Una llamada de atención para poner fin a los viajes papales: un falso, bullicioso y caro deber papal

Hablando del principal deber del Papa, Clemente XIII escribió en 1761: “En el campo del Señor, en el cual la Divina Providencia nos ha colocado como capataces, no hay nada que exija tanto cuidado vigilante y labor incesante en su cultivo que el guardar la buena semilla de la enseñanza católica, que los apóstoles recibieron de Jesucristo y nos lo entregaron a nosotros. Si en la flojera esto se descuida, el enemigo de la humanidad sembrará las semillas de malas hierbas mientras los trabajadores duermen.” [1]

Asimismo, el papa san Pío X, el Papa más grande de los tiempos modernos, señaló que: “Entre las obligaciones primarias asignadas por Cristo” a la oficina papal  “está la de guardar con la más poderosa vigilancia el depósito de la Fe, entregada a los Santos, rechazando las novedades profanas de palabras y de la supuestamente llamada  adquisición de conocimiento falso.”

Pío explicó que ante el error y la herejía (en su caso, ante el modernismo): “Ya no podemos quedarnos callados, no vaya a ser que parezca que fallamos en nuestro deber más sagrado.” [2]

Para recalcar: el deber primario del Papa es el de: Guardar con la más poderosa vigilancia el depósito de la fey “no hay nada que demande tanto cuidado vigilante y labor sin fin” para mantener la pureza  de la enseñanza católica. No hacerlo significa que el Papa “fallaría en su deber más sagrado”, y como resultado de este descuido, “el enemigo de la raza humana siembra mala hierba mientras los trabajadores duermen.”

O, en nuestro caso, mientras los pontífices viajan.

Los viajes papales son deberes papales falsos, caros y bulliciosos —un sentimentalismo frenético disfrazado de vitalidad genuina. Esta neurosis altamente energética tiene ya una duración de 50 años, el mismo período del colapso de la fe en cada país sobre la tierra. Puede que el viajar alrededor del mundo dé la apariencia de un verdadero actuar papal, pero los resultados, en el mejor caso, no valen la pena, y en el peor caso, son  escandalosos. Mientras tanto, la ignorancia abismal de la fe católica entre el clero y los laicos continúa empeorando.

Propongo que paremos la charada y le demos un alto en seco a los viajes papales, ¡ahora! Lo que necesitamos, y lo decimos con el mayor respeto, no es un viajar sin fin, sino un regreso a la doctrina sólida y a una disciplina genuina, en acorde con el modelo de san Pío X. Este gran Papa, no sólo emitió claras correcciones a los errores de su tiempo, sino también tomó medidas disciplinarias en contra de sacerdotes y profesores infectados con el modernismo. Su pontificado fue uno de vigilancia, vigilancia, y más vigilancia en contra de herejías y del avance de la verdad católica. Pío X se quedó en Roma e hizo su trabajo.

A nivel mundial la fe está colapsada. Más adelante echaremos una mirada a los resultados del cuestionario del reciente sínodo vaticano, dentro del cual la vasta mayoría de fieles católicos a nivel mundial o rechazan o no entienden la enseñanza moral rudimentaria.

Millas y millas

En cuanto a los viajes papales, podemos hacernos unas preguntas básicas, tales como, ¿cuántos ha habido? ¿Qué bien han hecho?

También podríamos preguntar sobre la cuantía de dinero que precisan, la cual es colosal.

Desde enero de 1962, hemos visto por lo menos 148 viajes papales.

Un desglose estimado sería como sigue:

  • Pablo VI, entre 1962 y 1970, se embarcó en nueve viajes papales. Mantengan en la mente que un “viaje papal” o “viaje apostólico”, dependiendo de la forma en que esté anotado, puede significar o bien visitar un solo país, o visitar una colección de países. Por ejemplo, el noveno (y final) viaje apostólico incluyó visitas a Irán, Pakistán, una parada en Dacca, las Filipinas, Samoa Americana, una parada en Pago Pago, Samoa Australiana, Indonesia, Hong Kong  y Ceylán.
  • Juan Pablo II, quien hasta este momento mantiene el record, hizo 104 viajes— nuevamente, cada uno de estos trotes puede incluir viajes a numerosos países. Su “viaje apostólico” número 42, por ejemplo, en junio de 1989, comprendió visitas a Noruega, Islandia, Finlandia, Dinamarca y Suecia.
  • El papa Benedicto XVI viajó a 25 países durante su reinado de ocho años.
  • El papa Francisco, hasta el momento, ha llevado a cabo 11 viajes, un gran número de los cuales incluye una visita a más de un país. El concluido más recientemente, anotado como su décimo viaje apostólico, comprendió visitas a Cuba y a los Estados Unidos (y desde la subida de este artículo, ha visitado recientemente Kenya).

