El New York Times, para mejor o peor, es considerado el periódico de referencia en América. Sus editoriales casi siempre se oponen a las enseñanzas de la Iglesia Católica y sus artículos generalmente son a favor de la Iglesia sólo cuando un papa u otro católico prominente rompen con la tradición. A veces hay una rara excepción.
El columnista conservador de tiempo completo del periódico, Ross Douthat, es una excepción bienvenida en la previsibilidad rancia de los artículos de opinión. Ha escrito artículos que han sido controvertidos incluso en los círculos católicos conservadores y ha observado tendencias tales como “Francia es también un país con una muy fuerte presencia tradicionalista católica – podría haber tantos sacerdotes franceses en las variadas órdenes de Misa Latina, separados o no, para el 2040 como hay sacerdotes del clero diocesano y de órdenes no tradicionalistas – lo que tiene sus interesantes implicaciones en el futuro de una presencia católica muy reducida”
El reciente post de Douthat echa un vistazo al Papa Francisco y sus críticos. Él los divide (nos, en realidad) en tres campos – tradicionalistas, católicos conservadores económicos y libertarios, y conservadores doctrinales:
1. Tradicionalistas: Estos son católicos definidos por su preferencia/celo por el Rito Tridentino de la Misa y su rechazo (o al menos dudas sobre) varias reformas del Concilio Vaticano II. Algunos asisten a parroquias establecidas que ofrecen las misas en latín, otros están afiliados a órdenes específicamente organizadas alrededor del antiguo rito, otros están conectados con parroquias a cargo de la (discutible, es una larga discusión) cismática Fraternidad San Pío X. Hay montones de variaciones entre las filas tradicionalistas (mi amigo Michael Brendan Dougherty, … es un “tradi” de una especie diferente, por ejemplo, de este sujeto), pero las cosas importantes a destacar son, primero, que su número (en el contexto americano y en otros) es bastante pequeño; segundo, que sus intereses no son generalmente los mismos de los típicos conservadores católicos admiradores de Juan Pablo II (los tradicionalistas no son generalmente admiradores del papa polaco); y tercero, que su escepticismo por el Papa Francisco era probablemente inevitable y muy obviamente mutuo.
Por ejemplo, (La periodista de The New Republic, Elizabeth) Bruening señala que Rorate Caeli, un sitio tradicionalista, saludó la elección de Jorge Bergoglio describiéndolo como “un enemigo jurado de la Misa Tradicional”. Pero lo que ella no menciona es que ya como Francisco, él a menudo ha justificado esos temores: ha degradado al más prominente defensor de la misa tradicional en el Vaticano, ha aplicado mano dura a una orden tradicionalista importante, y frecuentemente señala tendencias y prácticas tradicionalistas para criticarlas en sus comentarios. El tradicionalismo, es justo decirlo, tiene un rasgo paranoico y algo más, pero incluso los paranoicos tienen enemigos y, desde que la misa tridentina fue esencialmente suprimida en la mayor parte de la Iglesia por más de una generación, los movimientos de Francisco no han sido exactamente calculados para apaciguar en los católicos de esta inclinación acerca de su lugar en la Iglesia.
Esto no significa que los tradicionalistas están “en lo correcto” y el papa está “equivocado”. (Si quieres entender de dónde vendría Francisco, considera que el seminario de la FSPX en Argentina durante sus años como arzobispo en Buenos Aires estaba a cargo de este encanto). Pero eso significa que este conflicto tiene contornos muy específicos, y los intereses involucrados son peculiares y no particularmente influenciados por, por ejemplo, la visión social y económica de Francisco (que algunos tradicionalistas encuentran enteramente agradable, ver este post de Rorate Caeli para un ejemplo). Lo que hace esto muy diferente de mi segundo caso a estudiar…
Este es un columnista que hace su tarea y entiende en gran medida las distinciones entre los círculos católicos de hoy, a diferencia de la mayoría de las revistas, diarios, páginas web y blogs católicos estadounidenses, con sus simplistas visiones de liberales y conservadores.
La Iglesia es compleja, y también lo son sus fieles. Algunos favorecen reformas de la doctrina de siglos de antigüedad, las enseñanzas morales de la Escritura, la liturgia inmemorial y los sacramentos establecidos por el mismo Señor – y otros están a favor de la Sagrada Escritura y la Tradición.
[Traducido por Mariana. Artículo original]