Del romancero vaticano en vísperas del Dies irae

A propósito de la comunión concedida por monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, en el mismísimo Vaticano, al presidente argentino Alberto Fernández y su concubina, pese a vivir ambos en estado de pecado grave público y notorio, y de la contumaz adhesión de ambos a  la legalización del aborto en su país. Añadiéndose la justificación que de este escándalo hizo luego el indigno prelado en una entrevista, poniendo como supremo juez de sus actos a su turbia conciencia y atribuyendo a San Pablo lo que éste no dijo.

Ascuas para su sardina
Arrima Sánchez orondo,
A la caza de un capelo
Que ornará la calva de otro.

Sabueso de glorias vanas
Cuyo olfato es su desdoro,
A despecho de la eterna
Va hozando en el vario lodo.
Ser le valdría insediado
En alguno de esos fiordos
Donde el vapor luterano
Pare al ministro hiperbóreo,
Y entre “hermanos separados”
Hallar manida y reposo.

Ascuas para su sardina
Arrima Sánchez orondo,
A la caza de un capelo
Que ornará la calva de otro.

Este mímido procaz
Del sátrapa de Bergolio
Ha decretado el remate
Del fuero externo, pues horro
Quiere al hombre de sus actos
Ni reo de algún decoro,
Y así glosar al de Hipona:
«Dios nos salva sin nosotros».
En mis pagos, sin remilgos
A esto lo llamamos «tongo»
(vulgo fraude), y a los tales
Los tenemos entre ojos
Que no dañen a los simples
Con sus fementidos prólogos.
En Roma se los asciende
Hasta tocar el cimborrio.

Ascuas para su sardina
Arrima Sánchez orondo,
A la caza de un capelo
Que ornará la calva de otro.

Lleva razón monsiñore
Marcelo Sánchez Oblongo
Cuando dice que el polaco
Profanaba de igual modo
Al dar Lo Sacro a los perros
Y al hacerlo sin embozo.
Y es que la crisis hodierna
No nació de algún repollo,
Ni los torrentes de pus
Han manado de otro pozo
Que aquel consagrado otrora
En corrillo heterodoxo
Convocado por Roncales
Y que Montines cerrólo. 

Ascuas para su sardina
Arrima Sánchez orondo,
A la caza de un capelo
Que ornará la calva de otro.

Este alpinista de curia,
¿Tendrá el lema por notorio
«Roma no paga traidores»
Para ahorrarse tanto oprobio?
¿Sabrá que su guarro esmero
Puede ser cosecha de otro?
¿Que nadie fía de un judas,
Y que su contrato es roto
Consumada la faena
Y consumido el añojo?
¿Que las ascuas que él arrima
Son más bien para aquel horno
Ávido de ingurgitarlo
Tras del último resoplo?
¿Que su jefe acaso urde
Licenciar a ese Sorondo
Figurándoselo ingrato
Como pisar un sorongo?

Ascuas para su sardina
Arrima Sánchez orondo,
A la caza de un capelo
Que ornará la calva de otro.

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Flavio Infante
Flavio Infante
Católico, argentino y padre de cuatro hijos. Abocado a una existencia rural, ha publicado artículos en diversos medios digitales, en la revista Cabildo y en su propio blog, In Exspectatione

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