Juan Pablo II y la Teología del cuerpo – Un estudio del Modernismo

Al igual que Blondel y de Lubac descubrieron el “auténtico cristianismo” con 2000 años de retraso, así Karol Józef Wojtyla (el papa Juan Pablo II) descubrió la “auténtica sexualidad cristiana” para la Iglesia a los 2000 años de su existencia.(1)

Introducción a la Serie de artículos

La «Teología del cuerpo» es una invención de Karol Józef Wojtyla, conocido por la historia como el papa Juan Pablo II. (2)

Los temas principales de la nueva filosofía y teología propias de Wojtyla acerca de la dimensión corporal del amor humano, el sexo, la sexualidad, el matrimonio y el celibato se gestaron y tomaron su forma concreta a través de un largo período que empezó incluso antes de su ordenación sacerdotal en 1946 y continuó cuando fue hecho obispo auxiliar y luego el Cardenal Obispo de Cracovia, Polonia (1958-1978).

El 5 de septiembre de 1979, cuando no llevaba todavía un año de pontificado, Juan Pablo II, en su audiencia general de los miércoles, pronunció el primero de ciento veintinueve discursos basados en los textos revisados de un libro suyo, ya publicado, acerca de la Teología del Cuerpo(TDC). Seis discursos basados en el Cantar de los Cantares se habían preparado, pero nunca vieron la luz del día por ser considerados demasiado delicados para un público juvenil. El último discurso del papa acerca de la Teología del Cuerpo se pronunció cinco años más tarde, el miércoles, 28 de noviembre de 1984.

Como obra catequética, la Teología del Cuerpo es antropocéntrico, esto es, centrado en el hombre, a la vez que personalista, acorde al tema central del Concilio Vaticano Segundo y el estilo filosófico personalista y fenomenológico propio de Wojtyla.

Desde un punto de vista católico, el mismo nombre «teología del cuerpo» es problemático.

Teología [del griego theós, que significa Dios, y logos que significa discurso], en todas sus formas, se centra en Dios y sus atributos, en todo lo divino, las verdades reveladas y temas de fe, pero no, propiamente, en el hombre.

En lo que se refiere al cuerpo humano, el hombre es uno. Está compuesto tanto por un alma espiritual y racional como por un cuerpo material que da al hombre su identidad corporal. El alma inmortal e intelectual, infundida al cuerpo en el momento de la concepción, es el principio substancial que informa al cuerpo y le da vida. El cuerpo sin el alma es inerte, un cadáver.

¿Cómo puede existir, entonces, una «Teología del Cuerpo»?

Es una pregunta difícil, aunque sólo es uno de tantas preguntas que el autor (Wojtyla) y sus partidarios se han esforzado en responder en defensa de un «nuevo» «desarrollo» «revolucionario» en la enseñanza sexual católica al que llaman la «Teología del Cuerpo».

El hecho de que la Teología del Cuerpo sea difícil de leer y aun más difícil de entender es algo en que están de acuerdo tanto los adeptos como los detractores de la obra de Wojtyla.

De hecho ha dado lugar a un pequeño negocio de alcance mundial que tiene como su única finalidad la de explicar y divulgar esta nueva teología entre los laicos tanto católicos como no católicos, el clero y los religiosos. Aun no ha llegado el día en que los que rinden culto a Juan Pablo II se den cuenta de que la razón por la que los escritos de Juan Pablo II son difíciles de comprender probablemente sea porque no son católicos, o quizá sea más justo y más preciso decir que en lo que sus escritos tienen de originales, no son católicos y en lo que tienen de católicos, no son originales.

Dadas ciertas complejidades inusuales y la naturaleza multifacética de la controversia de la Teología del Cuerpo (TDC), el autor ha elegido un formato de pregunta y respuesta para proporcionar una visión más clara de los temas críticos que se han de tratar.

Iª Parte

Los orígenes de la Teología del Cuerpo

¿Cuándo se hizo pública, por primera vez, la Teología del Cuerpo (TDC) de Wojtyla?

