Hace pocos días, el pasado 21 de enero, se cumplió un aniversario importante, no sólo en la historia de nosotros los Franciscanos de la Inmaculada. Aquel día de hace 6 años (2012) tuvo lugar en nuestro convento romano de la Vía Boccea el encuentro entre el entonces Consejo General de los Franciscanos de la Inmaculada y cinco frailes (dos estadounidenses y tres italianos) que se oponían a la persona y el gobierno del padre Stefano Manelli, fundador y ministro general.
Junto con otros docentes y encargados de formación del entonces Seminario de los Franciscanos de la Inmaculada, fui invitado por el P. Manelli a participar del encuentro. Éste duró toda una jornada, dividida en dos sesiones, y fue devastador por la cantidad y la vehemencia de las ponzoñosas acusaciones vertidas contra él.
En retrospectiva, nos damos cuenta de que esas acusaciones se iban desarrollando en la campaña de desprestigio y la guerra eclesiástica, mediática y judicial contra el padre Manelli, guerra promovida o avalada por algunos eclesiásticos (incluso vaticanos), hermanos, seglares y un sacerdote diocesano un poco «tridentino». En estos seis años he asistido a la objetiva devastación de mi familia religiosa (frailes, hermanas y laicos), a la persecución (todavía en curso) del padre fundador y del auténtico carisma de nuestra orden aprobado por el papa san Juan Pablo II.
El futuro vocacional mío y de otros hermanos de la orden que como yo defienden la persona y la línea de los fundadores es incierto. En vista de los hechos, estoy convencido de que al menos mientras dure este pontificado seremos objeto de monitorización, obstrucción y persecución, vayamos adonde vayamos y hagamos lo que hagamos, y sea lo que sea que lleguemos a ser. En el mencionado encuentro de 21-1-2012, aquellos tres hermanos italianos nos dijeron en sustancia lo siguiente (soy testigo): «Si no sacáis el latín del Seminario [entonces Seminario Teológico de la Inmaculada Mediadora] os denunciaremos ante la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, donde saben que hay «modernistas»» [o «progresistas»] os pondrán bajo administración externa». Y eso mismo fue lo que sucedió. No nos plegamos a la amenaza, y tuvimos visita y administración.
Ahora bien, uno de aquellos tres padres italianos (mientras tanto, uno de los dos estadounidenses volvió a los menores conventuales) es el redactor jefe del Calendario para 2018 de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada (¿por qué no lo han enviado aquí a Ferrara?). En cierto modo es un texto oficial teniendo en cuenta que está publicado por los Frailes Franciscanos de la Inmaculada «con la bendición y supervisión del comisario apostólico don Sabino Ardito, SDB».
Resulta curioso ver en el mencionado calendario de los Franciscanos de la Inmaculada la carta del papa Francisco a los jóvenes (13-1-2017) al lado de una foto de algunos jóvenes junto a… ¡Juan Pablo II! En todo caso, son muy buenas las fotos y las citas textuales de San Maximiliano Kolbe, el beato Pablo VI y san Juan Pablo II.
Con todo, no podemos pasar por alto en silencio algunas cosas que dice el artículo del redactor titulado Giovani, famiglie, San Massimiliano e i Frati Francescani dell’Immacolata que nos han dejado perplejos. Bien está desde luego que se ponga de relieve que seguimos el ideal mariano-franciscano del P. Kolbe. Sin embargo, es gravísimo y sintomático que no se mencione a nuestros padres fundadores, Manelli y Pellettieri. Ciertamente es señal de la damnatio memoriae que se quiere implantar hacia ellos entre los nuevos Franciscanos de la Inmaculada (el administrador fue uno de los 5 acusadores que se enfrentaron a Manelli en el encuentro del 21-1-2012) con el respaldo o bajo la dirección de personajes de la Curia…
De hecho, lo que era y debería ser nuestro «voto mariano de consagración ilimitada a la Inmaculada», que es el primer voto constitutivo de los Franciscanos de la Inmaculada, fue por el contrario reducido por el administrador (y por los superiores) a un «cuarto voto (medios de difusión y carácter misionero…)». No se entiende qué significan los puntos suspensivos. Todo esto nos confirma el programa impuesto desde arriba: rehacernos o manipularnos a los Franciscanos de la Inmaculada (carisma, historia, formación, pensamiento y conciencia).
