En octubre de este año se celebrará el sínodo de la juventud, y también se espera en breve un sínodo (u otro evento parecido) para abordar el “celibato libre” del clero. No deja de ser curioso debatir sobre el “libre” celibato ya que todo sacerdote lo ha elegido libremente al ordenarse, pero vamos a hacer “teología ficción” sobre lo que desde ya podría suceder de cara y/o durante el sínodo de los jóvenes. Y para ello recordemos que la táctica modernista más actual (y desgraciadamente efectiva) es la del “globo sonda”, es decir, la práctica que suele seguir este guión:
1º: Un representante de la jerarquía (normalmente de nivel muy elevado) expresa una opinión heterodoxa o ambigua sobre algo que pertenece al dogma o depósito de la fe, cuidando mucho de que esa expresión no se haga de forma oficial sino “casualmente” en un contexto cotidiano como puede ser una entrevista de un periodista no “confesional”, o en un viaje, o en una charla con amistades….etc. Esa opinión es el eco de un sentir mayoritario del pueblo cristiano en su camino de lejanía de la vida de fe y moral.
2º: Esa expresión se hace rápidamente viral ya que los medios informativos aspiran y desean, en su inmensa mayoría, que se presente una fe debilitada en lo espiritual y solo activa en lo temporal dentro de los cánones del pensamiento único.
3º: La expresión citada es acogida con júbilo por el “católico” modernista y/o progre, que la usa para apuntalar su desviación del dogma y su afirmación en el giro antropocéntrico de una nueva iglesia cuyo centro ya no es Dios sino el hombre.
4º: La jerarquía católica, a través de sus medios oficiales, salta en seguida a desmentir y/o rectificar los términos de esa expresión dada por una alta autoridad, confirmando que sin duda alguna la doctrina católica no se ha variado.
5º: A la vez, todo el sector católico que vive en la ingenuidad más recalcitrante (o sea estos movimientos y realidades eclesiales que creen vivir en la “primavera” de la Iglesia), entran en escena para mostrar su fidelidad a la autoridad jerárquica que, supuestamente manipulada en sus palabras y gestos, sigue manteniendo la doctrina intacta.
6º: Pero el resultado final es inevitable, o sea, el contenido de la expresión dada en el punto primero del guión resulta ya acogida por la inmensa mayoría del pueblo cristiano que, llevado por el subjetivismo reinante, se regocija del nuevo cambio en la Iglesia.
Conclusión: La doctrina se salva, sí, pero queda recluida en una vitrina sin llave de acceso y sólo visible en su forma. En la praxis del pueblo cristiano la doctrina ya ha cambiado al mismo ritmo que el pueblo ha decidido.
¿Quien aplicar este guión, desde la teología ficción, al sínodo de los jóvenes? Pues memoricen esto y comprueben si se hace real en un futuro muy próximo. Pasen y vean:
1º) Ya que hoy día la mayoría de las parejas de novios conviven antes de casarse por la Iglesia, y sin sentido alguno de pecado, entonces una alta autoridad de la Iglesia dirá en un contexto cotidiano algo así como “en las parejas de novios que tienen relación íntima hay una parte de verdadero amor que no debemos condenar y hasta podemos bendecir”.
2º) Se hará viral en seguida que la Iglesia Católica YA admite las relaciones prematrimoniales.
3º) Multitud de sacerdotes, religiosos/as, laicos comprometidos, obispos….acogerán con júbilo que desde la Iglesia se mire con mayor comprensión a los jóvenes, ya que no pocos teólogos y “formadores” enseñan que NO hay pecado en la relación prematrimonial si se hace “por amor” y no por placer solamente.
4º) La jerarquía oficial saltará al ruedo de los medios de comunicación para negar el cambio de doctrina moral.
5º) Los católicos “primaverales” harán exaltados gestos de fidelidad acérrima al magisterio y autoridad eclesial por la gran alegría de confirmar la doctrina de siempre, y condenarán sin misericordia alguna a los católicos (menos ingenuos) que se atrevan a denuncia la jugada maquiavélica más que evidente.
6º) Pero finalmente, si quedaba aún dudas sobre la exigencia moral de castidad antes del matrimonio, lo poco que quedaba de ello en la praxis será casi del todo barrido a pesar de que el catecismo de la Iglesia seguirá intacto sin modificarse una sola coma. Una gran parte del pueblo cristiano asumirá que de nuevo la Iglesia ha dado un gran paso hacia la modernización y adaptación a los “signos de los tiempos”.
El que firma este artículo desea sinceramente equivocarse, pero teme estar en lo cierto. En unos meses constataremos si erró o acertó, pero lo que sí es evidente es el uso de la táctica del “globo sonda” por parte del modernismo para no ya acabar con la Iglesia sino transformarla en una “nueva iglesia” opuesta por completo a la fundada por Cristo.
Juan Gómez Sauceda