Después de 50 años de viajes papales, la condición caótica de la Iglesia y la confusión de los fieles nunca ha sido más grande. Abundan la herejía, el error y la confusión. Sacerdotes, profesores de universidades católicas, teólogos y obispos por  miles pervierten la fe y envenenan a los fieles, mientras que los Papas de hoy en día en efecto ignoran el problema, y se paran delante de estamentos gubernamentales hablando sobre la conciencia medioambiental y la abolición de la pena de muerte.

Los Papas post conciliares sustituyeron efectivamente su deber primario de salvaguardar la fe de los errores con la novedad conciliar del diálogo sonriente y una actividad fervorosa. Este concepto del papado le sería extraño a los papas Pío XII, Pío XI, Benedicto XV, Pío X, León XII, Pío IX y a todos los Papas hasta el mismísimo Pedro.

Puedes hacer todos los viajes papales que quieras, tener a todas las muchedumbres que gritan, todas las lágrimas y emociones, todas las liturgias de alta energía y rockanroleras. Nada de esto en realidad importa. Es una careta. Es un entusiasmo poco profundo. No hay sustituto para que el Papa cumpla su rol primario, que es el de salvaguardar la pureza de la fe, mantener la integridad de la moral católica, y disciplinar  a aquellos católicos, bien sean sacerdotes, obispos o líderes cívicos, que causen el escándalo debido a su enseñanza heterodoxa y mal ejemplo.

De hecho, durante el punto álgido de los escándalos clericales en el año 2002, el obispo Fabián Bruskewitz de Lincoln, Nebraska, dijo en una conferencia de prensa en Dallas que él no tenía idea del por qué el papa Juan Pablo II le había dado a la Iglesia tantos “obispos pésimos”. Bruskewitz citó enseguida “que una carta que san Bernardo de Claraval le escribió al Papa de su día, advirtiéndole al Papa que si él (el Papa) iba a ser enviado al infierno, iba a ser porque había fallado en deshacerse de todos los obispos malos”. Bruskewitz dijo con una sonrisa llena de misterio: “Sí, le pasé esa carta al Papa actual” [3]

Luego está el  alto precio suscitado por estos eventos fabulosos.

Solamente en Filadelfia, el viaje del papa Francisco le costó a la ciudad $12 millones, “los cuales incluyen $4.9 millones para la policía, el tráfico y el control de masas, la seguridad y las respuestas a emergencias; $3.9 millones para el departamento de bomberos y la asistencia médica de emergencia; casi $850,000 para la oficina de manejo de emergencias de la ciudad.”[4]

Recuerden que señalé que el viaje apostólico del papa Francisco a los Estados Unidos marca el viaje papal número 148. Si cada viaje le cuesta a las ciudades en cualquier lugar cerca de  los $12 millones que el viaje de Francisco le costó a Filadelfia…bien, hagan ustedes la cuenta, y consideren si estas excursiones valen los millones y millones  invertidos en ellos (sin mencionar la huella de carbono masiva tomada en cuenta por los “medioambiente-sensibles”). Pienso que es justo que se designe a estas extravagancias papales como una “cultura de desperdicio”.

La fe en ruinas

La negligencia post conciliar del deber papal se manifiesta en los resultados del cuestionario reciente que el Vaticano de Francisco les envió a los fieles católicos en preparación para el Sínodo. El resultado de este cuestionario no es ninguna sorpresa para el católico informado. En cuanto menos, es la medida estadística  de las profundidades en las que  hemos caído.

La confusión se debe a la falta de enseñanza y/o a la mala enseñanza de profesores católicos quienes han estado corriendo libremente por la Iglesia durante más de 50 años. De acuerdo con las palabras de Clemente XIII, se ha relegado el deber papal de salvaguardar la fe, y los profesores heterodoxos y el espíritu del mundo: “Siembran mala hierba mientras los trabajadores duermen.”