El manuscrito original que versa sobre la TDC y recopila el trabajo de Wojtyla se publicó en italiano bajo el título Uomo e donna lo creó: Catechesi sull’amore umano (Hombre y mujer los creó: una catequesis sobre el amor humano) antes de su elevación al papado en 1978. (3) Después de que fue nombrado papa, Juan Pablo II dio una versión revisada de sus propias charlas, en pequeños fragmentos, en las audiencias generales de los miércoles desde el otoño de 1979 hasta el otoño de 1984, con tan sólo unas pocas interrupciones, muy oportunas. El título alternativo de su obra, Teología del Cuerpo, lo puso el mismo papa.

El primer ciclo de charlas acerca de la TDC de Juan Pablo II, que llevaba por título «Lo que se quiere decir con ´Comienzo,´» basado en los dos relatos del Génesis y que versaba sobre la indisolubilidad del matrimonio, se dio el 5 de septiembre de 1979, un año antes del inicio de Sínodo de obispos en Roma acerca del Papel de la familia cristiana en el mundo moderno de 1980.

¿Existe más de una traducción de la TDC al inglés?

Sí. La primera traducción al inglés la publicaron las Hijas de San Pablo en el año 1997. Esta traducción se hizo a partir de un texto obtenido en las oficinas del periódico vaticano L’Osservatore Romano en las que se traducen y publican la versión inglesa de los discursos del papa después de las pronuncie. En el caso de la TDC, el gran número de traductores, cada uno en un estilo distinto, dio lugar a muchas inconsistencias entre las versiones.

En el año 2006, Michael Waldstein trajo a la luz una traducción inglesa, nueva y mejorada, del libro Hombre y mujer los creó – Una teología del cuerpo basada en el texto en lengua polaca de Wojtyla que contenía un sistema de títulos originales de cada capítulo además de seis charlas adicionales que nunca se habían publicado más que en lengua polaca. (4) Waldstein es un personaje central en cualquier conversación sobre la TDC. Es el presidente y fundador del Instituto Teológico Internacional para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia en Gaming, Austria. Se creó este centro de estudios a petición de Juan Pablo II.

¿La TDC hunde sus raíces en las primeras ideas y escritos de Wojtyla sobre la sexualidad humana?

El 11 de Mayo de 2006, el Papa Benedicto XVI, dirigiéndose a los que formaban parte del Instituto para Estudios sobre el Matrimonio y Familia, reconoció que:

La idea de "enseñar a amar" ya era propia de Karol Wojtyla cuando era un sacerdote joven y después le llenaba de vigor, como joven obispo, cuando se enfrentaba a los momentos difíciles que llegaron al publicar la profética encíclica, que llegó justo a tiempo, de mi predecesor Pablo VI, "Humanae Vitae". Esa fue la circunstancia que le hizo comprender la necesidad de emprender un estudio sistemático de este tema.

En su ensayo «El misterio del ‘Amor Justo'», John T. Crosby, profesor de filosofía en la Universidad Franciscana de Steubenville, Ohio, y un proponente de la TDC, afirma que «Karol Wojtyla ha albergado una afinidad especial hacia el amor entre el hombre y la mujer desde los primerísimos días de su ministerio sacerdotal» y que «demostró una habilidad inusual para reflexionar» sobre este amor. (5) Crosby cita del libro de Juan Pablo II Cruzando el umbral de la esperanza:

Como sacerdote joven aprendí a amar al amor humano [esto es, el amor entre el hombre y la mujer]. Este ha sido uno de los temas fundamentales de mi sacerdocio. . . . Si uno ama el amor humano, naturalmente surge la necesidad de dedicarse completamente al servicio del 'amor justo,' pues el amor es justo, es bello. (6)

Crosby afirma que el primer libro de Wojtyla, Amor y Responsabilidad, nacido de su experiencia pastoral con parejas jóvenes, es un estudio profundo y original del «amor justo». (7)

¿Cuándo se escribió Amor y responsabilidad?

Amor y responsabilidad se tomó de una serie de charlas, dirigidas a universitarios, que se centraban en la moral sexual católica, relaciones conyugales, castidad y ética sexual dadas por Wojtyla en 1958 y 1959 en la Universidad Católica de Lublin (KUL), siendo obispo auxiliar de Cracovia. En 1960, se publicó la primera edición de Amor y responsabilidad en lengua polaca con el título Matos I Odpowiedzialnosc por el TNKUL (Sociedad Intelectual de la Universidad Católica de Lublin). Las ediciones en francés e italiano se publicaron en 1965, pero la versión inglesa no vio la luz hasta 1981. (8)

¿Cuál fue el impacto que tuvo Amor y responsabilidad sobre la TDC?

