La Moral Católica: Introducción

Durante dos años sucesivos hemos estado revisando los principios básicos de nuestro Credo y de los Sacramentos de la Iglesia católica. Terminamos ahora esta “trilogía” haciendo un estudio de nuestra moral: los principios básicos que la iluminan, la conducta humana y el estudio de cada uno de los mandamientos dados por Dios y enseñados por la Iglesia.

Es una ardua labor, especialmente para ustedes, nos ocupará desde el momento presente hasta mediados de mayo o junio, si Dios así lo permite. Con ello intentaremos refrescar, fundamentar y solidificar las normas de conducta, rectificar nuestras conciencias desviadas por el influjo anticristiano actual y establecer las normas básicas que han de regular la conducta de un católico.

En la actualidad, son muchos los enemigos a los cuales se tiene que enfrentar nuestra conciencia y nuestra moral, pero los que más daño están haciendo son el relativismo moral y la pérdida del sentido del pecado.  Tendencias que circulan libremente en la sociedad sin que haya ningún estamento ni autoridad superior que las controle, limite y corrija. Son típicas frases como éstas: “para mí eso no es pecado” o “Dios es misericordioso y no mira a nuestros pecados”.

En menos de un siglo, las ideas de ciertas minorías revolucionarias han transformado a fondo las mentalidades y las costumbres de un pueblo que antes era mayoritariamente cristiano. La nueva cultura no sólo acepta, permite y tolera el pecado, sino que nos está haciendo creer que todo queda reducido a lo que opine cada uno y que cada uno es totalmente libre para crear su propia “moral”, rechazando los principios morales generales de conducta establecidos por Dios a través de sus leyes.

Durante este siglo pasado, apareció una nueva ética, laicista en sus aspectos radicales, que es fruto de las revoluciones feminista, sexual y cultural occidentales, y del largo recorrido de Occidente hacia la posmodernidad. Una ética para marionetas que modela conductas y establece un nuevo diseño sobre el bien y el mal, suprimiendo presupuestos morales basados en la ley natural e imponiendo su ley a mayorías culturalmente indefensas. La cultura occidental está gobernada por una ética que, aunque llamada consensual, es radicalmente ambivalente y está desprovista de contenido estable. Ha deconstruido la conciencia. Por consiguiente, muchas personas ya no disciernen entre el bien y el mal, y son fácilmente manipulables.

Ahora, para que el individuo pueda ejercer sus opciones, debe poder liberarse de toda traba normativa, ya sea semántica, ontológica, ética, social, cultural, natural o religiosa. Esta «liberación» pasa por la deconstrucción del contenido del lenguaje, de las tradiciones, del dogma, del ser, de la autoridad, de las jerarquías, de las instituciones, del conocimiento objetivo, de la identidad personal, genética, nacional, cultural, religiosa, de todo lo que se puede considerar «universal», y por lo tanto de la ley eterna inscrita en la naturaleza del hombre, de los valores judeocristianos y de la revelación: todas estas realidades se ven como «trabas» que limitan la libertad de elección.

La cultura de posesión, poder, autonomía y disfrute instaurada por la revolución no ha aportado la liberación esperada. El radicalismo revolucionario se enfrenta hoy al fracaso de su proyecto utópico. Nadie puede negar las consecuencias existenciales y socioeconómicas de la infidelidad conyugal, del divorcio, del aborto, de la eutanasia, de la mentalidad contraceptiva, de la fecundación in vitro, de la banalización de la «píldora del día después». Estas prácticas, que se han convertido en moneda corriente, hieren y hacen sufrir, tanto a quienes las ejercen como a quienes las sufren o presencian. Las consecuencias de la revolución son visibles: fragmentación familiar, social e intergeneracional, soledad y abandono de los mayores, carencias y heridas afectivas de niños que viven en familias «monoparentales» o «reconstituidas», aumento de las depresiones, desestructuración antropológica, fracasos escolares, desorientación profesional, aumento de los suicidios, de la desesperación y de la sensación de inseguridad de muchos jóvenes, que se refugian en la droga, la violencia, las sectas y el satanismo, pérdida de las tradiciones culturales y de la fe. Por las proporciones que han alcanzado, estas disfunciones desestructuran la sociedad en su conjunto.

Los ingenieros sociales siguen negándose a reconocer las causas reales del estado actual de las sociedades occidentales. Perpetúan y agravan así el mal, asignándole falsos remedios. Incluso se consideran más importantes que nunca para resolver los problemas que ellos mismos han contribuido a crear. Fortalecidos por poderosas redes mundiales partidarias de sus causas, los agentes de transformación social conservan toda su capacidad agitadora.

