Y montamos lío

«Es una triste verdad que estamos en un momento de gran crisis en la Iglesia. Sin embargo, Dios está con nosotros. Me han preguntado que pueden hacer los fieles para combatir los errores que se propagan a través de la Iglesia. Debemos abrazar las nuevas formas de comunicación que nos permiten difundir el Evangelio y las enseñanzas de nuestra Santa Madre la Iglesia. Debemos llevar nuestro mensaje a la Internet, publicarlo en sitios web, blogs y redes sociales. Debemos organizar conferencias y simposios a nivel académico” (Monseñor Athanasius Scheneider)

Obedeciendo estas santas palabras de Monseñor Schneider y agradeciendo su presencia entre nosotros, nos fuimos todos a Sevilla a “montar lío”, (siguiendo el lema del actual papado) y la verdad es que la montamos buena, no pasamos desapercibidos. Sevilla se convirtió en la cuna de la Tradición y los naranjos se revistieron de flor para recibir a un mensajero del Señor. Me preguntaban algunas de las personas que nos reunimos allí si haríamos una crónica, ¡cómo para no hacerla! y es que el mundo entero tiene que saber lo que pasó en Sevilla porque es digno de ser contado.

Esto es el inicio de la revolución eclesial, la verdadera primavera de la Iglesia empezó el 10 de Diciembre de 2016. Desde adelantelafe hemos sido protagonistas en primera persona de un hecho histórico en España. Aunque, como bien decía un amigo en las redes sociales, esto no ha sido una revolución, sino una contrarrevolución. La revolución, desgraciadamente, la han hecho muchos de nuestros pastores desde el huracán Vaticano II, cambiando lo que nunca debió ser cambiado, deformando la Liturgia y confundiendo a los fieles hasta llevarlos a la oscuridad y al caos en el que vive la Iglesia actual. Lo nuestro, es más pío y sencillo: volver al origen, hacer de la Santa Misa el centro de nuestra vida, recuperar el idioma oficial de la Iglesia, el latín y devolver el Sagrario, lugar donde nos espera cada día Nuestro Señor, al lugar que le corresponde, al centro del Templo.

¿Qué sucedió realmente en Sevilla y que nos llevó hasta allí? Algo tan sencillo como la presencia entre nosotros de un Pastor Santo, un hombre de Dios, un Apóstol de Apóstoles que nos vino a reafirmar en la doctrina, en la Tradición de la Iglesia. Monseñor Athanasius Schneider vino a fortalecer nuestra Fe, vino a revivir con cada uno de nosotros la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, que es el único camino verdadero para llegar al cielo. No vino a hablar de Lutero, ni de Buda, vino a hablar de Dios. No vino a contar herejías, sino a ayudarnos a luchar contra ellas, ¿Cómo? Con María, “María: vencedora de todas las herejías”, ese fue el título de la conferencia que nos impartió Monseñor, en un ateneo literalmente abarrotado de personas deseosas de unirse a las cruzadas. Se preguntaba todo el mundo, pero, ¿Qué sucede en Sevilla? Y la respuesta es muy simple, ni meteorito, ni el fin del mundo, Monseñor Athanasius Schneider.

¿Qué contarles de alguien que rezuma santidad por los cuatro costados? Un Obispo que nada tiene que ver con lo que conocemos, no es un asalariado, en un Pastor, algo a lo que no estamos acostumbrados. Un hombre humilde, fiel a las enseñanzas de Jesucristo y que contesta sin ningún tipo de ocultamiento ni recelo sobre cualquier pregunta que se le hace y con claridad meridiana habla tanto de su infancia, como del actual Papa, como de la situación de la fraternidad de San Pío X. Cercano como un padre o como el Padre, sin ningún género de duda, se puede decir que es un hombre Santo.

Pero esto no resume todo un fin de semana cargado de bienes espirituales. El salir de nuestro pequeño habitáculo, de nuestras parroquias pobladas de modernismo o de progresismo, hace que nuestra alma se ensanche. Por fin una predicación en la que nos hablan de Jesús Eucaristía y alguien que nos recuerda que la muerte de Cristo fue necesaria para nuestra redención, cada palabra de Monseñor nos sumerge más en lo que estamos viviendo, La Santa Misa: “cada palabra, cada gesto es importante, hondamente espiritual”… ya no es el párroco de turno reproduciendo las absurdas consignas vaticanas que nos hablan de “acompañamiento” a los divorciados, de falsa misericordia, de que todos nos salvamos…no, queridos míos, ya no estamos en una parroquia de provincias en la que cualquier laico se considera digno y preparado para “repartir” la Santa Comunión como si fueran caramelos en una fiesta, ya no estamos en la Iglesia del barrio en la que cada uno coge la Hostia con su propia mano, estamos en la Santa Misa, las mujeres con sus cabezas cubiertas, la decencia y el pudor se adueñan del Templo, los acordes del Introito nos recuerdan que es “gaudete”, sí, alegría, en nuestra alma que vive continuamente en adviento, por fin ha llegado el “gaudete in Domino”, los ornamentos se visten de rosa como nuestra alma para recibir al Amado y lo hacemos de la única manera que es digno de hacerse, de rodillas y en la boca. En la Santa Misa Tradicional, no es el hombre el que dispone, ni son nuestros gustos o apetencias, manda el Señor y nosotros somos meros siervos.