Tuvo un impacto grande en la TDC. Como afirmó Juan Pablo II, la filosofía y los temas básicos de la TDC vieron su origen en Amor y responsabilidad, además de algunos de sus escritos anteriores como Persona y acto. (9) Amor y responsabilidad incluye las ideas iniciales de Wojtyla acerca del valor sexual del cuerpo, el matrimonio, el adulterio, la castidad, la continencia, el celibato y, por encima de todo, el valor y la supremacía de la «persona». El mismo título que escogió Wojtyla para la obra, Amor y responsabilidad, preconizó la naturaleza radical de sus futuras catequesis sobre el sexo y el matrimonio, esto es, la Teología del cuerpo.

El título, Amor y responsabilidad, señaló, además, el inicio de un ataque encubierto a las enseñanzas tradicionales de la Iglesia acerca de los fines primarios del matrimonio, a saber, la procreación y la educación de los hijos y la formación de una familia (un principio que Wojtyla no veía con buenos ojos puesto que estimaba que tal elemento devaluaba el amor conyugal) para dar mayor importancia a las «relaciones interpersonales,» la «integración», «amor» y «responsabilidad.»

¿Cuál es el fundamento filosófico de Amor y responsabilidad?

Amor y responsabilidad representa uno de los primeros intentos de Wojtyla de «casar» la escolástica tradicional de Santo Tomás de Aquino con las filosofías seculares modernas(modernistas), en particular la de Max Scheler, un discípulo de Edmund Gustav Albrecht Husserl, el padre de la fenomenología. (10) Es un secreto a voces que aun cuando era un joven seminarista, Wojtyla encontró carencias en la escolástica y mantenía la esperanza de desarrollar un sistema filosófico y ético nuevo que incorporara la objetividad del tomismo con el personalismo y el subjetivismo humano del Schelerismo — un sistema que era más adecuado para las exigencias y problemas de esa criatura mítica salido de Gaudium et Spes, a saber, «el hombre moderno». (11)

¿Salió bien este intento de «casar» tales ideas?

¡De ninguna manera! ¿Cómo podría salir bien?

Las pasiones intelectuales de Wojtyla se decantaban claramente a favor de Scheler en detrimento de Santo Tomás.

En este cruce de caminos, viene a la mente el aviso de San Pablo acerca de los que «cerrarán sus oídos a la verdad y se volverán a los mitos», (12) y la de San Pío X, quien, en su encíclica Pascendi de 1907, relacionó la afinidad de los modernistas por las novedades filosóficas y teológicas con su odio a la escolástica, y señaló que «no hay señal más segura de que un hombre está en camino hacia el modernismo que cuando empieza a mostrar su aversión por este sistema». (13)

Wojtyla sabía que no debía atacar directamente al tomismo, pero sí intentó eludirlo.

Estas observaciones y críticas a Wojtyla y a sus primeros escritos son validadas, aunque indirectamente, incluso por los promotores de sus obras.

El P. Richard N. Hogan, discípulo de Juan Pablo II, aunque reconoce la contribución de las tradiciones tomista y agustiniana que parten de la existencia de Dios y son «objetivas, deductivas y basadas en principios«, sin embargo cree que nuestra «cultura moderna» exige que, ahora, las verdades de la fe deben ser reveladas por nuevos caminos que son «principalmente subjetivos, inductivos y experienciales«. (énfasis añadido) (14) Hogan destaca la contribución de Wojtyla en este sentido:

La dificultad, sin embargo, estriba en tomar las "joyas" de la fe... y presentarlas de un modo nuevo a través de un nuevo sistema filosófico, sin cambiar el contenido de estas "joyas". Necesitamos otro genio, otro San Agustín, otro Santo Tomás, que haga por nuestra era lo que cada uno de estos santos hizo por la suya. Juan Pablo II es otro Santo Tomás, otro San Agustín.
Wojtyla vio que la fenomenología proporcionaba una manera de volver a vincular las normas éticas a la realidad.... A pesar de las críticas que Wojtyla hizo a la obra de Scheler, vio que el uso que éste hacía de la fenomenología proporcionaba una poderosa herramienta para el estudio de la ética cristiana. Si las normas cristianas enseñadas por la Revelación pudieran entenderse como normas interiores, es decir, si estas normas pudieran percatarse a través de la experiencia, dejarían de tener el carácter de leyes externas impuestas desde fuera (el énfasis es nuestro). Además, se podría hablar de estos valores de una manera subjetiva, adecuada al mundo moderno. (15)

