“La Masonería Sinagoga de Satanás” (Mons. Léon Meurin)

Introducción

La editorial Effedieffe (Proceno di Viterbo) reimprime finalmente, tras alrededor de 120 años después de la I edición italiana, el volumen magnífico en sí mismo (aunque controvertido en una determinada parte histórica que se refiere a las “revelaciones” del agente despistador y mixtificador Léo Taxil) de Monseñor Léon Meurin, La Frammassoneria Sinagoga di Satana (Siena, Ufficio della biblioteca del clero, 1895)[i].

Léo Taxil y Léo Meurin

¿Por qué es magnífico en sí mismo y controvertido en una determinada parte histórico/taxiliana? Porque Monseñor Meurin en su libro, desgraciadamente, dio crédito a las revelaciones de Léo Taxil (Marsella, 20 de marzo de 1854 – Sceaux, 30 de marzo de 1907), cuyo verdadero nombre era Gabriel Jogand-Pagès, nacido en una familia católica y monárquica, educado por los Jesuitas (1864-1865), pero que desde joven se perdió y se convirtió en un revolucionario radical, librepensador y admirador de la Masonería (1868). Después se inscribió en el “Club de los Puñales” de Marsella, cuyo lema era: “Muerte a Dios, a los sacerdotes y a los reyes”. Colaboró en diferentes diarios de extrema izquierda y entró en contacto con Giuseppe Garibaldi. Al mismo tiempo hacía el doble juego como agente secreto del Ministerio del Interior francés, bajo la dirección del general d’Espivent de la Villeboisnet. En 1875 partió a Suiza, pero en 1878 fue expulsado y volvió a Francia, estableciéndose en París. En 1879 fundó la Revista “El Anticlerical” y la colección de libros titulada “Biblioteca anticlerical”. En 1881 escribió un libro denigratorio contra Pío IX (“Les Amours de Pie IX”), pero – denunciado por el sobrino del papa Mastai – fue condenado a una multa de 600 mil francos por el Tribunal de Montpellier. En 1884 publicó un libro blasfemo contra Jesucristo (“Vie de Jésus”). El 21 de febrero de 1881 fue iniciado en la Masonería en la logia parisina “El Templo de los amigos del honor francés”, que hacía parte del Gran Oriente de Francia. En 1885 se presentó como convertido al Catolicismo y comenzó una violenta (demasiado violenta) campaña antimasónica bajo el pseudónimo de Léo Taxil, muy sospechosa, por estar llena de verdades mezcladas con enormes y evidentes mentiras, que servían para desacreditar las verdaderas acusaciones hechas por la Iglesia contra la Masonería (el papa León XIII, en 1884, había publicado su famosísima Encíclica “Humanum Genus” contra la secta masónica, en la que – tras haber explicado admirable y científicamente la naturaleza doctrinal de la Masonería – invitaba a los estudiosos a quitarle su máscara filantrópica para hacer aparecer su verdadero rostro de “contra-iglesia” satanista y luciferina). Taxil publicó varios libros antimasónicos (“Los Hermanos tres puntos”, “El Culto del Gran Arquitecto”). El 26 de septiembre de 1896 participó en el Congreso Antimasónico de Trento, en el que los Jesuitas de la “Civiltà Cattolica” y de Alemania manifestaron sus amplias reservas acerca de las afirmaciones gratuitas e inverosímiles de Taxil. Él inventó incluso la existencia de Diana Vaughan, sacerdotisa de la Masonería, esposa del demonio Asmodeo e hija del demonio Bitru y de Sofía Walter, antepasada del Anticristo. En 1892 Taxil construyó y llevó a término su impostura, comenzada en 1885, compuesta de algunas verdades, pero acompañadas de enormes mentiras inverosímiles y fabulosas sobre la Masonería, exageraciones exasperadas por una inmoralidad morbosa. Él sostenía – por un lado y acertadamente – que el diablo dirigía la secta masónica (como había escrito León XIII), pero al mismo tiempo describía fabulosamente – en sus más mínimos detalles, de manera grotesca, inventada e inverosímil – las apariciones del demonio en las Logias masónicas y sus acciones más viles y repugnantes. Publicó después dos libros, que se convirtieron en un best seller sobre todo entre los espíritus ingenuos y crédulos: “El Diablo en el siglo XX” y las “Memorias de una ex Paladista”, la famosa e inventada Diana Vaughan, a la que dio tanta publicidad la “Revista antimasónica” a partir de 1893. Desgraciadamente, algunos antimasones (entre los cuales Mons. Meurin), por excesivo candor, tomaron como buenas sus “revelaciones”, mientras que otros pusieron en guardia frente a algunos excesos que eran evidentemente inverosímiles charlatanerías, mezcladas deliberadamente con las verdaderas noticias sobre la secta secreta para desacreditarlas. La Encíclica “Humanum Genus” había herido casi mortalmente a la Masonería, que reaccionó despistando y contaminando las pruebas aducidas por León XIII, sirviéndose del agente provocador Léo Taxil, el cual, tras 5 años, el Lunes de Pascua 19 de abril de 1897, reveló en una reunión pública en París haberse inventado “todo”, no solo el personaje de Vaughan, sino también la real dirección demoníaca de la Masonería, descrita por él deliberadamente de manera pintoresca, fantasiosa, inmoral y no creíble para restar credibilidad a lo que de cierto y real existía en las afirmaciones del Magisterio y de los masonólogos sobre el influjo del ocultismo y del luciferismo sobre la secta secreta (cfr. Eric Saunier (dirigida por), Encyclopédie de la Franc-Maçonnerie, pp. 848-850, voz “Taxil Léo”, a cargo de Jacqueline Lalouette; Enciclopedia Cattolica, Città del Vaticano, 1953, vol. X, col. 1804-1805, voz “Taxil Léo”, a cargo de Celestino Testore; H. Grüber, Léo Taxil Palladismus-Roman, 3 vol., Berín, 1937-1938).

La parte doctrinal e imperecedera del libro de Meurin

Sin embargo, hecha abstracción de las noticias que se basan en las revelaciones taxilianas, el libro de Meurin mantiene todo su valor científico y teórico respecto a los orígenes cabalísticos de la Masonería, a su desarrollo a lo largo de los siglos y a sus relaciones con las filosofías orientales, muy bien conocidas por Monseñor Léo Meurin, experto conocedor del hebreo, del arameo y del sánscrito. Por tanto, el lector deje aparte las fábulas taxilianas y estudie seriamente la parte doctrinal del libro sobre la naturaleza de la Masonería y de la Cábala.

Conclusión

El libro de Monseñor Meurin explica a lo largo y a lo ancho estos actualísimos temas, a pesar de sus ingenuas citas de Taxil y de Vaughan. Deseo a todos una buena y profundizada lectura del mismo, sabiendo discernir la parte doctrinal, teorética e imperecedera de la histórica cuando retoma las fábulas taxilianas.

DCN

(Traducido por Marianus el eremita)


[i]      El volumen (500 páginas, 25 euros) puede ser solicitado a www.effedieffeshop.com

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Mateo 5,37: "Que vuestro modo de hablar sea sí sí no no, porque todo lo demás viene del maligno". Artículos del quincenal italiano sí sí no no, publicación pionera antimodernista italiana muy conocida en círculos vaticanos. Por política editorial no se permiten comentarios y los artículos van bajo pseudónimo: "No mires quién lo dice, sino atiende a lo que dice" (Kempis, imitación de Cristo)

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