
(Maurizio Ragazzi, Washington) ¿Que ocurrió realmente en los Estados Unidos en las últimas semanas.? Lo explicamos a través del análisis de uno de nuestros corresponsales en Washington.
1. La muerte de George Floyd
La chispa se encendió el 5 de mayo en Mineápolis (norte de los Estados Unidos) con la muerte de George Floyd, un hombre negro con un pasado violento que, al ser excarcelado, se había comprometido en una ’actividad’ en una comunidad protestante. Floyd había sido detenido por cuatro policías (no todos blancos) bajo la acusación de haber utilizado un billete falso en una farmacia. De acuerdo con las declaraciones del comerciante, el billete era claramente falso, pero Floyd se había negado a devolver el cigarrillo que había adquirido con el billete falso. Después de haberlo esposado, un policía blanco (Derek Chauvin) había iniciado la técnica del movimiento de la rodilla sobre el cuello de Floyd, que murió pocos minutos después que cesara, transcurridos más de ocho minutos, esa maniobra inmovilizadora. Chauvin fue inmediatamente acusado de homicidio y, poco después, fueron también acusados otros tres policías.
Mientras un coro unánime de observadores ha juzgado inaceptable el comportamiento de la policía, varios interrogantes quedan en abierto, de los que se espera pueda encontrarse una respuesta a lo largo del proceso: (a) ¿de que murió Floyd’ (algunas conclusiones de la autopsia efectuada son contradictorios entre sí); (b) ¿ya había habido antecedentes borrascosos entre Chauvin y Floyd, como afirman algunos que los conocían?; (c) ¿cuánto es aún utilizado el movimiento de la rodilla, desde hace décadas rechazado oficialmente por las fuerzas policiales? (Que ese movimiento pueda estar reservado a los presos negros resultaría una hipótesis extraña que nadie, por lo que yo se, ha planteado, al menos explícitamente).
2. ¿Un episodio de racismo?
La interpretación que fue dada inmediatamente después de la trágica muerte de Floyd, por parte de los diarios portaestandartes de lo “políticamente correcto”, de los contestadores profesionales y de los políticos demócratas (junto con Republicanos confundidos) es que se trata indiscutiblemente de un episodio de racismo (sin aducir ninguna prueba a no ser la evidencia visible de que Chauvin es blanco y Floyd negro) y no solo racismo individual de un policía sino un “racismo sistemático” que, según ellos, impregna a todos y únicamente a los ambientes dominados por los blancos. Por lo tanto, a pesar de la doctrina del Pecado Original, transmitido a todos los descendientes de Adán y Eva (con una única excepción por el privilegio concedido a la Madre de Dios), todos y únicamente los blancos serían genéticamente racistas, mientras que los demás estarían inmunes de esta tara. ¡Verdaderamente una afirmación tan audaz cuanto absurda!
Verdaderos aspectos del racismo, por el contrario, son convenientemente ignorados, comenzando por los estratosféricos porcentajes de niños afro-americanos asesinados mediante el crimen del aborto, a pesar de ser una manifestación evidente del racismo sistemático de toda la historia del movimiento abortista desde sus albores. Todo este ya deja de manifiesto como la narración del “racismo sistemático” hace agua por todas partes y no es sino un pretexto con fines políticos.
3. Bandas criminales y grupos subversivos están desatados
Si fuera necesario confirmarlo, basta observar lo que ocurrió después. Muchas ciudades norteamericanas (en particular las administradas por complacientes administraciones Democráticas, que hacen de todo para obstaculizar una respuesta eficaz a la violencia de estos días y prefirieron preguntarse si … ¡no sería mejor disolver los cuerpos de policía o en todo caso quitarles sus fondos!) fueron expuestas al fuego y al fuego de delincuentes comunes aliados a grupos subversivos, llamados “terroristas domésticos” en algunos destacados pronunciamientos discursos. (ver, por ejemplo, el tweet del Presidente Trump y la declaración del Fiscal General Bill Barr, ambos del 31 de mayo.
Cuando esta ola de locura haya cesado, se hará (esperemos que sin censura política) el recuento del número de muertos (policías y civiles) de las personas definitivamente discapacitadas y de los daños económicos de esta violencia. Pero desde ya es evidente que son propiamente las minorías, comenzando por la afro americana, sus principales víctimas, como testimonio de sus pretendidas razones adoptadas para desencadenarla. Es reveladora en ese sentido una tele conferencia muy tensa del 31 de mayo ppdo. de 50 regidores (que son, grosso modo, consejeros municipales) todos Demócratas y de la Alcaldesa de Chicago (ella también Demócrata) respecto a la violencia en curso en varios barrios de la ciudad orquestada por bandas organizadas de delincuentes: “¿qué haremos cuando, asaltados los negocios, comenzaren a derribar las entradas de las residencias privadas para encontrar algo que robar?”, “en mi barrio hay bandas armas con fusil automático AK-47 que rondan para saldar cuentas pendientes”,“mi barrio está hecho pedazos: ¿que puede motivar a las cadenas Walmart y CVS a volver con nosotros?”. No hace falta mucho esfuerzo para comprender que los acontecimientos objeto de tanta alarma no tienen nada que ver con el pretendido idealismo de lucha contra el racismo y que la propuesta de retirarle fondos a la policía es, más que demencial, criminal, ya que terminaría dejando a la ciudad (con sus barrios más pobres) en manos de esta banda asesina.
4. ¿Y la Iglesia?
Frente a esta situación dramática, algunos representantes de la Jerarquía Eclesiástica, respaldados por exponentes de otras comunidades cristianas, no pensaron nada mejor que (a) criticar al Presidente Trump por haber ido valientemente con la Biblia en las manos, frente a la “iglesia de los Presidentes” entregada por los matones a las llamas precisamente frente a la Casa Blanca (un gesto, el de Trump, para demostrar que la ideología subversiva y la praxis violenta no prevalecerán sobre los valores cristianos de los Estados Unidos), y (b) no estar presentes en su visita del 2 de junio al Santuario Juan Pablo II en Washington, dirigido por los Caballeros de Colón. En efecto, el Arzobispo de Washington no dejó duda alguna sobre las razones de su ausencia durante la visita del Presidente, emitiendo una declaración que (a) sugiere una motivación interior de Trump para realizar su visita que no concuerda con el hecho de que esta visita estaba programada desde hace tiempo para celebrar la libertad de religión de la que Juan Pablo II fuera un campeón indiscutible (b) parece aceptar como datos de hecho lo que sigue siendo una conjetura sobre el uso de gases lacrimógenos, y (c) en sentido opuesto a las declaraciones del Papa Francisco, no se preocupa en condenar como autodestructivas las expresiones de vandalismo e intimidación usadas por muchos manifestantes.
5. Rumbo a las elecciones de Noviembre
La violencia de las últimas semanas en los Estados Unidos constituyen la prueba (que se suma a la farsa del impeachment y a otras) de que está en curso un intento subversivo, con muchos protagonistas, para derribar de forma anticonstitucional a un Presidente democráticamente elegido. Si no quieren encontrar sus ciudades patrulladas, no por la policía, sino por cuadrillas de facinerosos, ni asistir a la repetición de las inmorales y fracasadas políticas de promoción del aborto, destrucción de la familia y ataques a la libertad de religión, llevadas a cabo por la administración de Obama, es mejor que los hombres y mujeres de buena voluntad abran los ojos y voten sabiamente en las elecciones de noviembre, destinadas a convertirse en una línea divisoria entre civilización y barbarie.
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