El año pasado fuimos testigos de expresiones de “apertura” sin precedentes por parte de algunos representantes del Vaticano (incluyendo al Papa) y de estructuras oficiales católicas hacia el luteranismo.
En primer lugar está el apoyo expresado por el portavoz del Vaticano al proyecto de renombrar una plaza en el centro de Roma con el nombre de Martín Lutero, apoyo que nunca fue desmentido por ninguna alta jerarquía eclesiástica en Roma. Adventistas y luteranos llevaban intentando conseguir desde 2009 una plaza en Roma con el nombre de Martín Lutero, pero sus esfuerzos cosecharon éxito – y apoyo vaticano- solo el año pasado.
Después estuvo la publicación el 30 de octubre de 2015 – víspera del “Día de la Reforma”- de la “Declaración sobre el Camino: Iglesia, Ministerio y Eucaristía”, que, entre otras cosas, llama a la “expansión de oportunidades para luteranos y católicos de recibir juntos la sagrada comunión”. Este documento fue creado por un grupo de trabajo encabezado por el obispo Denis J. Madden (obispo auxiliar de Baltimore) y compuesto por el Comité de Obispos para los asuntos ecuménicos e interreligiosos” y la Iglesia evangélica luterana de América. (El documento figura en la página web de la USCCB).
Antes de esta publicación tuvo lugar el Sínodo Ordinario de los Obispos, que basó su trabajo en un “Instrumentum Laboris” que, entre otras cosas, propuso que los cónyuges bautizados pero no católicos, en tanto en que “comparten la fe de la Iglesia en la Eucaristía”, sean admitidos a la santa comunión. Afortunadamente, esta propuesta no pasó el examen y la Relatio final del sínodo – tan débil y ambigua en muchos otros aspectos- la elude. Aunque el Instrumentum Laboris no mencionaba a los luteranos, todo indica que ellos – junto a los anglicanos y los ortodoxos orientales o del Este- podrían haber sido los más beneficiados por esta propuesta.
A mediados de noviembre, el papa Francisco visitó la iglesia luterana de Roma, acto durante el cual pronunció su controvertida respuesta a una mujer luterana que expresó su deseo de recibir la santa comunión en una iglesia católica. Aunque algunos apologistas y “conservadores” se esforzaron en dar alambicadas explicaciones, según las cuales el Papa realmente quiso decir que la mujer debía hacerse católica, el pastor de la misma iglesia luterana donde Francisco hizo sus comentarios opinó que “realmente piensa que su rebaño debe sentirse libre, de acuerdo con su conciencia, de recibir la eucaristía en la iglesia católica después de los comentarios de Francisco”.
Ahora llegan noticias de que la Federación Luterana Mundial y el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, encabezado por el cardenal Kurt Koch, han emitido un “texto litúrgico” destinado a facilitar la oración común de católicos y luteranos en la fase previa de la conmemoración del 500º aniversario de la Reforma Protestante del año que viene. Este servicio litúrgico se basa en el documento “Del Conflicto a la Comunión», emitido conjuntamente por ambos cuerpos eclesiales en 2013 en forma de folleto para una “conmemoración común” de la Reforma en 2017.
A continuación se muestra la nota de prensa oficial de este importante acontecimiento (las negritas son nuestras). Nuestro comentario sobre su significación y sobre los puntos sobresalientes de este “servicio litúrgico” viene después del texto de la nota de prensa:
Nota de Prensa: una “Oración Común católico-luterana por los 500 años de la Reforma.
Génova/Ciudad del Vaticano, 11 de enero de 2016- La Federación Luterana Mundial (LWF) y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (PCPCU) han invitado a las iglesias luteranas y a las conferencias episcopales católicas de todo el mundo a hacer uso de una Oración Común elaborada conjuntamente para preparar las conmemoraciones de los 500 años de la Reforma en 2017.
Hoy, en una carta conjunta a las conferencias episcopales católicas y a los obispos, presidentes y otros líderes de las iglesias pertenecientes a la LWF, el Secretario General de la LWF, Dr. Martin Junge y el Presidente de la PCPCU, cardenal Kurt Koch, presentan la Oración Común para la conmemoración conjunta luterano-católica de la Reforma en 2017. El documento es el primer texto litúrgico desarrollado conjuntamente por el grupo de trabajo de liturgia de la Comisión Luterano-Católica sobre la Unidad de la LWF y la PCPCU. Está basado en el reciente informe “Del Conflicto a la Comunión: Conmemoración Común Luterano-Católica de la Reforma en 2017”, y llama a las comunidades católicas y luteranas a unirse en esta conmemoración.
La Oración Común incluye materiales que pueden ser adaptados a las tradiciones litúrgicas y musicales locales de las iglesias de ambas tradiciones cristianas.
