Nuestro Señor Jesucristo nos enseña que no temamos a los que matan el cuerpo sino a los que pueden mandar cuerpo y alma al infierno. En este momento histórico de pandemia, ¿tenemos más miedo al contagio físico que a vivir en pecado mortal?; da la impresión que es así. Y ahora tenemos la posibilidad de hacer examen de conciencia para asumir la mejor vacuna: la conversión de nuestras almas.