Suma y sigue la campaña de intoxicación y descristianización gradual de la sociedad española (en otro tiempo nación católica). Ahora llega el 1 de mayo y las grandes compañías comerciales se unen al empeño del sistema político para seguir secularizando el calendario: se impone el día de la madre. No deja de sorprender que se haga precisamente el día del trabajo (san José Obrero) cuando se podía haber elegido otra fecha de forma que ambas celebraciones no se solapen. No obstante la intencionalidad es clara: sustituir, poco a poco, el calendario tradicional cristiano por un nuevo calendario que tendrá por objeto seguir apuntalando el cambio de mentalidad del pueblo español.
Ante ello los católicos debemos reivindicar la verdadera fecha de la madre: el 8 de diciembre. Cuando se proclamó el dogma concepcionista, en 1854, por el Papa Pío IX, quedó establecida en España esa gloriosa fecha como jornada dedicada a todas las madres. No en vano el sentir del pueblo español ya creía, en su gran mayoría y desde siglos antes, en la inmaculada concepción de la Madre de Dios.
Pero deberíamos aprovechar esta reivindicación, justa y entrañable, del día de la madre (8 de diciembre) para hacen revisión general del calendario anual y advertir que ya hay otros cambios de fecha que desde hace años van siendo asumidos por la mayoría social sin que apenas se constate una respuesta coherente desde la Fe que debe regir en toda costumbre popular. En definitiva, y perdón por la expresión: es hora YA de dejar de hacer el IDIOTA aceptando la ideología repulsiva de un sistema político (el que rige en España) que pretende vaciar de contenido religioso el calendario para suplirlo por un contenido secularista y pagano. Hagamos examen del mismo:
* El gran día de todos los santos, 1 de noviembre, ha quedado sustituido en la praxis social por el paganizado evento de hallowen la noche del 31 de octubre. En consecuencia la vigilia y/o víspera de la solemnidad cristiana queda desplazada por una celebración yanqui y hortera que ha conseguido poblar locales festivos y reducir la asistencia a Misa en ese día de precepto.
* La nochebuena, 24 de diciembre, pórtico de la gran fiesta de la navidad cuando celebramos al Niño Jesús, queda suplantada por la llegada de “papá noel” de forma que muchísimos niños de familias “cristianas” ni siquiera saben que en esa noche se celebra el nacimiento del hijo de Dios. Otra victoria más de las grandes firmas comerciales sobre la tradición familiar católica. Incluso el hermoso saludo de “feliz navidad” queda solapado por el paganizante “felices fiestas” a la par que muchas tarjetas de navidad ya no dibujan el portal de Belén con la Sagrada Familia sino escenas ajenas a lo religioso donde si aparece la imagen de los que felicitan: todo un símbolo del desplazamiento de DIOS por el HOMBRE que quiere ser como Dios emulando el pecado original.
* El 1 de enero se celebra la advocación mariana más importante de todas: la Maternidad Divina de María Santísima. Y es día de precepto. Pero para la inmensa mayoría es, sencillamente, el día de año nuevo donde no cabe ni por asomo la asistencia a Misa para “respetar” la fiesta de fin de año ya sea en su preparación, desarrollo y posterior resaca
Son tres ejemplos muy representativos y que nos deben hacer reflexionar a los católicos. Y considero que nuestra actitud debe concretarse en:
1: Acentuar en nuestras familias la celebración del calendario cristiano en todas sus fechas y hacerlo sin complejo alguno.
2: A la vez desechar toda participación en estos nuevos eventos paganizantes pues la asistencia a los mismos nos hace cómplices y nos impide moralmente quejarnos, a posteriori, de la misma descristianización social.
3: Hacer el mayor eco posible de esta ideología suplantadora de la tradición católica y hacelo con argumentación sólida.
Por tanto en este domingo 1 de mayo celebremos el tiempo de Pascua, el inicio del mes de María Santísima y al patrono de los trabajadores san José. Y celebremos el día de la madre el 8 de diciembre.