“Esta oración común marca un momento muy especial en nuestro camino conjunto del conflicto a la comunión. Nos sentimos agradecidos de poder invitaros a participar en este camino de testimonio de la gracia de Dios en el mundo”, escriben Junge y Koch a los líderes de las iglesias luteranas y católicas.
Ambos líderes expresan su gratitud por las muchas iniciativas conjuntas y por el compromiso de católicos y luteranos a estudiar juntos el documento “Del Conflicto a la Comunión”, en el cual ambos cuerpos eclesiales describen por primera vez la historia e intenciones de la Reforma del siglo XVI. El informe desarrollado por la Comisión sobre la Unidad Luterano-Católica en 2013 ha sido ampliamente distribuido a las comunidades católicas y luteranas. Está disponible en las cuatro lenguas oficiales de la LWF- inglés, francés, alemán y español- y ha sido traducida a otros idiomas naciones y regionales.
La Oración común es una guía práctica de adoración en la conmemoración conjunta católico-luterana de los 500 años de la Reforma. Se estructura alrededor de temas como la acción de gracias, el arrepentimiento y el compromiso de testimonio común. El objetivo es expresar los dones derivados de la Reforma y pedir perdón por la división perpetrada por los cristianos de ambas tradiciones y que se mantiene en la actualidad.
“Brinda la oportunidad de mirar retrospectivamente en acción de gracias y profesión de fe, y hacia adelante en el compromiso en un testimonio común y un camino de continuidad”, señala el prefacio de la Oración Común.
Ofrece sugerencias acerca de cómo católicos y luteranos deberían presidir y leer juntos un servicio de oración común. Los ejemplos se pueden extraer de los himnos y de canciones procedentes de una variedad de contextos multiculturales, así como de lecturas bíblicas y confesionales que reflejen arrepentimiento y alegría recíprocos, así como el deseo de servir y de dar unidos un testimonio al mundo.
En su carta conjunta, Junge y Koch recuerdan a los líderes eclesiales que en el año 2017 también se cumplen 50 años del diálogo ecuménico global entre católicos y luteranos, el cual incluye también otros documentos y estudios de importancia. Para la LWF, el año coincide con su Duodécima Asamblea, que tendrá lugar en Windhoek, Namibia, bajo el título “Liberados por la Gracia de Dios”.
En octubre de este año, la LWF y el PCPCU celebrarán una Conmemoración Ecuménica conjunta que tendrá lugar en Lund, Suecia, donde se fundó la LWF en 1947.
Es cierto que, desde los años 60 del siglo XX, alabar a Martín Lutero y a los reformadores se ha convertido en lugar común para teólogos y obispos católicos. Los Papas no han sido una excepción: Ahí están la carta de Juan Pablo II de 1983 con ocasión del 500º aniversario del nacimiento de Martín Lutero alabando su “profunda religiosidad” y el discurso de Benedicto XVI a los representantes de la Iglesia Evangélica alemana en 2011. Tampoco son infrecuentes los actos de oración conjunta de dignatarios católicos y luteranos (y otros no católicos, e incluso no cristianos). Sin embargo, los Papas anteriores siempre resistieron la presión luterana para normalizar la intercomunicación, incluso en ausencia de una unidad eclesial visible. Bajo el actual pontificado, esta resistencia parece significativamente más débil… si es que existe realmente. Esta es también la primera vez que el camino para la unión católico-luterana y la glorificación de la Reforma ha adoptado una forma cuasi-litúrgica, destinada no solo a los relativamente raros encuentros ecuménicos, sino a todos los católicos y luteranos del mundo. Como los tradicionalistas saben muy bien, la oración y la fe van de la mano. Las peligrosas implicaciones de este paso aparecen muy claras ante nuestra vista.
La oración de entrada pide al Señor su ayuda para “regocijarnos por los dones que han llegado a la Iglesia a través de la Reforma, nos ayude a arrepentirnos de los muros de separación que nosotros y nuestros antepasados en la fe hemos construido, y nos conceda sus dones para lograr un común testimonio y servicio al mundo”.
Otra oración reza como sigue:
Gracias te sean dadas, oh Dios, por las muchas inspiraciones teológicas y espirituales que hemos recibido a través de la Reforma. Gracias te sean dadas por las buenas transformaciones y cambios que puso en marcha la Reforma o la lucha por sus desafíos. Gracias te sean dadas por la proclamación del Evangelio que tuvo lugar durante la Reforma, y que desde entonces ha fortalecido a innumerables personas en su vida de fe en Jesucristo.
Una de las lecturas en la sección de “Acción de Gracias” del acto comienza así:
“Los luteranos agradecen en sus corazones lo que Lutero y los otros reformadores hicieron accesible para ellos: El entendimiento del Evangelio de Jesucristo y la fe en él; la penetración en el misterio del Dios Uno y Trino que se da a Sí mismo a los seres humanos por pura gracia y que solo puede ser recibido a través de la completa confianza en la divina promesa; la libertad y certeza que el Evangelio proporciona; en el amor que viene de y es suscitado por la fe y en la esperanza en la vida y en la muerte que la fe trae con ella; y en el contacto vivo con la Sagrada Escritura, los catecismos e himnos que traen la fe a nuestras vidas”.