No todos los obispos del mundo publicaron el resultado del cuestionario, pero aquellos que sí lo hicieron notaron una misma cosa: un alejamiento masivo de la verdad católica en cuanto a moral. Aquí tenemos un pequeño ejemplo:

  • En cuestión de los anticonceptivos, el obispo Robert Lynch de San Petersburgo, Florida, escribió sobre el informe de su diócesis: “En relación con la concepción artificial, la respuesta podría ser caracterizada diciendo que ‘el tren partió hace mucho’. Los católicos han formado su idea sobre el tema de tal manera que rechazan la enseñanza de la Iglesia sobre ese tema”. La mayoría también falla en darle el visto bueno a la enseñanza de la Iglesia sobre el darle la comunión a los divorciados vueltos a casar, la cohabitación y muchos prefieren una posición más de “bienvenida” a las uniones entre homosexuales.[5]
  • En Suiza y en Alemania, la encuesta mostró que solo una parte pequeña de católicos ven la homosexualidad como un pecado grave, y le dan la bienvenida a la idea de las uniones civiles. De hecho, “el 60% favorecen el reconocimiento y la bendición de parejas homosexuales por parte de la Iglesia.”[6]
  • Los informes de las diócesis alemanas informan que, mientras los católicos en general son en un sentido “pro-familia”, pero las “uniones premaritales” (la cohabitación) no solamente son una realidad pastoral, sino que es una casi universal, puesto que el 90 al 100% que buscan un matrimonio católico ya están viviendo juntos. “De hecho, muchos consideran que es irresponsable  casarse sin haber vivido juntos antes,” dijo el informe.[7]
  • La diócesis de Honolulú informa que “la enseñanza de la Iglesia sobre el celibato sacerdotal, el sexo premarital, la anticoncepción, el divorcio, el aborto y el matrimonio del mismo sexo son ‘casi universalmente rechazados’, tanto por los católicos como por la sociedad en general”. [8]
  • En la diócesis de Springfield Illinois, el 75% de los 334 participantes en la encuesta dijeron, que “ellos no entienden completamente las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia.”[9]

Estos hallazgos reflejan el estado de la Iglesia a nivel mundial. El cardenal filipino Luis Antonio Tagle dijo que él encontró las respuestas “chocantes, si se me permite usar esa palabra…porque en casi todo el mundo los cuestionarios indican que la enseñanza de la Iglesia con respecto a la vida familiar no está  siendo entendida claramente por la gente. [10]

En fin, la comprensión y la aceptación de la moral católica entre católicos están en ruinas. Ojo, ¡qué esto es después de los 148 viajes papales por todo el mundo desde 1962!

“El desarrollo de las actitudes conciliares”

Una gran parte de la superstición de la actividad-sobre-sustancia dentro de la jerarquía de hoy viene de la orientación conciliar en sí.

Notamos que las palabras celebradoras del padre progresista, Ives Congar, quien ve con regocijo que gracias al Vaticano II, la estricta uniformidad y la supervisión doctrinal le pertenecen ahora al pasado.

“El concilio liquidó” dijo Congar, “Lo que yo podría llamar la ‘incondicionalidad’ del sistema. Por ‘sistema’ quiero decir un entero extremadamente coherente, hecho de ideas comunicadas por las enseñanzas de las universidades romanas, codificadas por la ley canónica, protegidas por una supervisión estricta y razonable bajo Pío XII, con cuentas que rendir, llamadas de atención, la sumisión de todos los documentos al censor romano, etc.- en una palabra, a un ‘sistema’. El Concilio desintegró todo eso»[11].

La estricta unidad de la fe le da paso ahora a varias teologías alternativas y el enfoque de ‘hay más de una forma de ver la doctrina’. La principal importancia ahora es la propagación de la nueva agenda del Vaticano II, que eclipsa el programa tradicional.

Vemos esto especialmente con el papa Juan Pablo II.

Juan Pablo II nunca reiteró el principio central del papa Pío X que:la obligación primariadel Papa es la deguardar con la más estricta vigilancia el depósito de la Fe… rechazando las novedades profanas de palabras”. Mas bien, Juan Pablo anunció que su deber principal era el de implementar las novedades del Vaticano II.

El 17 de octubre de 1978, el reciente-electo Juan Pablo II dijo: “Debemos considerar como nuestro deber primario, el de promover, con acción prudente, pero a la vez alentadora, el cumplimiento más exacto de las normas y directivas del concilio. Por encima de todo debemos favorecer el desarrollo de actitudes conciliares. Primero uno debe estar en armonía con el concilio. Uno debe poner en efecto lo que fue empezado en sus documentos; y lo que fue ‘implícito’ debe ser hecho explícito a la luz de los experimentos que continuaron a razón de las nuevas y emergentes circunstancias”[12].

