algún nuevo modelo de iPhone, computadora, automóvil, yate, casa, etc., etc., etc. Y nunca tendremos dinero para comprar todo lo que quermos. Cada vez queremos más. Pero, por el contrario, tenemos que sentirnos muy satisfechos y agradecidos con lo que tenemos.
“Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes no puede ser mi discípulo.” Lucas 14, 33.
También tenemos que ayudar a los necesitados.
Las esposas no deben trabajar fuera de casa. María no lo hacía. Jesús, María y San José llevaban vidas muy sencillas. Si Dios, la Reina de los Cielos y San José pudieron vivir una vida humilde, ¿quiénes somos nosotros para querer vivir mejor que ellos? ¿Acaso ellos no eran felices?
Si pudiéramos llevar una vida sencilla sin gastar mucho dinero, no incurriríamos en deudas. De esa manera estaríamos en situación de poder ayudar en la iglesia, pasar tiempo con nuestros hijos, realizar obras misioneras y relajarnos. Se mata de trabajar para pagar innumerables deudas.
El católico tradicional se toma en serio a Dios, la oración, de un modo particular la Santa Misa en latín, la adoración al Santísimo Sacramento y el Santo Rosario, y se confiesa al menos una vez al mes. Esto es lo que llena. No las posesiones materiales, el dinero, el sexo, la droga o el alcohol. Encuentra satisfacción obedeciendo a Dios y haciendo la voluntad de Él en todo aspecto de su vida.
Padre Peter Carota
[Traducido por J.E.F]