Homilía: Hay algunos que son enemigos de la Cruz de Cristo


Domingo de Quicuagésima (Rito Extraordinario)
(Lc 18: 31-43)
El misterio de la cruz es esencial y central en la vida del cristiano. Si queremos ser de verdad discípulos de Cristo hemos de tomar la cruz cada día y seguirle.
Dios quiso salvar al mundo a través de la locura de la cruz. Al huir de la cruz de Cristo nos negamos a nosotros mismos la posibilidad de ser salvados. «Dios quiso salvar a los creyentes por la locura de la cruz».

El modernismo es enemigo de la cruz, a pesar de que San Pablo nos dice que «el mensaje de la cruz es necedad para los que se pierden…» La teología modernista es más partidaria del hedonismo, el confort, la adecuación al mundo y la «misericordia» (mal entendida). La pastoral modernista está llena de tópicos que agradan al oído del hombre, pero evita hablar de la cruz.
En cambio San Pablo no predicaba de otra cosa que de la cruz de Cristo: «Nosotros predicamos a Cristo crucificado, necedad para los judíos y locura para los gentiles». Él mismo decía: «Yo estoy crucificado para el mundo».

Esa huida de la cruz se manifiesta en crímenes como el aborto, en la enseñanza de una «paternidad responsable» que no es otra cosa que un rechazo de la cruz. No hablemos del divorcio, que no es sino el resultado de haber dejado de creer en el amor verdadero… ¿Qué hay en el fondo de todo esto? El rechazo a vivir la cruz de Cristo.

Pero hay todavía un grupo de cristianos fieles, grupo que cada vez es menor. Cristianos que han de soportar hasta el rechazo de la misma sociedad e incluso de la Iglesia. Es un drama espantoso.
Otra manifestación del rechazo de la cruz es la Misa del Novus Ordo; donde la idea de sacrificio, aunque presente, está velada. .

El emperador Constantino puso en su estandarte la cruz de Cristo porque sabía que con ella vencería. El mismo San Juan nos lo recuerda: «Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe».
Para que no tengamos miedo a la cruz, recordemos la oración de San Andrés: «¡Oh cruz buena, que fuiste embellecida por los miembros del Señor, tantas veces deseada, solícitamente querida, buscada sin descanso y con ardiente deseo preparada! Recíbeme de entre los hombres y llévame junto a mi Maestro, para que por ti me reciba, Aquel que me redimió por ti muriendo».
Amén.

Padre Alfonso Gálvez
Padre Alfonso Gálvezhttp://www.alfonsogalvez.com
Nació en Totana-Murcia (España). Se ordenó de sacerdote en Murcia en 1956, simultaneando sus estudios con los de Derecho en la Universidad de Murcia, consiguiendo la Licenciatura ese mismo año. Entre otros destinos estuvo en Cuenca (Ecuador), Barquisimeto (Venezuela) y Murcia. Fundador de la Sociedad de Jesucristo Sacerdote, aprobada en 1980, que cuenta con miembros trabajando en España, Ecuador y Estados Unidos. En 1992 fundó el colegio Shoreless Lake School para la formación de los miembros de la propia Sociedad. Desde 1982 residió en El Pedregal (Mazarrón-Murcia). Falleció en Murcia el 6 de Julio de 2022. A lo largo de su vida alternó las labores pastorales con un importante trabajo redaccional. La Fiesta del Hombre y la Fiesta de Dios (1983), Comentarios al Cantar de los Cantares (dos volúmenes: 1994 y 2000), El Amigo Inoportuno (1995), La Oración (2002), Meditaciones de Atardecer (2005), Esperando a Don Quijote (2007), Homilías (2008), Siete Cartas a Siete Obispos (2009), El Invierno Eclesial (2011), El Misterio de la Oración (2014), Sermones para un Mundo en Ocaso (2016), Cantos del Final del Camino (2016), Mística y Poesía (2018). Todos ellos se pueden adquirir en www.alfonsogalvez.com, en donde también se puede encontrar un buen número de charlas espirituales.

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