Entre los puntos implícitos que deberían ser hechos explícitos (he escrito sobre esto extensivamente en otra parte) está la escandalosa reunión pan-religiosa de Asís, en la cual varias denominaciones cristianas, judíos, mahometanos y diversos paganos de todos los colores rezaron juntos por la paz—es la indiferencia religiosa (n.t.: religión sin distinción), siempre condenada por la Iglesia, puesta en vitrina a vista y paciencia de todos. El mismo Juan Pablo dijo que la reunión de Asís fue una ilustración visible de lo que fue pedido por el Vaticano II [13].

Con el Vaticano rehuyendo la supervisión doctrinal, y alentando la novedad conciliar, tenemos la heliografía para destruir la unidad y la estabilidad de la fe. Los viajes post-conciliares son apisonadoras de esta nueva orientación, que es otra fuerte razón para pedir su cese.

Esto ahora nos trae a una rápida revisión del viaje del papa Francisco a Cuba y a los Estados Unidos.

Habla mucho, dice poco

Antes de hacer este informe, leí cada discurso dicho por Francisco durante su visita a Cuba y a los Estados Unidos en septiembre de 2015. Puedo resumir las presentaciones de Francisco en una frase: habla mucho, dice poco.

De hecho, mi más completa conclusión del extenuante ejercicio de leer todos sus discursos es como sigue: en realidad el papa Francisco no posee el hábito de la fe católica; no posee el hábito de un genuino pensamiento papal. Su preocupación está con el peor elemento de la revolución conciliar: el ecumenismo, el diálogo interreligioso, las advertencias vagas en contra del “fundamentalismo” religioso, el abrir las puertas a los inmigrantes, la libertad religiosa americanista, una “cultura de encuentro”, la desigualdad económica, un sentimentalismo de “gente sobre doctrina” fungiendo como compasión, desvaríos humanistas, y su renuencia como el Vicario de Cristo, a mencionar a Jesucristo en reuniones seglares.

Francisco parece tener ingenio para soltarse a una larga perorata de hablar de Dios que parece desprovisto del sentido de supernaturalidad. No tengo la intención de hacer un comentario punto por punto sobre todas las presentaciones de Francisco, pero sí más bien  ofrecer un manojo de consideraciones selectas.

Cuando uno lee la totalidad de los discursos de Francisco de su reciente viaje a los EEUU y a Cuba, uno ve emerger un patrón. A una audiencia cristiana, introduce gentilmente los temas cristianos, pero a menudo con un énfasis humanista: “Ser cristiano comprende promover la dignidad de nuestros hermanos y hermanas.” (Homilía del 20 de septiembre en La Habana) y otras consideraciones similares.

Pero para las audiencias seglares, tales como el Congreso de los Estados Unidos, las Naciones Unidas y otras reuniones similares, mantiene a Cristo muy escondido y complace al mundo en los términos del mundo. Aquí hay un número de ejemplos de ambas instancias:

  • El 20 de septiembre a estudiantes en el Centro Cultural Padre Félix Verola en Cuba, Francisco les urgió a los estudiantes que siguieran sus sueños y que se dedicasen al diálogo. A Cristo se le mencionó sólo como a alguien que es un ayudante para el camino;
  • Para Barack Obama, el presidente más pro-aborto y más anti-cristiano de la historia, Francisco era todo sonrisas y estaba lleno de alabanzas. En el jardín de la Casa Blanca Francisco dijo: “Señor Presidente, encuentro alentador que usted esté proponiendo una iniciativa de reducir la contaminación del aire. Aceptando la urgencia, me parece claro que el cambio climático es un problema que ya no se puede dejar a una generación futura”. Francisco no pronunció el nombre de Jesucristo, pero invocó a Martín Lutero King hijo (n.t.:Martin Luther King Jr.)
  • En su homilía del 23 de septiembre en San Mateo en Washington DC, Francisco empezó con un especial saludo de Yom Kippur para la comunidad judía.
  • En la misma homilía, Francisco les urgió a los obispos que fueran primeramente y sobre todo, promotores de la “cultura del diálogo”. Les dijo: “El camino por delante, pues, es el del diálogo entre ustedes, el diálogo con personas laicas, el diálogo con las familias, el diálogo con las sociedades. No puedo nunca cansarme de alentarles a que dialoguen sin temor”. Su homilía contenía una ligera mención sobre el aborto, pero estaba llena de males sociales mucho menos graves como aquellos que se mueren de hambre y el de los inmigrantes “en busca de un mejor mañana.”
  • Al canonizar a Junípero Serra, Francisco no menciona la motivación central sobrenatural de Serra, que fue la de convertir a los paganos que estaban viviendo en la oscuridad y de salvar sus almas del infierno. Más bien Francisco dijo: “Junípero buscó defender la dignidad de la comunidad nativa, de protegerla de aquellos quienes los habían maltratado y abusado”. Sí, eso podría haber sido parte del trabajo secundario de Serra, pero su principal trabajo fue la conversión y la salvación, y ese ni siquiera recibió una venia.
  • Francisco empezó su homilía en la Catedral de San Patricio en Nueva York, deseándoles a: “mis hermanos y hermanas musulmanes…buenos deseos mientras celebran su día de sacrificio”.
  • Ante el Congreso, Francisco una vez más mantuvo a Nuestro Señor cuidadosamente guardado. El Vicario de Cristo rehusó pronunciar el nombre de Cristo. Más bien, sólo mencionó a Moisés, a Dorotea Day (n.t.: Dorothy Day), al ecuménico Tomás Merton (n.t.: Thomas Merton) y a Martín Lutero King hijo (n.t.: Martin Luther King Jr). Nunca mencionó al aborto, “aunque el Congreso estaba justo en medio del debate para quitarle la financiación a ‘Padres Planificados’ (n.t.: Planned Parenhood) debido a su carnicería del no-nacido y a la venta de las partes de sus cuerpos.”[14] Francisco habló sobre la “Regla de Oro”, urgió la abolición de la pena de muerte, e hizo una llamada para ponerle fin a la guerra, y exploró otros temas que uno podría esperar de un híbrido de Al Gore y del Cardenal Bernadín.
  • En la Zona Cero en Manhattan, Francisco hizo una petición para la diversidad, hizo oración interreligiosa, no mencionó a Jesucristo ni lo invocó públicamente en la oración, pero imitando a los seculares impíos, pidió un “momento de silencio”.
  • En las Naciones Unidas, Francisco dedicó por lo menos cuatro párrafos de su discurso al medio ambiente, pero no dijo nada sobre la promoción del aborto, del control de la natalidad o de la agenda homosexual, continuó, sin escalas, al nivel mundial que hacen las Naciones Unidas.
  • Y en todos los discursos del Papa, no hubo mención sobre el fallo del destructivo matrimonio entre personas del mismo sexo. Para él, es como si esta decisión desastrosa de la Corte Suprema nunca hubiera sucedido. No impartió guía alguna, no dio armas para la lucha, no advirtió sobre el futuro ascenso de la homosexualidad en la sociedad que esta decisión necesariamente trae—una omisión criminal de parte suya. Si, Francisco tuvo varios gestos buenos durante su viaje, tales como visitar un colegio en Harlem y a los prisioneros en Filadelfia. Pero, no estamos contentos con un Papa que hace unas buenas acciones y unas aún más escandalosas. Más bien, las acciones de un Papa deben ser todas buenas, y todas propias al Vicario de Cristo aquí en la tierra, de acuerdo con el modelo de Clemente XIII y de san Pío X.

Imagínense

Es justo mencionar que el espíritu contemporáneo de los viajes papales es más bien un síntoma que una enfermedad en sí mismo, que es la orientación modernista del Vaticano II, una orientación que ha malformado el papado actual. Junto con esta línea, es divertido imaginar cómo líderes mundiales reaccionarían a un Papa verdaderamente católico visitando su país para enseñar una doctrina sin compromiso.

Es divertido imaginar, por ejemplo, al papa León XIII parado delante del jardín de la Casa Blanca, diciéndole a Barack Obama, “La Justicia, por lo tanto, le prohíbe, y la razón en sí misma le prohíbe al Estado ser impío; o que adopte una línea de acción que terminaría en perdición—principalmente, el de tratar a varias así llamadas religiones  de la misma manera, y de otorgarles de manera promiscua los mismos derechos y privilegios. Desde allí que la profesión de una religión es necesaria en el Estado, y esa  religión que se debe profesar debe ser la que por sí sola es verdad (la religión católica)….” (Libertas, 1880)

Sería doble la diversión de ver al papa León XIII dirigirse al Congreso de los Estados Unidos amonestándolos: “Si las leyes del Estado son abiertamente contrarias a la ley divina, conteniendo promulgaciones dañinas a la Iglesia, o que llevan mandatos judiciales adversos a los deberes impuestos por la religión… entonces, verdaderamente, el resistirse a ellas  se convierte en un deber positivo, el obedecer, un crimen …  Si las leyes de los hombres contienen mandatos contrarios a la eterna ley de Dios, es correcto no obedecerlas.” (Sapientia Christianae, 1890).

