Las ideas no avanzan solas en la historia: se encarnan en hombres. Y entre los apóstoles de la Iglesia de rostro amazónico se encuentra el cardenal Claudio Hummes, arzobispo emérito de São Paulo, presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y nombrado por el papa Francisco relator general del Sínodo inaugurado el pasado 6 de octubre en el Vaticano.
«La misión de la Iglesia hoy en la Amazonia es el nudo central del Sínodo», ha explicado el cardenal Hummes en la inauguración este 7 de octubre de la primera congregación general del Sínodo. «El Papa dijo claramente que la relación de la Iglesia con los pueblos indígenas y la selva amazónica es uno de sus temas centrales», prosiguió el presidente de la REPAM, según el cual «hace falta que a los pueblos indígenas se les devuelva y garantice el derecho a protagonizar su propia historia, a ser sujetos del espíritu, y no objetos o víctimas del colonialismo. Sus culturas, lenguas, historias, identidades, espiritualidades constituyen la riqueza de la humanidad y deben ser respetadas, preservadas e incluidas en la cultura mundial». En su último libro, que acaba de aparecer, Il Sinodo per l’Amazzonia (Edizioni San Paolo, 2019), el purpurado explica que los pueblos amazónicos «viven desde siempre inmersos en una diversidad incalculable y fascinante (…) No podemos permitirnos que se pierda su sabiduría, su cultura, sus lenguas, su espiritualidad, su historia ni su identidad» (pgs. 44-45). El mitrado brasileño lucha por una Iglesia indigenista, «que defienda a los indígenas y sus derechos, su cultura, su historia y su identidad» (pág. 79), «[una Iglesia] encarnada e inculturada en las diversas culturas indígenas» (pág.84).
El cardenal Hummes ha recalcado el mantra del papa Francisco, según el cual «todo está conectado» (Instrumentum laboris, nº 25). La ecología integral nos hace entender que seres humanos y naturaleza están conectados: todos los seres vivos del planeta son hijos de la tierra». Por esa razón, «el Sínodo se desarrolla en un contexto de grave y urgente crisis climática y ecológica que afecta a todo el planeta». La Iglesia, agrega el cardenal, «no puede permanecer sentada en su casa, cuidando sólo de sí misma, encerrada entre paredes protectoras. Y menos aun mirando hacia atrás, añorando los tiempos pasados».
Ante la acuciante necesidad de la comunidad católica de la Amazonia, Hummes –que siempre ha sido partidario de la abolición del celibato sacerdotal– (La Stampa, 12 de noviembre de 2007), ha declarado que «que se abra camino a la ordenación sacerdotal de los hombres casados que en ellas habitan, considerada la gran carencia de curas que aflige a la mayoría de las comunidades católicas de la Amazonia. Asimismo, siendo hoy muchas las mujeres al frente de las comunidades amazónicas, han reclamado que su servicio sea reconocido y fortalecido mediante la creación de un ministerio para las mujeres que están al frente de las comunidades».
Para subrayar la urgencia de avanzar en el proceso de inculturación e interculturalidad que se desarrolla por la liturgia, el diálogo interreligioso y ecuménico y la piedad popular», Hummes recuerda diversas intervenciones que ha dedicado el papa Bergoglio a la Amazonia desde que en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro en 2013 habló de «consolidar el rostro amazónico de la Iglesia». Hummes cita a continuación la encíclica Laudato sii y el discurso de enero de 2018 en Puerto Maldonado (Perú), en el que inauguró simbólicamente el Sínodo de la Amazonía.
