Con una estructura descentralizada, una organización «horizontal» y objetivos inmediatos diversificados se intenta dar apariencia de espontaneidad a las manifestaciones contestatarias, inclusive aquellas marcadas por la violencia.
En el reciente 2o. Foro Social Mundial de Porto Alegre (2o. FSM) se reconoció que buena parte de las agitaciones comuno-anárquicas y contestatarias efectuadas en el mundo a lo largo del 2001, germinaron durante el 1er. Foro Social Mundial de Porto Alegre (1er. FSM), efectuado en enero de 2001. Por ejemplo, un documento del influyente Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), presentado en el 2o. FSM, afirma con todas las letras que «el notorio incremento de acciones coordinadas» de «protesta global» y de «conflictividad social» ocurridos en América Latina y en los principales países occidentales en el 2001 fue posible debido al «espíritu de Porto Alegre» (1er. FSM).
Una prueba de ello, añade el documento con indisimulable satisfacción, es que «en numerosos casos» los «actores de esa conflictividad» fueron movimientos sociales que habían participado en dicha «primavera de Porto Alegre». Por su parte, Cristophe Aguitton, de la organización internacional ATTAC, admitió que durante el 1er. FSM los participantes italianos hicieron las articulaciones y definieron «los detalles para preparar la movilización de Génova». Se trató de una contra-Cumbre organizada por grupos de izquierda católicos y comuno-anarquistas, efectuada en julio de 2001 simultáneamente con la reunión de los jefes de Estado del Grupo de los 8, que derivó en actos de inusitada violencia callejera. ¿Qué hechos de similar naturaleza podrán ocurrir en el 2002, surgidos de las entrañas del 2o. FSM?
A juzgar por un «calendario» de acciones de «resistencia» para los próximos meses -presentado durante la clausura del 2o. FSM y publicado por el semanario «O São Paulo», de la arquidiócesis de São Paulo, Brasil- la serie de «protestas» de carácter mundial no será pequeña. «El Foro Social Mundial no es simplemente un lugar de debates, sino de organización de la lucha», advirtió durante la sesión de clausura del 2o. FSM Sergio Haddad, presidente de la Asociación Brasileña de ONGs y miembro del comité organizador del 2o. FSM. Por su parte, Maria Luisa Mendonça, del mismo comité organizador, dijo que si bien el 2o. FSM no puede ser visto como un «comando» de las «luchas mundiales» que se aproximan, sí constituye un espacio «de articulación» . Esa precisión hecha por la mencionada dirigente de ninguna manera torna menos preocupante la perspectiva de conflictos que se abre con el 2o. FSM. Al contrario, el sistema de «redes» adoptado por las ONGs de izquierda en general, y por las entidades que participaron en el 2o.
FSM en particular, hace posible establecer entre ellas una articulación «horizontal» y no «vertical», una nueva estrategia organizativa que hace difícil la identificación de los responsables de las acciones de protesta y hasta de violencia callejera. Lo cual les otorga, a los ojos de la opinión pública, una apariencia de «espontaneidad». Immanuel Wallerstein, uno de los «íconos» de la izquierda mundial presentes en el 2o. FSM, explica que «Porto Alegre marca un punto de inflexión, pues muestra que una nueva forma de estrategia puede existir: una estructura descentralizada de múltiples organizaciones locales, nacionales e internacionales con incontables objetivos inmediatos, trabajando en conjunto rumbo a un objetivo común». Se trata, añade, de la continuación de un movimiento contestatario de «movimientos sociales», de carácter universal, que tiene como punto de partida nada menos la explosión anarquista de mayo de 1968, en Paris.
Ya por ocasión del 1er. FSM, Christian de Brie, redactor de Le Monde Diplomatique, en su artículo «El retorno de los rebeldes», había explicado que «asistimos al florecimiento de asociaciones de una riqueza y una variedad impresionantes, que participan en la contestación al nuevo orden mundial: desde los movimientos asociativos locales, hasta las organizaciones no gubernamentales (ONGs) internacionales», que «suman, en total, varias centenas de miles, movilizando a muchas centenas de millones de militantes». Y concluye: «A todo momento, de una u otra forma, en algún lugar del mundo, el movimiento social organiza resistencias y lidera movilizaciones que -en caso que sean presentadas de forma correcta por los medios de comunicación- revelarían a todo el mundo la dimensión de estas luchas».
Durante el 2o. FSM, el periodista brasileño Roberto Nicolato cubrió el lanzamiento de numerosos libros, de diversos autores internacionales, sobre el «nuevo pensamiento» de importantes sectores de izquierda. Él explica que los actuales teóricos revolucionarios, rescatando «los ideales del anti-poder del movimiento de mayo del 68», se basan en conceptos como el de «zona autónoma temporaria», con lo cual se «combate el poder creando espacios (virtuales o no) de libertad, que surjan y desaparezcan a todo momento, de acuerdo con las llamadas tácticas nómades de lucha».
Son esas ideas que inspiran «muchas de las tácticas callejeras» de movimientos contestatarios en diversos países, añade. También, los anti-principios sustentados por las llamadas teorías del caos, con su desprecio por las leyes de causa y efecto -y la substitución de éstas por supuestas leyes de indeterminación y acaso- pasan a ser aplicados a las ciencias sociales, así como a las estrategias de acción revolucionaria, lo que contribuye a empujar a las naciones contemporáneas rumbo a la anarquía.
Es en la perspectiva de esa relevante inflexión del pensamiento y de la estrategia de importantes sectores revolucionarios, que debe entenderse una afirmación del socialista Jean-Luc Melenchon, ministro francés de Educación, durante el 2o. FSM, en un seminario donde se debatió el futuro del socialismo. Allí, sostuvo que «no existe más el determinismo histórico» pues la historia «no es lineal, la propia naturaleza es incierta, casual». De esa manera, queda abierto el camino para el caos. Con estas consideraciones, nuestro objetivo fue ilustrar, con base en lo ocurrido en el 2o. FSM y en declaraciones de destacados participantes, la bifurcación teórica en curso dentro del pensamiento revolucionario contemporáneo entre las corrientes clásicas marxistas y las nuevas corrientes de inspiración anarquista.
Bifurcación teórica, pero no necesariamente práctica, pues ambas vertientes tienen su fuerza y su estilo de organización propios, que confluyen en el objetivo de destruir los restos de la civilización cristiana (cfr. «Foro Social Mundial y Foro de São Paulo se dan la mano»). En efecto, la «heterogeneidad» y la «diversidad» son una «característica saliente» de los actuales movimientos revolucionarios, destaca el ya citado documento de CLACSO, en la cual no se contraponen ni excluyen «viejos» y «nuevos» movimientos, «sino que aparecen como elementos que pueden complementarse y potencializarse en la acción colectiva».
O sea, para conjugar y multiplicar el poder destructor de ambas corrientes, se trata de evitar el tipo de enfrentamiento que ocurrió en el siglo XX entre estalinistas, trotskistas y seguidores de Rosa Luxemburgo, según fue recordado en debates durante el 2o. FSM. Delante de esa gigantesca escalada anticristiana en curso -que ha sido ilustrada a lo largo de una serie de informes de la agencia CubDest sobre el 2o. FSM- la Divina Providencia no abandonará a aquellos que dentro del respeto a las leyes de Dios y de los hombres, en un plano intelectual y publicitario, y aún con recursos limitados, estén dispuestos a presentarle resistencia y oposición.
L’articolo Las redes «nómades» y su estrategia rumbo al caos proviene da Correspondencia romana | agencia de información.