Otra lectura termina con:
“La jornada ecuménica permite a luteranos y católicos apreciar juntos la mirada penetrante de Martín Lutero en la experiencia espiritual del Evangelio, así como de la justicia de Dios, que es también Su misericordia.»
Esta liturgia se caracteriza por el predominio del material protestante y por la alabanza exclusiva hacia la Reforma, mientras nada se dice acerca de – o se extrae de- los elementos distintivos de la historia, teología y patrimonio católicos. La Reforma y Martín Lutero son repetidamente ensalzados, mientras la Contrarreforma y los Papas y Santos del siglo XVI son totalmente silenciados.
Los problemas derivados de la Reforma son completamente pasados por alto en la sección de “Arrepentimiento”, cubriéndose desacuerdos doctrinales y tragedias históricas bajo un manto de generalizaciones banales que culpabilizan por igual a luteranos y a católicos. Se hace un abrumador énfasis en lo que supuestamente une a católicos y luteranos, mientras las doctrinas que “nos dividen” – doctrinas por las que innumerables mártires y fieles católicos sufrieron, sangraron, lucharon y murieron- son silenciadas y abandonadas.
Que Dios tenga piedad de nuestra Iglesia.
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ACTUALIZACIÓN: Acerca de dónde encontrar el texto del “Common Prayer” (Libro de Oración Común), y la carta firmada por el cardenal Koch promoviéndolo:
En mi artículo original olvidé mencionar dónde se puede encontrar el texto del Libro de Oración Común. Puede ser descargado a través de un enlace localizado al final de la página web de la Federación Luterana Mundial (LWF) que contiene la siguiente nota de prensa: Un Libro de Oración Común católico-luterano para 500 años de Reforma.
Y aquí está la carta firmada por el líder de la LWF y el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, presentando el texto litúrgico del Libro de Oración Común:
11 de enero de 2016
A las Conferencias de Obispos Católicos.
A los Obispos, Presidentes y dirigentes de las Iglesias pertenecientes a la Federación Luterana Mundial.
Queridas Hermanas y Hermanos:
Mediante esta carta os felicitamos el Año Nuevo y os invitamos a que os unáis a las comunidades luteranas y católicas de todo el mundo en la preparación del 500º aniversario del comienzo de la Reforma, que tendrá lugar en 2017. El mismo año se cumple el 50º aniversario del diálogo ecuménico global entre católicos y luteranos.
En nuestra carta conjunta del 18 de marzo de 2014, compartimos con vosotros el último informe de la comisión de estudio luterano-católica: “Del Conflicto a la Comunión. Conmemoración común luterano-católica de la Reforma en 2017”. Se trata de un sólido documento en el que luteranos y católicos describen la historia e intenciones de la Reforma. Se sustenta en el resultado de cinco décadas de trabajo teológico de luteranos y católicos, y llama a las comunidades luteranas y católicas a la acción de gracias, el arrepentimiento y el testimonio común. Agradecemos las muchas iniciativas que católicos y luteranos han adoptado juntos en la elaboración del documento, haciendo un llamamiento conjunto a emprender un camino en unión que nos lleve del conflicto a la comunión. Podéis encontrar el documento en este enlace.
Basándose en el informe, el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos y la Federación Luterana Mundial, en cooperación con un grupo de teólogos, han preparado material litúrgico para un acto de oración común en conmemoración del aniversario de la Reforma. La plantilla de la oración común se encuentra aquí.
En tanto en que dicho material os invita a uniros a las comunidades luteranas y católicas globales en la conmemoración del aniversario de la Reforma, está también diseñado de forma que os permita adaptarlo a vuestras tradiciones litúrgicas y musicales locales.
Esta oración común marca un momento muy especial en nuestro camino del conflicto a la comunión. Nos sentimos agradecidos de poder invitaros a participar en este camino como testigos de la gracia de Dios en el mundo.
Rev. Martin Junge. Secretario General de la Federación Luterana Mundial.
Cardenal Kurt Koch. Presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.
Algunos apologistas podrían intentar defender esta situación presentando la oración común como una “plantilla” que puede ser “adaptada a las tradiciones litúrgicas y musicales locales”. A esta “defensa” podemos oponer el hecho de que, incluso si las escandalosas oraciones y lecturas del Libro de Oración Común original se tratan de facto como opcionales (y no está claro que las futuras adaptaciones vayan a resultar en diferentes oraciones y lecturas), en primer lugar no deberían haber sido incluidas en una “oración litúrgica” aprobada por un dicasterio curial encabezado por un cardenal de la Iglesia católica romana.
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[Traducción de Mónica Rodríguez. Artículo original]