Como informó Zenit News, el 22 de marzo de 2003, unos cuarenta y tres años después de escribir Amor y responsabilidad, Juan Pablo II elogió tanto a Husserl como a Scheler en una recepción en el Vaticano para los delegados del Instituto Mundial de Fenomenología, con sede en Estados Unidos. El Papa dio gracias a Dios por haberle permitido participar en la «fascinante empresa» que supuso la investigación y el desarrollo de las obras de Scheler, desde sus años de estudio y enseñanza e incluso más tarde, «en las sucesivas etapas» de su vida y de su ministerio pastoral.

Al perfilar la fenomenología como «sobre todo, un estilo de pensamiento, una relación intelectual con la realidad, cuyos rasgos esenciales y constitutivos se espera captar, evitando prejuicios y esquematismos«, el Papa terminó su discurso describiendo la fenomenología como «una actitud de caridad intelectual hacia el hombre y el mundo y, para el creyente, hacia Dios, el principio y fin de todas las cosas» (el énfasis es nuestro). (16)

¿Fue muy leído en Estados Unidos Amor y responsabilidad cuando se publicó en inglés en 1981?

Al aparecer más de veinte años después de la edición polaca, el libro probablemente pasó desapercibido para la mayoría de los laicos católicos, aunque es posible que gozara de cierta popularidad en ciertos círculos académicos católicos y entre clérigos, religiosos y seminaristas.

¿Cuándo se leyó Ud. Amor y responsabilidad?

Lo leí por primera vez en el año 1981, poco después de que se tradujera al inglés. La nueva edición incluía algunos elementos adicionales que no estaban presentes en el texto original de Lublin de 1960, como una nueva introducción de Karol Wojtyla, ahora sentado en la Cátedra de San Pedro como Juan Pablo II; algunas referencias a la encíclica Humanae Vitae publicada por el Papa Pablo VI el 25 de julio de 1968; un estudio adicional sobre sexología y ética sexual; y unas «notas» en las que el Papa remite a sus obras anteriores, especialmente Persona y acto.

El libro fue un «regalo» de un amigo de muchos años, un sacerdote tradicionalista, que se sintió tan angustiado después de leerlo que lo tiró a la papelera, pero, pensándoselo mejor, lo sacó y me lo envió. Al igual que a él, a mí también me inquietaron muchos aspectos del libro.

Brevemente, ¿qué aspectos concretos de Amor y responsabilidad le inquietaron?

Pues, incluso para un profano, estaba claro desde el principio que el autor de Amor y Responsabilidad se había adentrado en aguas filosóficas muy extrañas y peligrosas.

En su introducción original, escrita en 1960, Wojtyla afirma que su obra «no es una exposición de doctrina». (17) Más bien, refleja en toda ella «un carácter personalista». (18) Atribuye el origen del libro a la «incesante confrontación de la doctrina con la vida», es decir, con la experiencia vivida por las personas, por él mismo y por los demás. (19) «La moral sexual pertenece al ámbito de la persona. … El nivel personal es el único plano adecuado para todo debate sobre cuestiones de moral sexual», explica Wojtyla. (20)

También afirma que su libro «nació principalmente de la necesidad de establecer las normas de la moral sexual católica sobre una base firme, una base lo más definitiva posible, apoyándose en las verdades morales más elementales e incontrovertibles y en los valores o bienes más fundamentales», en particular, el bien de la persona en el contexto del «amor y la responsabilidad» (el énfasis es nuestro). (21) Lo que implica esta afirmación es patente: la Iglesia tuvo que esperar casi 2000 años para que Wojtyla pusiera «la moral sexual católica sobre una base firme», como si para tal tarea la Ley Natural, las Escrituras, el Magisterio de la Iglesia y la Tradición hubieran demostrado ser inadecuados.