Es fascinante imaginarse al papa Pío XI respondiendo a una invitación para una reunión neoyorkina de oración inter-religiosa diciendo: “La unidad sólo puede surgir de una enseñanza con autoridad, una ley de creencia y una fe de cristianos… porque la unión de cristianos sólo puede ser promovida mediante la promoción del retorno a la única verdadera Iglesia de Cristo de aquellos quienes están separados de ella, porque en el pasado alegremente la dejaron.”  (Mortalium Animos, 1928)

Es intrigante pensar en el papa san Pío X dirigiéndose a las Naciones Unidas con sus palabras: “La Ciudad no puede ser construida de otra manera que no sea como Dios la ha construido; la sociedad no puede organizarse a menos que la Iglesia ponga los cimientos y supervise el trabajo; no, la civilización no es algo aún para ser encontrada ni será Nueva York construida sobre nociones brumosas; ha estado en existencia y aún lo está; es una civilización cristiana, es una ciudad católica. Sólo debe ser organizada y restaurada continuamente en contra de los ataque arremetidos de soñadores insanos, de los rebeldes y de los malhechores.” (Our Apostolic Mandate, 1910).

Estas sólidas enseñanzas católicas serían tan bienvenidas para los líderes mundiales como serían las piedras en los riñones, y no se invitaría al Papa para que visite a ningún otro país. Mejor esto que la charada moderna de viajes papales que son una copia falsa de una acción papal genuina.

John Vennari

[Traducción de Tina Scislow. Artículo original]

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[1] In Dominico Agro (en la Instrucción de la Fe), Encíclica del papa  Clemente XIII, 14 de junio de 1761.
[2] Pascendi (Encíclica en contra del Modernismo, 1907), No. 1.
[3] “Hecho en Dallas,” Revista National, 17 de junio de 2002.
[4] “15 Cosas para conocer sobre la visita del Papa” 22 de setiembre de 2015.  Se debe notar que: La Reunión Mundial de Familias ha estado buscando fondos jurando devolverle el dinero a Filadelfia. Pero uno se debe preguntar si es que realmente estos viajes papales para evangelizar a los católicos valen esta suma colosal.
[5] “Obispo: Cuestionario del sínodo muestra que la mayoría rechaza las enseñanzas sobre los anticonceptivos.” National Catholic Reporter, 24 de febrero de 2014. (n.t.:Informe Nacional Católico)
[6] “Sínodo de Obispos: Europa abrumadoramente está a favor de los divorciados vueltos a casar. ” Vatican Insider, 8 de febrero de 2014.
[7] “Las Iglesias alemanas y suizas publican sus resultados del Cuestionario del Sínodo” Asociación de Sacerdotes Católicos (webpage), febrero de 2014.
[8] “Algunas diócesis de EEUU reportan los resultados del cuestionario” National Catholic Reporter, 11 de marzo de 2014. (n.t.:Informe Nacional Católico)
[9] Ibid.
[10] “Cardenal ‘asombrado’ por  las respuestas a la Encuesta sobre la Vida Familiar” Catholic Herald, May 20, 2014. (n.t.: Heraldo Católico)
[11] Congar, Une vie pour la vérité p. 220 (n.t.: Una vida para la verdad). Citado desde 100 Años de Modernismo, Padre Dominique Bourmad [Kansas City: Angelus, 2006], p. 274 (énfasis agregado).
[12] Ver Peter Hebblethwaite, “Papa Juan Pablo II” en Adrian Hastings, Catolicismo Moderno, Vaticano II y después [Londres: Oxford University Press, 1991], p. 447. énfasis agregado
[13] En el discurso de Navidad de Juan Pablo II de 1986, hizo una alabanza no-calificada a Assisi como una manifestación dinámica de la doctrina de Vaticano II – un nuevo camino al futuro: El evento en Assisi puede por lo tanto ser considerado como una ilustración visible, una exégesis de los eventos, un catecismo inteligente de todo lo que se presupuso y significó el compromiso al ecumenismo y el diálogo interreligioso que fue recomendado y promovido por el Segundo Concilio Vaticano.” El discurso navideño papal a la Curia Romana, L’Osservatore Romano, 5 de enero de 1987, pp. 6-7.
[14] “El papa Francisco y el Estado de la Unión,” Christopher Ferrara, Fatima Perspectives (Fatima.org) Perspectivas de Fátima, 29 de septiembre de 2015

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