La Iglesia en el Fin de los Tiempos

La Nave mística en los Botes físicos

Don Bosco[1] tuvo aquél sueño de un tremendo Buque con dos inmensos mástiles y un seguro timonel. Le llamó el sueño de las Tres Devociones Blancas que representan a la Iglesia: un mástil tenía el símbolo de la Santísima Hostia sobre el Santísimo Cáliz, el otro mástil tenía la imagen preciosísima de la Inmaculada Concepción  Auxilium Christianorum y el timón era pilotado valientemente por el Sumo Pontífice. Tres imágenes Blancas que hacen a la Iglesia. Todavía vio más en ese sueño que le relatara apasionadamente a sus biricchini, y era ese verde bestial del mar mundano donde brega la Nave infestado de tiburones que mordían a los viajeros de la Nave que caían al mar mundano por soltarse de la Gracia y por ataque de sus enemigos.

Y Nuestro Señor también “soñó” una profecía sobre la Iglesia cuando la llamó Pusillus grex, Pequeño Rebaño del Fin de los Tiempos, muy contrariado y perseguido hasta lo imposible. Y ahora, con nuestra humilde imaginación compaginemos la visión de Don Bosco con la profecía revelada por el Señor Viniente, viendo cómo el Buque ha debido tirar varios botes por la violencia de la tormenta mundana. El Pequeño Rebaño separado en botes salvavidas salpicando el espectro del mundo enemigo. Y exasperando la imagen, serán aún parte del Buque Madre mientras mantengan las Tres Devociones Blancas a la vista.

Pareciera, entonces, que así estuviéramos hoy en día. Hay un poco de Iglesia fiel fidelísima en China soportando al marxismo y al vaticanismo. Y en Siria sufriendo la guerra que Israel y sus aliados le hace al enemigo siempre en territorio cristiano que sufre los “efectos colaterales de la guerra”, como antes el Líbano y antes las únicas ciudades cristianas de Hiroshima y Nagasaki. Y el Pequeño Regaño en Corea del Norte perseguidos por el marxismo clásico al servicio del Gran Dinero. Y en África abandonado a la perversidad tribal armada por el satanismo. Y en Egipto donde la llegada de la democracia exige los planes de la masonería. Y en Paquistán donde el musulmán es acicateado en su anhelo de sangre cristiana por hindúes y petrodólares…

¡Dios mío, si no son gigantes esos cristianos que superan a los cristianos de todas las épocas como los pinos superan en altura a los matorrales!, según profetizaba Grignon de Montfort, y lo serían, escribe en La Verdadera Devoción a la Virgen María, por estar prendidos de las Tres Devociones Blancas, de donde la Mano de María Santísima es la máxima expresión de socorro y amor a la Cruz.

También pareciera que en botes salvavidas estuviéramos hoy en día en el Occidente civilizado de comida chatarra y Papa cibernético. Y también es una terrible persecución, quizás mayor que la cruenta, de la que Dios nos libre. Pero el Pequeño rebaño del Occidente conectado por los satélites y los teléfonos móviles se encuentra bajo una presión incomparable dentro de la Historia de la Iglesia. Cae el agua amarga y fría del mundo mundano dentro de los botes y con mucha violencia.

El Pequeño Rebaño en Occidente se encuentra con la amargura de la democracia liberal infectándole los pensamientos. Se les quiere grabar el 666 en la frente de los que afirman no ser carne de tiburones. Este sistema perverso golpea al pobre cristiano telemático con constantes mensaje de Libertad de pensamiento, Libertad de religión, Libertad de confort, Libertad de consumo, Libertad de opinión, Libertad en las modas, Libertad de los padres, Libertad de los hijos, Libertad de la responsabilidad, Libertad a la promiscuidad, Libertad para el aborto, Libertad financiera, Libertad laboral… Liberté Liberté Liberté, croan las ranas apocalípticas. Prohibido prohibir. Cada uno debe hacer lo que quiera cuando lo quiera, de lo contrario estaría subyugado por el totalitarismo. La Libertad es absoluta, deben repetir con la mayor sumisión los hijos del Pusilus grex en las Escuelas. Es obligatorio ser pluralista y al que no lo acepte marche preso.

Y hasta el más pintado, como llamamos en Argentina al más dotado, dentro de los cristianos subido al bote de la doctrina de siempre, vive en el conflicto interior de hasta dónde el mundo es mundo creado o es mundo mundano de esmog pestilente del Maligno. La prudencia se enturbia frente al grito diabólico de la exigencia de Tolerancia a toda opinión. Si el Pequeño Rebaño enseña a pensar a sus hijos diciéndoles que se deben respetar las personas y no las opiniones torcidas de algunos, estos hijos sufren en el ambiente escolar y entre sus amigos. ¿Hasta dónde impedir que tengan celulares o móviles, hasta dónde no dejarlos compartir salidas con esos otros jóvenes masificados? ¿Hasta dónde el cine y la música pueden ser utilizados por ellos que han sido elegidos por Dios para ser santos? ¿Santos? ¿Qué significa esa palabra si como adulto disimulo en mi ambiente laboral mis ideas cristianas, por no enunciar el cúmulo de negruras económicas en las que estoy inmiscuido?