En su nueva introducción a la traducción inglesa de Amor y responsabilidad, escrita después de que fuera nombrado papa, Juan Pablo II reafirma la primacía de la «experiencia» en el ámbito de la moral sexual.

La intención del libro es ofrecer una oportunidad de ‘confrontación’ continua e ininterrumpida; una oportunidad de ‘poner a prueba la experiencia con la experiencia'», explica el Papa. (22) Punto seguido, amplía su tesis sobre el valor de la experiencia:

“Esta obra está abierta a todo vestigio de experiencia, venga de donde venga, y es al mismo tiempo un llamamiento permanente a todos para que dejen que la experiencia, su propia experiencia, se haga oír, en toda su extensión, en toda su amplitud, y en toda su profundidad. ... Si los omitimos [es decir, los contenidos de la experiencia], estaremos restando valor y empobreciendo la experiencia, y privándola así de su validez, siendo, como es, la única fuente de información y la base de todo conocimiento fiable sobre cualquier tema. Amor y responsabilidad, con esta suerte de metodología, no teme ni debe temer nada que pueda ser legitimado por la experiencia. La experiencia no tiene por qué temer a la experiencia. La verdad sólo puede salir ganando de tal confrontación". (23)

¿Puede citar un ejemplo concreto de Amor y responsabilidad que ilustre cómo las desventuras filosóficas de Wojtyla afectaron a su capacidad de comunicar las verdades objetivas que sustentan las enseñanzas perennes de la Iglesia sobre la moral sexual?

Uno de los ejemplos más extraños se encuentra en el capítulo V, «Sexología y ética», que, como se ha señalado anteriormente, fue escrito en una fecha posterior por Wojtyla como un suplemento a los cuatro capítulos anteriores. (24) Contiene la única referencia al aborto en el libro.

En una sección titulada “El problema del control de la natalidad”, Wojtyla introduce la cuestión del aborto provocado, al que se refiere eufemísticamente como «el acto de interrumpir artificialmente el embarazo». (25)

Wojtyla afirma que moralmente, “‘la interrupción del embarazo’ es una ofensa muy grave”, pero en su escrito tan sólo se centra en la experiencia de la persona que aborta, no en el niño que es asesinado:

“Es [el aborto], de hecho, una interrupción artificial del ritmo biológico natural con consecuencias muy profundas. No hay analogía para el enorme sentimiento de resentimiento que deja en la mente de una mujer. No puede olvidar el hecho del aborto y tampoco librarse del resentimiento que alberga contra el hombre que le llevó a ello. Aparte de sus efectos físicos, el aborto artificial provoca una neurosis de ansiedad con sentimientos de culpa hasta la médula, y a veces incluso una profunda reacción psicótica. En este contexto, podemos destacar la importancia de las declaraciones de las mujeres que sufren depresión durante el climaterio y que, a veces, una década después del suceso, recuerdan el embarazo interrumpido con pesar y sienten una culpa tardía por ello. ...(26)

Ahora bien, la realidad objetiva es que el aborto provocado es el asesinato deliberado de un niño no nacido con la cooperación al menos tácita de su madre. Es el asesinato más vil, porque no sólo se priva al niño no nacido de su vida física, sino también de su vida espiritual, ya que se le priva del Sacramento del Bautismo, la llave de la puerta del cielo.

Sin embargo, en ningún lugar hace mención Wojtyla del niño no nacido cuando habla del aborto. Además, si bien es cierto que matar al propio hijo es un crimen antinatural que provoca una grave «neurosis» y «psicosis» -así como la virtud es su propia premio, el pecado es su propio castigo-, habría sido más apropiado, que Wojtyla, como pastor de almas, recordara a sus lectores del peligro de la muerte eterna si la mujer y sus cómplices no se arrepintieran y son absueltos de su grave pecado.

Luego, como para echar sal en la herida (y más desde una perspectiva provida), Wojtyla concluye su declaración anterior con la observación de que «no hay motivos para discutir el aborto en relación con el control de la natalidad. Hacerlo sería bastante impropio (el subrayado es nuestro)».

Una vez más, la realidad objetiva es que el aborto inducido es la íntima servidora de la anticoncepción y la esterilización. Ambos se estimulan mutuamente y compiten entre sí. Parafraseando a Planned Parenthood, el aborto siempre es necesario como respaldo a la anticoncepción defectuosa u omitida.

