«Siendo todo esto así, claramente se ve que ni la Sede Apostólica puede en manera alguna tener parte en dichos congresos [protestantes], ni de ningún modo pueden los católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo.» – Papa Pío XI, Mortalium Animos
El papa Francisco invitó a miles de católicos “carismáticos” y miembros de las iglesias pentecostales y evangélicas a celebrar en Roma la fiesta de Pentecostés y el 50° aniversario de la Renovación Carismática Católica.
Francisco, quien en el pasado ya había participado en eventos carismáticos inter-religiosos, liderará la vigilia de oración del 3 de junio, vigilia de pentecostés, en el Circo Máximo de Roma, y la mañana siguiente celebrará la misa de pentecostés en la Plaza de San Pedro.
Pregunta: ¿Por qué recibiría Francisco a una secta públicamente errante contra la cual la Iglesia ya se ha pronunciado? Por ejemplo, en mayo de 1969, el papa Pablo VI denunció públicamente “la ilusión de un cristianismo libre y carismático” que “no construye, sino que derriba” y condenó a quienes “recurren a suposiciones carismáticas gratuitas para llenar el vacío interior creado por su propia pérdida de confianza en la dirección de la Iglesia”. El Santo Padre también dijo: “Muchos de los que hoy hablan de la Iglesia dicen estar inspirados por un espíritu profético, y recurren al Espíritu Santo como si el Divino Paráclito estuviera a su disposición en todo momento. ¡Que Dios conceda que esta presunción, la de elevar una experiencia personal a un criterio de doctrina religiosa, no cause estragos!»
En la audiencia del miércoles 17 de mayo de 1972, el papa Pablo lamentó nuevamente el movimiento carismático diciendo que éste ataca directamente “la existencia misma de la Iglesia”, conllevando a “la extinción de la llama real de Pentecostés, haciendo caso omiso del pensamiento de Cristo y de la Tradición completa.” Lo que está diciendo es que el Movimiento Carismático no está en contacto con el Espíritu Santo, lo que significa que los católicos no debieran estar en contacto con él.
El Movimiento Carismático es una secta diabólica en la que el demonio se presenta a sí mismo como Espíritu Santo con el propósito de atraer a los católicos hacia el exterior de la Iglesia institucionalizada. Este movimiento insidioso es promovido por los masones como parte de su plan para destruir la Iglesia Católica, y está íntimamente conectado con lo que con frecuencia se denomina «el Espíritu del Vaticano II.»
El cardenal Leo Suenens, quien supervisó la implementación del Movimiento Carismático Mundial en la Iglesia Católica, fue iniciado en la masonería. Se unió a la logia masónica el 15 de junio de 1967, bajo el nombre pseudónimo “LESU”. Suenens también defendió el sacerdocio casado y fue conocido por su oposición abierta y hostil a la carta encíclica del papa Pablo sobre la vida humana.
Aún así, el papa Francisco ha alabado a Suenens como «el mayor protagonista de Concilio Vaticano Segundo,» y hasta llegó a recomendarlo como modelo a seguir por la Iglesia, cuando presidía la 37° Renovación Carismática anual el 3 de agosto de 2014, en Roma. Su alabanza exagerada genera serias preocupaciones entre los fieles católicos, especialmente a la luz de un informe de reciente publicación respecto a su afiliación de larga data con el Gran Maestre de la masonería, Licio Gelli, quien dirigió la infame Logia P2 en Italia.
La Iglesia Católica prohíbe estrictamente toda conexión con la masonería, cosa que incluye todo lo que esta sociedad secreta promueve, es decir, sesiones carismáticas espiritistas, ecumenismo, brujería, homosexualidad, etc. Si bien los asistentes de estas reuniones “carismáticas” tienen buenas intenciones, van donde los ángeles temerían ir. Ellos invocan al “espíritu” pero parecen estar invocando demonios. Tirarse al suelo y pronunciar sílabas sin sentido no es una manifestación del Espíritu Santo. ¿Entonces, qué?
Basta con decir que el Movimiento Carismático es un ala del Movimiento New Age que se infiltró en la Iglesia a fin de crear una nueva religión (supuesta renovación). El balbuceo en lenguas es un indicio superficial de su verdadero designio, dado que el verdadero propósito de este movimiento es socavar el sacerdocio para que la autoridad del sacerdote recaiga en manos de los laicos, y de ello resulte una especie de anarquía espiritual. Los frutos del Movimiento Carismático son siempre el desafiar al sacerdocio, alejarse de la fe, y despreciar la moral cristiana. Después de todo, si el Espíritu Santo habla directamente a través de mí, ¿qué necesidad tengo de la Iglesia?
¿Por qué se tomará Francisco el trabajo de desorientar, el mes que viene, a decenas de miles de católicos confundidos, para que crean que las aventuras carismáticas son de Dios? La respuesta probable es que él mismo está confundido. Los «poderes de engaño» parecen haberse apoderado de la Iglesia de este tiempo (2 Tes. 2:11). En su segunda carta a Timoteo, San Pablo afirma que “en los últimos días sobrevendrán tiempos difíciles” (2 Tim. 3:1) “Porque vendrá el tiempo en que no soportarán mas la sana doctrina, antes bien…se amontonarán maestros con arreglo a sus concupiscencias.» (4:3)
La Santísima Virgen advirtió en 1917 en Fátima, que si no cumplíamos su pedido de rezar diariamente el Rosario, los errores de Rusia se extenderían por todo el mundo. Esto ha sucedido, con la implementación de los principios marxistas, de manera tal que el ideal de los “puños apretados” se aplica espiritualmente con el propósito de socavar la autoridad jerárquica de la Iglesia. Lamentablemente, el Movimiento Carismático alimentó la nueva revolución y provocó “una revuelta” en la que los laicos asumen ridículamente las funciones sacerdotales como ministros extraordinarios, lectores, organizadores litúrgicos, etc.
¿Por qué está Francisco avivando la revuelta? Porque él es parte de ella.
David Martin
(Traducido por Marilina Manteiga. Fuente)