Es por ello necesario volver a hacer un estudio sencillo y al mismo tiempo profundo de nuestra moral con el fin de sacudirnos de todo este mal que nos envuelve y que nos roba la objetividad de las leyes morales y lo reduce todo a una nueva moral impuesta por el mismo hombre ya separado de Dios y que ha vuelto a caer en la tentación del Paraíso: “Si coméis de este árbol seréis como dioses” (Gen 3:5). El hombre actual ya no permite que Dios le dicte las leyes, sino que prefiere dárselas a sí mismo; unas leyes que irán cambiando según el color del dictador de turno que las imponga.

Esquema General

El presente estudio tendrá el siguiente esquema general:

I.-         La ley moral. La conciencia y su formación.

II.-       La moralidad de los actos humanos. Libertad y responsabilidad. El mérito y la culpa.

III.-      El fin de la vida cristiana. Su fundamento en la filiación divina.

IV.-      Las virtudes y los dones del Espíritu Santo.

V.-       El pecado personal.

VI.-      Los mandamientos del decálogo.

VII.-     Los mandamientos de la Santa Madre la Iglesia.

VIII.-    Los pecados capitales.

IX.-      El examen de conciencia.

X.-        La oración cristiana.

Y a su vez, cada uno de estos grandes epígrafes estará subdividido en muchos apartados. Por ejemplo, cuando veamos el epígrafe I analizaremos los siguientes aspectos:

1.- La ley:

La ley eterna.
La ley divino-natural.
La ley divino-positiva.
Las leyes humanas.

2.- La conciencia moral:

Definición.
Tipos de conciencia moral.
Cuando la conciencia se oscurece.
La conciencia y las leyes objetivas de Dios.
La obligación de formarse una conciencia recta.
La lucha ascética y la frecuencia de los sacramentos.

Con la ayuda de Dios y la paciencia y fidelidad de ustedes, iremos poco a poco desgranando todos estos apartados.

Espero que al comienzo del próximo verano hayamos terminado esta trilogía y con ello habremos cubierto los puntos más esenciales de nuestra fe y nuestra moral. Hay muchos libros muy sólidos que podrían haber realizado esta labor, libros que, desgraciadamente no son conocidos por el pueblo sencillo, no están al alcance de todos o han desaparecido del mercado.

Daremos ahora también algo de bibliografía sólida y de confianza para todo aquél que quiera ampliar los conocimientos que aquí se ofrecen:

 

Bibliografía

 

1.- Royo Marín, Antonio, Teología Moral para seglares, 1er tomo, BAC.

Es casi un libro de cabecera donde se podrá encontrar todo lo que aquí se diga de modo más profundo y fundamentado.

2.- Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, BAC

Ia – IIae, (Prima Secundae): Hace un estudio de lo que hoy llamaríamos la Moral fundamental. Trata de los fundamentos del orden moral, o sea, los actos humanos en general, y las definiciones generales de la virtud, el vicio, la ley, la gracia, el pecado, etc.

IIa – IIae, (Secunda Secundae): Hace un estudio de lo que hoy llamaríamos Moral Especial. En esta partee trata de los actos humanos en particular, es decir, las virtudes y los mandamientos en concreto.

            La solidez doctrinal de la Summa y la claridad de Santo Tomás de Aquino nos servirán de gran ayuda en los temas más oscuros o conflictivos.

3.- González Lobato, Juan Antonio, Razones de la fe – Moral y conducta, EMESA 1980, 301 págs.

Es un libro sencillo y amplio que nos servirá de estructura o esqueleto de los puntos que iremos comentando a lo largo de este “curso”.

4.- Trese, Leo J., La fe explicada, Edit. Rialp, Colección Patmos, Edición 21ª, 2003, 630 págs.

Es un libro sencillo que cubre dogma, sacramentos y moral. Es un buen compendio.

5.- Fernández, Aurelio, Teología Moral: Curso Fundamental de la Moral Católica, Ed. Palabra, 2010, 720 págs.

6.- Fernández, Aurelio, Compendio de Teología Moral, Ed. Palabra, 1995, 776 págs.

7.- Fernández, Aurelio, Teología Moral, 3 tomos, Ediciones Aldecoa, 1992, Burgos.

8.- Caffarra, C., Vida en Cristo, EUNSA, Pamplona, 1988, 236 págs.

9.- García de Haro, R., Cuestiones fundamentales de Teología Moral, EUNSA, Pamplona, 1980, 245 págs.

10.- García de Haro, R. La vida cristiana. Curso de Teología Moral Fundamental, EUNSA, Pamplona, 1992, 849 págs.

11.- Pinckaers, S., Las fuentes de la moral cristiana. Su método, su contenido, su historia, EUNSA, Pamplona, 1982, 592 págs.

Padre Lucas Prados

 

Padre Lucas Prados
Padre Lucas Prados
Nacido en 1956. Ordenado sacerdote en 1984. Misionero durante bastantes años en las américas. Y ahora de vuelta en mi madre patria donde resido hasta que Dios y mi obispo quieran. Pueden escribirme a [email protected]

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