Amenaza de suspensión a divinis para los sacerdotes malteses que no den la Comunión a los divorciados vueltos a casar
Hace algunos días (14 de enero de 2017) Marco Tosatti daba cuenta de la grave noticia de que la Conferencia de Malta – esto es, la arquidiócesis de Malta (Charles Scicluna, en la foto), y la Diócesis de Gozo – ha lanzado un documento que se titula: “Criterios para la aplicación del capítulo VIII de Amoris Laetitia” que, en sustancia, invita a los sacerdotes a no ser severos en el discernimiento de los casos particulares y les exhorta, autorizándolos, a dar la Santa Comunión también a aquellos divorciados vueltos a casar que, pobrecillos, no logran abstenerse de tener relaciones sexuales y que apenas con dificultad, y en contra de su voluntad, no viven ‘como hermano y hermana’ porque aquello es humanamente imposible y crearía un daño mayor a la pareja o a la vida «familiar»».
Además de la consideración de que tales afirmaciones miserables no solo contrastan con el Catecismo de la Iglesia Católica y con todo el magisterio de la Iglesia hasta Juan Pablo II (¡hoy santo!), sino que hacen comprender que desafortunadamente los obispos no creen más en nada: ya no más en la Palabra de Dios, ya no más (entonces) en Dios, ya no más en el Último Juicio ni en el Juicio Universal, y les vale un comino (disculpen el término) la salus animarum.
¿Dónde ha terminado, para estos dos obispos malteses, la misión espiritual de la Iglesia de amonestar a los pecadores? De exhortar a sus hijos a resistir las tentaciones, a vivir en continencia, a no pecar más (“Ve y no peques más”. Jn 8, 11) A realizar sacrificios y mortificaciones PARA SALVAR ETERNAMENTE EL ALMA. Desaparecidos. Echados fuera junto a las enseñanzas y a los ejemplos de legiones de santos, de confesores. Desechados los estrictos ejercicios espirituales de San Ignacio. Ridiculizada la Imitación de Cristo (T. Kempis).
Si tales pastores (indignos por lo tanto de ser llamados como tal si inducen a sus propias ovejas a arrojarse a las fauces del lobo) hubieran vivido en otros tiempos, la Iglesia no habría tenido misioneros ni mártires: porque, obvio, si las persecuciones no hubieran sido humanamente posibles y hubieran hecho daños mayores (lo que entonces no se sabía), entonces aquellos obispos habrían ciertamente autorizado a los cristiano a abjurar, a negar a Cristo y a ceder ante las “debilidades humanas”.
Sí, porque el obispo de Gozo y sus pares, con aquellas miserables “directivas” están “invitando” a los sacerdotes malteses a abjurar y a negar a Cristo (quien dice “que quien repudia a su mujer o se casa con una repudiada comete adulterio – Mt. 19, 9).
Pero, queridos lectores, no termina aquí la abominación a la cual han llegado los mitrados de Malta.
Hemos sido informados por personas confiables y de credibilidad, de quienes conocemos su identidad pero que por obvias razones no podemos revelar, que en estos días recientes mons. Mario Grech (obispo de Gozo, en la foto) a su regreso de Roma HA AMENAZADO a los sacerdotes de la propia diócesis de Malta con “prohibirles la Misa si no apoyan las directivas sobre Amoris Laetitia escritas con el obispo Sciucluna”. (Sobre las directivas puede verse aqui).
Así entonces: amenaza de suspensión a divinis (o por lo menos prohibición de celebrar públicamente) para los sacerdotes malteses que no den la Comunión a los divorciados vueltos a casar.
Por cuanto nos parece excesiva una censura canónica de este nivel (incluso si, conociendo los tipos sin más plausible), es como sea grave el que una amenaza igual y redundante haya salido de la boca de un obispo y por un motivo del género (de desobediencia a instrucciones heréticas y de adhesión a la Palabra de Cristo).
Así que, máximo apoyo para los sacerdotes malteses y de igual modo máxima culpa a los prelados de la isla que fue de los Caballeros [de la Orden de Malta], los mismos a quienes el Papa había querido enviarles comisarios por haber castigado a quien difundió e incentivó el uso de preservativos.
Nos apena el leer que estas noticias provengan de una Nación en la cual la tradición católica aún está viva, y la devoción de los fieles aún ferviente y extendida, no obstante la obra destructora de la reforma litúrgica de Bugnini (¡y no del Concilio!). Pero tal vez, es precisamente por ésto…
Roberto
Messa in Latino
Traducción de M.M