8 de mayo de 2020
Asunto: Retirada de la adhesión de S.E. el cardenal Robert Sarah al Llamamiento para la Iglesia y para el mundo difundido ayer 7 de mayo.
En estos momentos de gravísima crisis para la Iglesia y el mundo es mi deseo mantener una actitud de profunda caridad hacia mi hermano en Cristo el cardenal Robert Sarah, a quien he perdonado inmediatamente el serio agravio cometido contra la verdad y contra mi persona. Con todo, la verdadera caridad no puede prescindir la verdad, ya que en ella se fundamenta. Por consiguiente, tengo el deber, también por corrección fraterna, de dar a conocer los hechos tal como han sucedido con relación a la firma del Llamamiento por parte del cardenal Sarah.
Lunes 4 de mayo, 16 horas
He mantenido una conversación telefónica con Su Eminencia el cardenal Sarah. La llamada fue grabada y duró 6 minutos y 25 segundos.
Con relación al texto del Llamamiento, el cardenal declara: «Me parece algo muy serio. Creo que este llamamiento podrá hacer mucho bien, porque obligará a reflexionar y a tomar partido; estoy de acuerdo con que se publique lo antes posible.»
Pregunté a Su Eminencia si tenía intención de firmarlo, y respondió: «Sí, doy consentimiento para incluir mi nombre, porque es una batalla que debemos librar unidos, no sólo por la Iglesia sino toda la humanidad».
Jueves 7 de mayo
A las 8:43 telefoneé a Su Eminencia para preguntarle si tenía el número de teléfono del cardenal Gerhard Ludwig Müller, el cual tuvo la cortesía de enviarme enseguida vía SMS. En el curso de la conversación, que duró 4 minutos, el cardenal no dijo nada de que desease retirar su firma.
A las 15 horas empecé a enviar el llamamiento a las agencias de prensa, el blog y diversos periódicos, junto con la lista de los firmantes, cardenal Sarah incluido.
A las 17:48 recibí un SMS del cardenal del que no tuve noticia hasta aproximadamente una hora y media más tarde. En el momento en que me llegó el mensaje estaba enfrascado en la difusión del llamamiento y no me di cuenta de que me había mandado Su Eminencia un mensaje, por lo que no me fue posible tener noticia de su contenido.
A las 19:37 me telefoneó el cardenal para preguntarme si había visto su mensaje. Le respondí que no.
Éste es el texto de su mensaje:
«Estimadísima Excelencia: Como todavía estoy en funciones en la Curia Romana, una persona del círculo de mis amistades me ha desaconsejado que firme el Llamamiento que usted me ha propuesto. Tal vez sería mejor por esta vez retirar mi nombre. Me desagrada mucho hacerlo. Usted conoce mi amistad y mi cercanía a su persona. Gracias por su comprensión. Roberto cardenal Sarah.»
El cardenal me informó por teléfono de que tenía intención de retirar su nombre de la lista de firmas. Consternado y apenado, hice saber a Su Eminencia que desde hacía cuatro horas el Llamamiento y las firmas habían tenido una difusión universal. La conversación concluyó sin que Su Eminencia me propusiese o sugiriese solución alguna.
Entre otras cosas, se habría podido acordar un comunicado conjunto haciendo pública la decisión del cardenal de retirar su adhesión. No se hizo nada por el estilo. Nos despedimos cordialmente con sentimientos de estima y mutuo respaldo. Ante los hechos consumados, a los que ninguno de los dos hemos podido encontrar una solución, me permití animar a Su Eminencia haciéndole saber que su adhesión al Llamamiento sería de consuelo y aliento para muchísimos fieles.
Con sorpresa y gran pesar, he sabido después que Su Eminencia se ha valido de su cuenta de Twitter, sin darme previo aviso, para hacer declaraciones en grave detrimento de la verdad y de mi persona.
Me desagrada mucho que esta situación, debida a la debilidad humana y por la que no guardo rencor alguno a quien la ha causado, aparte la atención de aquello que debe ser motivo de gran preocupación en estos dramáticos momentos.
Confirmo que el nombre de Su Eminencia el cardenal Robert Sarah ha sido prontamente retirado del sitio oficial del Llamamiento, como se puede verificar en veritasliberavitvos.info
+ Carlo Maria Viganò, arzobispo y nuncio apostólico
(Traducido por Bruno de la Inmaculada/Adelante la Fe)