Wojtyla cometió un grave error cuando negó la conexión inherente entre el aborto y el control de la natalidad. [En la segunda parte de esta serie volveremos a examinar este punto concreto en relación con la Comisión de Cracovia].

En los dieciocho años que transcurrieron entre la publicación de Amor y responsabilidad y la finalización de TDC, ¿qué acontecimientos influenciaron el punto de vista de Wojtyla acerca del sexo y el matrimonio?

Se me ocurren al menos tres:

  • La participación de Wojtyla en el Concilio Vaticano II, especialmente su influencia en Gaudium et Spes;
  • La creación por Wojtyla, en 1966, de un grupo especial de investigación, conocido como la «Comisión de Cracovia», con el fin de volver a examinar las enseñanzas de la Iglesia sobre el amor conyugal;
  • La contribución del cardenal Wojtyla a la encíclica Humanae Vitae, publicada por el Papa Pablo VI el 25 de julio de 1968.

¿Desempeñó Wojtyla un papel importante en el Concilio Vaticano II?

Al principio no, pero su influencia creció lentamente durante la segunda mitad del Concilio, tras su nombramiento como arzobispo de Cracovia el 13 de enero de 1964. Hay que recordar que Wojtyla no recibió el birrete rojo de manos del Papa Pablo hasta el 26 de junio de 1967, mucho después de la clausura del Concilio. (28)

Del 31 de enero al 6 de abril de 1965, Wojtyla participó en la redacción del Esquema XIII, Gaudium et Spes, la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, pero no fue uno de los principales artífices del documento, tal como se llegó a decir. (29)

Sin embargo, su influencia, así como la de los padres conciliares que compartían algunas de sus ideas revolucionarias sobre el matrimonio, como el Cardenal Leo Jozef Suenens de Malines-Bruselas y el Cardenal Paul-Émile Léger de Montreal, puede verse en Gaudium et Spes, Parte I, Capítulo 1 «La dignidad de la persona humana», y Parte II, Capítulo I «Fomentar la nobleza del matrimonio y de la familia», con sus connotaciones fuertemente «personalistas»; en la descripción del amor conyugal como «una forma primaria de comunión interpersonal»; y en la ausencia clamorosa de los términos “primario” y “secundario” en lo que se refiere a los fines del matrimonio en el texto del decreto. (30)

Llegados a este punto, puede ser útil recordar que en la apertura de la segunda sesión del Concilio, el 6 de octubre de 1963, ya se hablaba entre los padres conciliares de que se acercaba un cambio de paradigma sobre el matrimonio y sus fines.

Este rumor se alimentó aún más cuando el Papa Juan XXIII, en marzo de 1964, sólo unos meses antes de su muerte, con la aprobación del Cardenal Giovanni Battista Montini, su heredero, encargó la creación de una Comisión Pontificia especial para estudiar los recientes avances de la anticoncepción hormonal y para reexaminar la oposición de la Iglesia a la anticoncepción a la luz de las nuevas tendencias demográficas. (31)

El Papa Pablo VI eliminó el tema del «control de la natalidad» del orden del día del Concilio, ¿verdad?

Sí. El 23 de junio de 1964, un año después de la muerte del Papa Juan XXIII, el Papa Pablo anunció la reformulación y reorganización de la Comisión Pontificia para el Estudio de los Problemas de la Familia, la Población y la Natalidad que, en efecto, eliminó las bombas de relojería que eran el «control de la natalidad» y el «control de la población» de los puntos a deliberar por los Padres del Concilio.

Cuando Pablo VI promulgó Gaudium et Spes el 7 de diciembre de 1965, incluía la famosa nota 14 a pie de página en la que el Papa Pablo VI afirmaba: “Por orden del Sumo Pontífice, se han confiado a una comisión algunas cuestiones que requieren una investigación más profunda y cuidadosa para que lleve a cabo un estudio sobre la población, la familia y los nacimientos, a fin de que, una vez terminado, el Sumo Pontífice pueda emitir un juicio. Con la actual doctrina del Magisterio sobre estos asuntos, este santo sínodo no pretende proponer soluciones concretas en este momento”. (32)

¿Seleccionó el Papa Pablo al arzobispo Wojtyla para formar parte de la Comisión Pontificia para el control de la natalidad?