“La manera en que los fieles reciban la Sagrada Comunión muestra si la Sagrada Comunión es para ellos no sólo la realidad más sagrada, sino la más amada y ven en ella a la Persona más sagrada. La recepción del Cuerpo de Cristo exige, por tanto, fe profunda y pureza de corazón, y al mismo tiempo gestos inequívocos de adoración” (Monseñor Athanasius Scheneider)

En la predicación, su excelencia, nos habló de lo más preciado que tenemos, la presencia real de Jesús en la Hostia, la importancia de la Misa. De su boca sólo salían palabras inspiradas por el mismo Espíritu Santo y nosotros, escuchando, deseamos crecer interiormente, queremos ir al Calvario con el Señor, ya no nos contentamos con ser meros espectadores, ahora deseamos participar, pero no al modo novus ordo, sino con la participación que el Señor espera de cada uno de nosotros, estar a los pies de la Cruz, como la Santísima Virgen, las Santas mujeres y el Discípulo amado.

La realidad de lo vivido estos días, hace temblar los cimientos de la Iglesia, es posible la restauración y así lo hemos sentido todos los que allí hemos estado. Es cierto lo que tantas veces señala Monseñor Scheneider, que tenemos que hacer comunidades, unirnos, juntarnos con verdaderos católicos, sin lugar a dudas, todo esto es un refuerzo importante para el alma y un impulso para continuar el camino hasta la meta.

“También hay que crear un movimiento de familias Católicas, de las “iglesias domésticas, para presenciar, defender y difundir la fe integral y la enseñanza sobre la familia, el matrimonio y el orden de la naturaleza”(Monseñor Athanasius Scheneider)

Durante el almuerzo tuvimos ocasión de vivir un momento fraternal, como los que vivía el mismo Jesús con sus Apóstoles y lejos de hallarnos ante un hombre distante que evita cualquier tema de conversación, nos encontramos frente a un Padre que conversa distendidamente entre plato y plato y que contesta a todas las preguntas de sus hijos. La unión hace la fuerza, agruparnos hace posible creer que podemos acometer entre todos la contrarreforma. Personalmente me causó gran alegría conocer a muchos de nuestros lectores, personas que a las que tratamos virtualmente a través de las redes sociales y observar que todos tenemos una misma ilusión, un mismo sueño, caminar juntos en dirección al cielo y arrastrar el mayor número de almas con nosotros. No nos asusta que nos hablen del pecado, lo que nos da miedo o debería de darnos, son los Obispos flojos que llenan nuestras Diócesis, en Monseñor Schneider, tienen un ejemplo claro de lo que deseamos los fieles: Queremos Obispos firmes en la Tradición.

Y esto que hemos vivido es el verdadero ecumenismo, reunirnos personas de toda la geografía en torno a un Obispo. Se lo repito, esto es ecumenismo y no lo que nos quieren colar, “un solo Señor, una sola Fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre, “unus Dominus, una fides, unum baptista; UNUS DEUS ET PATER

“Para hacer frente a los errores que actualmente se difunden, verdaderos esposos católicos, familias y personas individuales deben escribir al Papa, a sus obispos, y a los dicasterios competentes de la Curia Romana, notificándoles de las declaraciones heréticas, semi-heréticas, o gnósticas de personas eclesiásticas o eventos con un programa de este tipo que se estén promoviendo por personas o grupos eclesiásticos.

Estos son todos los medios de educación y formación. Pero la batalla que estamos luchando es contra más que sólo contra la ignorancia. Es contra los principados y las potestades. No puede tener éxito a menos que organizamos una gran red nacional e internacional de oración a través de la Adoración Eucarística, peregrinaciones, Misas solemnes, procesiones de intercesión y de penitencia. Tal vez lo más fundamental de todo, es que debemos orar fervientemente a Dios para que conceda a su Iglesia santos obispos y papas santos” (Monseñor Athanasius Scheneider)

Sonia Vázquez

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