El camino que nos enseñan los Magos es el de la adoración y el servicio; la postración y la entrega; la alabanza y el vasallaje; la contemplación y la militancia. Está signado por la marcha fogosa y la levitación del alma; por el pendón y la estrella. Ese camino termina en el Niño y la Mujer, y en una vara florecida custodiando a ambos.