El Papa Pablo nombró a Wojtyla para que se uniera a las deliberaciones de la Comisión durante su quinta, última y más importante, reunión en junio de 1966, pero Wojtyla decidió no asistir, bien por las delicadas complicaciones políticas que atañían al Cardenal Primado Stefan Wysznski y al régimen comunista, bien porque ya había desarrollado una vía de comunicación más directa y eficaz con el Papa.

Randy Engel

Notas a la Parte I

  1. Esta paráfrasis del autor es un juego de palabras de una serie de nueve partes de Si Si No No (Sociedad San Pío X) titulada «Creen que han ganado» de autor anónimo, «Hirpinus» y traducida de Courrier de Rome. Está disponible en http://www.sspxasia.com/Documents/SiSiNoNo/1993_August/They_Think_Theyve_Won.htm. Para un incomparable TAC de la mente modernista de Maurice Blondel y el P. Henri de Lubac, véase la encíclica de San Pío X, Pascendi Dominici Gregis (1907).
  2. Nacido el 18 de mayo de 1920 en Wadowice (Cracovia), Polonia, Wojtyla perdió a su madre y a su hermano Edmund antes de alcanzar la mayoría de edad. Poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, se matriculó en la Universidad Jagellónica de Cracovia, donde estudió filosofía, literatura y humanidades, escribió poesía y se unió al Grupo de teatro rapsódico de vanguardia «Studio38». Con la guerra llegó la ocupación nazi y luego el dominio soviético. En octubre de 1942, fue aceptado como candidato a las órdenes sagradas en el seminario clandestino organizado en Cracovia bajo el arzobispo Adam Sapieha. Fue ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1946. Dos semanas más tarde, tras obtener el permiso de Stalin para abandonar Polonia, partió a Roma para estudiar en el Angelicum. Dos años más tarde regresó a Cracovia, y en 1954 obtuvo el título de profesor de grado y postgrado en la Universidad Católica de Lubin (KUL). Incluso después de su nombramiento como obispo auxiliar de Cracovia en 1958, la afición de Wojtyla por la novedad filosófica siguió floreciendo, como lo demuestra su sensacional ciclo de conferencias sobre el sexo, la sexología y la ética sexual en Lubin entre 1958 y 1959.
  3. Giovanni Paolo II, Uomo e donna lo creò: Catechesi sull’amore umano. Roma: Città Nuova y Libreria Editrice Vaticana, 1985. Como señala Michael Waldstein, el original polaco tiene el mismo título, pero no el subtítulo.
  4. Juan Pablo II, Man and Woman He Created Them: A Theology of the Body, traducido por Michael Waldstein, Pauline Books & Media, Boston, 2006.
  5. El Papa Benedicto XVI, «Authentic and the Authentic Theology of the Body», traducido por Michael Waldstein, Pauline Books & Media, Boston, 2006. Benedicto XVI, «El amor auténtico se transforma en luz», (Zenit News) enhttp://www.zenit.org/article-15995?l=english
  6. John F. Crosby, «The Mystery of ‘Fair Love'» en http://www.catholic.net/rcc/Periodicals/Igpress/cwr4-99/essay.html.
  7. Juan Pablo II, Crossing the Threshold of Hope, editado por Vittorio Messori; traducido del italiano por Jenny McPhee y Martha McPhee, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1994, p. 123.
  8. Karol Wojtyla (Papa Juan Pablo II), Amor y responsabilidad, traducción inglesa, Farrar, Strausand Giroux, Inc., Nueva York, 1981.
  9.  Para una breve descripción del estudio (incompleto) de Karol Wojtyla de 1969 Osoba y Czyn (Persona y Acto), que ha sido retitulado The Acting Person: A Contribution to Phenomenological Anthropology (Analecta Husserliana), véase http://www.amazon.com/Acting-Person-Contribution-Phenomenological-Anthropology/dp/9027709858/ref=sr_1_1?ie=UTF8&s=books&qid=1202238403&sr=8-1. Para más información sobre Person and Act, véase «Wojtyla’s Walk Among the Philosophers», de George Weigel, en http://www.eppc.org/publications/pubID.2779/pub_detail.asp.