El plan que se estaba llevando a cabo era ya en cierto modo perceptible en la infame y calumniosa entrevista (Kolbe, no Lefebvre) publicada en el número de marzo de 2014 de la revista Vita consacrata Testimoni (EDB), que ciertamente no destaca por su aprecio de la realidad un poco «tradicional» de la vida religiosa.
En resumen, el plan de algunos se podía intuir desde hacía algún tiempo: calumniar, y destruir al P. Manelli «identificándolo” ya con monseñor Lefebvre, ya con el P. Maciel Degollado, ya con el hermano Elia da Cortona. Y por consiguiente apartar a los Franciscanos de la Inmaculada de su enfangado fundador y vincularlos al P. Kolbe; tratar a los fundadores de infieles a la Iglesia y al carisma de su orden; negar su aporte carismático (vg.: voto mariano y pobreza franciscana); levantar nuevos «fundadores» y reprogramar a los Franciscanos de la Inmaculada, tal vez llevándolos a deslizarse lentamente hacia un probable «retorno» a los Conventuales o a otros Frailes Menores.
No olvidemos que entre las grandes familias franciscanas se está elaborando un proyecto de unificación. El redactor del Calendario parece incluso demasiado optimista, convencido de que los Franciscanos de la Inmaculada conservarán al término de la administración externa sus características fundamentales…
No será así: el voto mariano ya está suprimido, y la marianidad ha quedado reducida a un supuesto clima, a un acto de consagración, pero ya no es un voto público y constitutivo. Por no hablar de la verdadera pobreza franciscana y de la guerra contra las asociaciones. En resumidas cuentas, a la luz de lo sucedido en los últimos seis años, es patente que desde el principio algunos tenían la intención de destruirnos.
La resistencia, incluso en los aspectos jurídico y judicial, ha ralentizado sus planes, que no obstante siguen en marcha. Otro punto sensible expresado por el redactor es el acento que pone en que la administración externa se está ocupando de hacernos «aclaraciones doctrinales» a los Franciscanos de la Inmaculada. Quienes tienen acceso a información.… En realidad, en conciencia y por lo que sabemos, observamos ahora una deriva y desde luego no en sentido tradicionalista. Por ejemplo, sería interesante sondear la postura de los frailes y los superiores de los Franciscanos de la Inmaculada en el caso de la Comunión administrada a divorciados vueltos a casar que viven more uxorio… Quien esto escribe comparte por el contrario los dubia de los 4 (que ahora son 2) cardinales y de muchos otros pastores y sacerdotes más o menos destacados.
En efecto, tememos que los que han hecho y están haciendo «discernimiento» sobre nosotros los Franciscanos de la Inmaculada, es decir los que quieren «reprogramarnos», sean de hecho influenciados por alguno de los principios que han constituido la amalgama del tomismo trascendental de Karl Rahner y la Teología de la Liberación de Gustavo Gutiérrez (1971). Eclesiásticos y seglares al servicio de la Iglesia formados con semejante mentalidad progresista no pueden menos que desear y provocar nuestra destrucción. Mientras ejerzan influencia en la Iglesia, no tenemos escapatoria.
Apelar a los dicasterios vaticanos parece inútil. Nuestras hermanas Franciscanas de la Inmaculada habían apelado a la Signatura Apostólica contra la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, y probablemente les habrían dado la razón y se les habría hecho justicia. Pero desde arriba, en vez de respetar el debido procedimiento legal,alguien lo ha bloqueado prácticamente todo, quizá solicitando la sentencia de la Signatura, al aceptar la «solicitud» de la mencionada congregación y ha decretado una nueva administración externa.
En conciencia y por lo que sabemos, ante al Divino Juez, el Dios de Israel, no podemos seguir callando ni aceptar silenciosos e impasibles al triunfo de injusticias y falsedades que verdaderamente claman a Dios pidiendo venganza . Dios y María Santísima Corredentora, nueva Ester, nos ayuden a saber sufrir por el bien de la Iglesia. No sabemos qué nos deparará el futuro, si seremos Franciscanos de la Inmaculada, o sacerdotes diocesanos o se nos reducirá al estado laico. Solo una intervención extraordinaria de la Gracia puede salvarnos. De lo contrario «moriremos» en cuanto a vocaciones, pero moriremos con honra, no como traidores. ¡Amén!
(Traducido por J.E.F. Artículo original)