Hikoka Vanamuri, ex Profesor de Filosofía de la Universidad de Tokio, fue entrevistado durante una peregrinación en Fátima. Esto es lo que tenía que decir: «Nunca volveré a Japón. Después de años de estudio, después de años de meditación he comprendido que la vida bajo la contaminada atmósfera de Buda es un irreconciliable testimonio histórico de flagrante paganismo. Me convertí al catolicismo. Tomé esta decisión después de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima. Yo estaba en Hiroshima para una investigación histórica. Estaba en la biblioteca cuando estalló la bomba. Estaba ocupado consultando un libro portugués y mi ojo pasó a captar una imagen de Nuestra Señora de Fátima. Tuve la impresión de que esta imagen se movía, como para decir algo. De repente hubo una luz cegadora, que me lastimó intensamente los ojos. Estaba aterrado. El cataclismo había ocurrido. El cielo se había oscurecido y una nube de polvo marrón había cubierto la ciudad. La biblioteca estaba ardiendo. Los hombres ardían. Los niños estaban ardiendo. El aire en sí estaba ardiendo. Ni siquiera tenía el menor rasguño en mí. El signo del milagro era evidente. Sin embargo, no pude explicar lo que había sucedido.
¿Se puede explicar un milagro? Ni siquiera era capaz de pensar. Sólo la imagen de Nuestra Señora de Fátima brilló para mí por sobre todas las llamas, por sobre todo el fuego, sobre todos los actos de barbarie del hombre. No hay duda de que fui salvado para llevar el testimonio de la Virgen al mundo entero. El doctor Keia Mujnuri, un amigo al que fui a visitar quince días después, verificó a través de los rayos X que mi cuerpo no había sido sometido a ninguna quemadura. La barrera del misterio estaba destrozada. Comencé a creer en la belleza del amor. Aprendí el Catecismo, pero en mi corazón guardé su imagen, el dulce canto de Fátima. Yo me quería confesar al Señor, pero lo quería a través de Su Santísima Madre. (De: nelcuoredimaria).
Chiesa e Post Concilio. Agosto 7, 2017
(Traducción Rocío Salas. Artículo original)