  10. En septiembre de 1951, el arzobispo Eugeniusz Baziak, administrador apostólico de Cracovia, concedió al joven Wojtyla un permiso para realizar los exámenes de acceso a la universidad. Del 1 al 3 de diciembre de 1953, Wojtyla completó esa tarea presentando su tesis sobre el sistema ético de Max Scheler. En 1960, el mismo año en que se publicó Amor y responsabilidad, la Academia de Ciencias de la Universidad Católica de Lublin publicó la tesis del obispo auxiliar Wojtyla, «Evaluación de la posibilidad de construir una ética cristiana basada en el sistema de Max Scheler». Véase «Biografía (Pre-Pontificado) de Su Santidad Juan Pablo II», disponible en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 13 de febrero de 2001.
  11. 11. Gaudium et Spes [Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual] promulgada por el Papa Pablo VI, 7 de diciembre de 1965. Disponible en http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vatii_cons_19651207_gaudium-et-spes_en.html.
  12. «Porque se acerca el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo deseos de oír, se amontonarán maestros a su medida, y, dejando de escuchar la verdad, se desviarán hacia los mitos» (II Tim 4, 3-4).
  13. Papa Pío X, Pascendi Dominici Gregis, 8 de septiembre de 1907, «El modernista como reformador» (38).
  14. Véase http://www.nfpoutreach.org/Hogan_Theology_%20Body1.htm.
  15. Ibid.
  16. «La fenomenología representa una ‘caridad intelectual’, dice Juan Pablo II», Zenit News, Vatican City, 24 de marzo de 2003.
  17. Wojtyla, Amor y responsabilidad, 1981, p.15.
  18. Ibid, p.18.
  19. Ibídem, p. 15.
  20. Ibídem, p. 18.
  21. Ibídem, p. 16.
  22. Ibídem, p. 10.
  23. Ibid., Véase también «En la raíz de la filosofía de Karol Wojtyla», Zenit News, 19 de febrero de 2006, que contiene lo más destacado del congreso de tres días celebrado en Madrid sobre «La filosofía personalista de Karol Wojtyla». Según Jaroslaw Merecki, «la experiencia, primera fuente de la filosofía del hombre, y el encuentro con la fenomenología son las fuentes de la filosofía de Karol Wojtyla».
  24. Todo el capítulo 5, «Sexología y ética», empezando por el uso poco riguroso que hace Wojtyla de términos como «sexología» y «control de la natalidad», y después por su lenguaje sexual explícito, es muy problemático, no sólo el ejemplo del aborto que se cita.
  25. Ibídem, p. 284.
  26. Ibídem, 284-285.
  27. Ibid. 285.
  28. Tras la muerte del cardenal Adamo Stefano Sapieha, el 21 de julio de 1951, Eugeniusz Baziak, arzobispo de Lviv (Ucrania), fue nombrado administrador apostólico de Cracovia, cargo que ocupó hasta su muerte, el 15 de junio de 1962. El 16 de julio de 1962, Wojtyla fue nombrado Vicario Capitular, y en diciembre del año siguiente fue designado Obispo Metropolitano de Cracovia.
  29. El P. Ralph M. Wiltgen no menciona el nombre de Wojtyla en su obra clásica The Rhine Flows dInto The Tiber, Tan Books, Rockford, Il., 1985.
  30. Véanse las notas a pie de página de Donald R. Campion, en The Documents of Vatican II (Walter M. Abbott,S.J., General Editor, American Press, 1966, pp. 249, 250, 252, 254 y 256), que coincide enérgicamente en esta apreciación sin mencionar a Wojtyla por su nombre.
  31. Los seis miembros de la Comisión original se reunieron en octubre de 1963 en Lovaina. Los seis miembros de la Comisión original se reunieron en octubre de 1963 en Lovaina. Una Comisión ampliada, de tres niveles, creada por el Papa Pablo VI, se reunió en Roma en abril y junio de 1964, una vez en 1965, y celebró su última reunión en abril de 1966 con la presencia de 72 miembros
  32. Gaudium et Spes, parte II, capítulo 1, nota a pie de página nº 14.

    Tomado de “Catholic Family News” Mayo 2008

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