Claudio Hummes nació en 1934 y fue ordenado sacerdote en la orden de los Frailes Menores. Fue consagrado obispo por el cardenal Lorscheider, gran favorecedor de la teología de la liberación. Entre 1975 y 1996 estuvo a cargo de la diócesis de Santo André. En 1998 Juan Pablo II lo nombró arzobispo de São Paulo, y fue creado cardenal en 2001. En el cónclave de 2013, Hummes se sentaba al lado del cardenal Bergoglio, y se supone que fue él quien le sugirió el nombre de Francisco al Papa, diciendo: «No se olvide de los pobres». «Francisco no es un nombre» –escribió un amigo del cardenal, Leonardo Boff, en su libro Francisco de Roma y Francisco de Asís: ¿una nueva primavera de la Iglesia? (Trotta, 2013). Por su parte, el lema de Hummes es «el clamor de la naturaleza y el clamor de los pobres son un único y mismo grito»(Sínodo para la Amazonía, nº29), repitiendo casi al pie de la letra el título de un libro del ultraecologista Leonardo Boff: Ecología: grito de la Tierra, grito de los pobres (Trotta, 1995).
Feroz crítico del gobierno de Bolsonaro, Hummes pasado el pasado 2 de septiembre en un encuentro en São Pablo con los dirigentes de toda la izquierda brasileña, y en el que participó el sociólogo estadounidense Noam Chomsky.
En la ciudad de Santo André, cuyo obispado ocupó Hummes hasta 1996, nació en 1980 el Partido dos Trabalhadores (PT) de resultas de la unión de sindicalistas, intelectuales progresistas de la Universidad de São Paulo y católicos de la teología de la liberación. Hummes es amigo íntimo de Luiz Inácio Lula da Silva, ex presidente comunista brasileño que cumple pena de doce años y un mes de prisión por corrupción, lavado de dinero y otros delitos. En las manifestaciones sindicalistas brasileñas de los años ochenta, el entonces obispo de Santo André autorizó a las parroquias a dar acogida a los seguidores de Lula. Caminhada em São Bernardo do Campo lembra aniversário de Lula.
Mientras ocupaba la sede episcopal de Santo André, monseñor Hummes nombró además encargado de la pastoral obrera al agitador dominico Frei Betto, y autorizó su primer viaje a Cuba (Américo Freire e Evanize Sydow, Frei Betto –Biografia, con prefazione di Fidel Castro, Civilização Brasileira, 2016, pp. 246-247). Gracias a Frei Betto, de aquel encuentro entre Lula y Fidel Castro nació en 1990 el Foro de São Paulo, organización hispanoamericana que aglutina a todas las agrupaciones políticas de extrema izquierda con miras a reconstruir un nuevo frente internacional después de la caída de la Unión Soviética y del Muro de Berlín. Monseñor Claudio Hummes ha afirmado: «Lula es tan católico como todos los demás católicos de Brasil» (O Estado de São Paulo, 7 de abril de 2005). No sólo eso: durante una Misa en la capilla del palacio presidencial de Alvorada en Brasilia lo comparó con Jesucristo y con San Francisco (Folha de São Paulo, 28 de mayo de 2007).
El cardenal Walter Brandmüller ha expresado con estas palabras su parecer sobre la influencia de monseñor Hummes en el Sínodo de la Amazonía: «El solo hecho de que el cardenal Hummes sea presidente (relator general) del Sínodo le permitirá ejercer una gran influencia en un sentido negativo, y esto basta para que nuestra preocupación sea fundada y realista». El pasado sábado 5 de octubre, mientras en un encuentro internacional celebrado en el centro de Roma por el Instituto Plinio Correa de Oliveira, Brandmüller denunciaba la orientación panteísta del Sínodo, en los jardines vaticanos tenía lugar una ceremonia en honor de la diosa pagana de la fertilidad con la bendición del cardenal Hummes y el papa Francisco.
Monseñor Hummes representa en el Sínodo de la Amazonía lo que el cardenal Kasper en el de la Familia. Ambos son hombres de confianza del Papa, y los dos participaron en el encuentro a puerta cerrado que tuvo lugar el pasado 25 de junio para planificar la estrategia ultraprogresista de los próximos meses. Su papel en la destrucción de la Iglesia tiene que estar documentado, para quede constancia.
(Traducido por Bruno de la Inmaculada)