Aquí se ve el 666 que simboliza el Apocalipsis (cap. XIII) en la mano derecha de muchos que desean permanecer en el bote, pero están con los dos pies en el agua. Esto es una tremenda persecución. La fidelidad a la propia conciencia en Cristo cuando trabajo, cuando utilizo el dinero, quizás en pugna cuando lo hago crecer en el sistema financiero porque así es el capitalismo en el que vivimos, cuando no pago algunas deudas porque sería un bobo si lo hiciera, cuando tengo a mis empleados en negro, cuando hago pequeñas limosnas para pagar menos impuestos, cuando evado los impuestos justos, cuando incremento los precios del producto para prevenirme de la inflación haciéndola crecer aún más con esa acción, cuando el peculado es una herramienta que no descarto para proteger a mi empresa, cuando al lobby no lo veo mal, cuando compro robado, cuando vendo en mal estado, cuando duermo con el salario del obrero… El 666 en la mano derecha que nos dice el Apocalipsis es haber puesto el lucro como finalidad de la empresa. Pero la confusión práctica del ruido cotidiano no se lo deja notar a muchos de los perseguidos… Y son mordidos por la codicia que los sumerge en el mar mundano.

Tremenda persecución que puede ensuciar la conciencia y hace comulgar mal al cristiano con las terribles consecuencias interiores que empujan hacia perder la Fe. Y vemos cómo caen los más viejos en vicios y durezas así descritas. Se enfriará la caridad de muchos. No podéis servir a Dios y al dinero

El Pequeño Rebaño metido en el Occidente depravado por sus leyes y malvado en sus mensajes masivos no deja de sufrir la influencia en sus mentes cristianas. Llegan a pensar muchos que no está mal esta vida de confort en disconformidad. El signo de la Bestia quiere tipificarse allí en sus mentes como también profetiza el Apocalipsis. Grande ánimo y generosidad en la oración y el estudio de la Doctrina se le exige a este pequeño grupo para distinguir la confusión en la anfibología de los argumentos de la anti-iglesia, profeta del mundo mundano. La Tolerancia no es virtud, aunque muchos obispos –demasiados- usen la idea. La misericordia no está peleada con la justicia, aunque el Papa pereciera insinuarlo. El ecumenismo no es un guiso pantagruélico aunque la Iglesia se encamine a ello. La diversión y sus herramientas no son asépticas, aunque los católicos progresistas (¿?) se deleiten en la música degradante e internacionalista, en los excesos del vino y en la utilización de la ropa moderna erótica y asexuada. La piedad con Dios no consiste en la mera repetición de fórmulas. La piedad con los viejos no consiste en el alquiler del mejor asilo. Los pecados confesables a un cura no giran sólo en el sexto y en el noveno mandamiento. La Universidad no es para obtener un título que me hace ganar plata. La democracia no es el sistema menos malo y por tanto utilizable por el cristiano para pelear con el número de firmas y manifestantes las Verdades eternas…

El Pequeño Rebaño fiel a Cristo hasta que Él Vuelva sobre las nubes del Cielo es perseguido también en Occidente, aunque con guante blanco, sin tanta sangre, aunque con mucha mugre. La fidelidad es estar en el mundo sin ser del mundo. No dejarse ni agarrar ni dejarse matar –Cuando estos signos sucedan, huid-, pero tampoco transar. Resistir es la consigna evangélica, como acción de la virtud de la fortaleza dirigida por la iluminación de la Fe sobre la prudencia. Y de aquí el desprecio de propios y extraños que sufre el Pequeño Rebaño. Vive pero no pertenece.

¿Quién es ese Pequeño Rebaño? Es la Iglesia de Cristo en el Final de los Tiempos cuando la gesta no sea construir catedrales góticas de piedra sino de almas en adoración. El Pequeño Rebaño es la Fe vivida en la familia cristiana perseguida sutilmente, abandonada por los amigos, rezadora y alegre en el amor de sus integrantes. La Iglesia de Cristo durante la Gran Apostasía que precede y prepara la llegada del Anticristo no tendrá medios para el apostolado o serán sumamente desproporcionados, no será escuchada en sus gritos de justicia para los débiles, no encontrará fácilmente Seminarios y Monasterios para las vocaciones de sus hijos. La búsqueda del casamiento cristiano para sus hijos será una verdadera cruz. La separación de la familia será la angustia.

Curiosamente, los devorados por el mundo mundano no entenderán tanta angustia sentida por el Pequeño Rebaño y los tratarán de exagerados. Solo cum Solo.

Daniel Giaquinta

[1] http://www.santisimavirgen.com.ar/don_bosco.htm

Daniel Francisco Giaquinta
Daniel Francisco Giaquinta
Nacido el 14 de octubre de 1958, Mendoza, Argentina.. Profesor de Oratoria (Filosofía, 1984). . Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, España, 1990. Bachellors of Arts, Teología, por la Universidad de Navarra, España, 1989. Máster en Ciencias de la Información, Universidad de Navarra, España, 1992. Profesor Universitario Universidad Católica Argentina, Mendoza. Capacitador de Empresas en Comunicación interpersonal. Capacitador de planta en Escuela Gobierno de Legislatura Mza, Argentina

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