Michael Matt pregunta a monseñor Schneider: ¿Están obligados los sacerdotes a acatar la prohibición de decir la Misa en latín?

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Dicen que un rumor no es otra cosa que un chisme con una finalidad. Esperemos que los rumores que corren sobre que Francisco va a poner más trabas a la Misa tradicional –quizás a partir del lunes de Pascua– no sean otra cosa que habladurías.

Por otro lado, más vale prevenir que curar. Y tanto si los rumores tienen fundamento como si no, den por seguro que tarde o temprano nos va a caer encima el Vaticano, y créanme que no va ser para ayudarnos.

¿Qué podemos hacer, entonces? Para empezar, que no cunda el pánico. No sería la primera vez. Por ejemplo, cuando en 1976, en la administración del rito reformado de la Confirmación algunos obispos se disfrazaban de una forma que recordaba a Bo Peep, la de Toy Story, mi padre dudó de la validez del sacramento y no quiso arriesgarse. Pidió al arzobispo Marcel Lefebvre que confirmase a sus hijos, yo entre ellos, y punto. Aunque Lefebvre no tenía autorización del ordinario local para llevar a cabo la Confirmación, el caso es que todos sobrevivimos.

Es posible que vuelvan aquellos tiempos, en cuyo caso volveremos a hacer esas cosas. No nos doblegaremos. Como prometí en un reciente video de The Remnant Underground, pase lo que pase rezaremos por el eterno descanso del papa Francisco con Misas tridentinas por todo el mundo.

Con todo, por ahora la cosa no pinta nada bien. Nos enfrentamos a principados y potestades y tenemos que prepararnos para lo peor. Tenemos que hablar con nuestros sacerdotes y con buenos obispos. Tenemos que elaborar una estrategia que en algunos casos puede llegar a requerir cosas como reunir dinero para adquirir un templo en desuso. Pasar a la clandestinidad, ni más ni menos.

Sea como sea, tenemos que empezar a hablar. Hace cincuenta años no aceptamos el Novus Ordo, y tampoco lo vamos a hacer ahora. Y tampoco nos vamos a ir de la Iglesia… ¡jamás! Como señala Su Excelencia el obispo Schneider en el video abajo incluido, pase lo que pase, las tácticas defensivas que empleemos serán temporales. Si hace falta, volveremos a las catacumbas, pero no será para siempre. Dios se encargará de ello.

Vean el siguiente video y compártanlo con todas las personas que conozcan, y de manera especial con buenos sacerdotes que estén tratando de discernir qué van a hacer.

A propósito, monseñor Schneider sabe muy bien lo que es la clandestinidad. Hizo la primera Comunión en secreto, y su familia practicó la Fe encubiertamente durante años porque el brutal régimen soviético había declarado a Dios ilegal. Dicho de otro modo: Su Excelencia padeció por su Fe, y llegó a conocer el colapso del régimen comunista. Nosotros también lo veremos.

Tengamos muy en cuenta el consejo de monseñor Schneider: no se salgan de la Iglesia, recen por el Papa, pero no obedezcan lo que está mal. No pierdan la fe, y Dios se encargará de todo lo demás.

Y ahora con nosotros, monseñor Schneider, un buen pastor que no nos abandonará –no abandonará su rebaño– hagan lo que hagan los lobos:

(Transcripción del video:)

Michael Matt: Hay un sentido en el que sé que conozco la labor de V.E., y además lo vi en Kazajistán, tratando con mucha caridad al Papa, dando un ejemplo magnífico de lo que se nos pide, y siento curiosidad, porque es igual de importante, en ese mismo acto, cuando él fue a Kazajistán, que V.E. dijera lo que dijo sobre los peligros de un encuentro como ese, por supuesto con por ejemplo Mortalium animos V.E. contaba con mucho material en que apoyarse, la enseñanza constante de la Iglesia. Lo que quiero decir es que a mucha gente le animó que V.E. dijera lo que dijo, porque si nadie habla claro, muchos tienen tentaciones de desesperar y deprimirse, y de pensar que la Iglesia se ha descarrilado sin remedio. Pregunto: no parece que hablar claro vaya a sacar a nadie de la Iglesia, si hablamos de modo correcto como dijo V.E., con caridad pero con firmeza, creo que eso ayuda a la gente a quedarse en la Iglesia, ¿esa también la intención de V.E.?

Monseñor Schneider: ¡Claro! No podemos abandonar la Iglesia. Estamos en la Iglesia, somos miembros de ella. Y cuando la Iglesia sufre, y cuando la Santa Sede está  como dirían algunos ocupada por unas fuerzas que están perjudicando la Fe, y evidentemente socavándola. La tienen ocupada, es una ciudad ocupada. Pero se trata de un fenómeno temporal, por lo que también hay que verlo con una mirada sobrenatural, que la Iglesia está en manos de Dios, en manos de Cristo, incluso en las peores tempestades, con Cristo en la barca. Duerme, pero está en la barca y ésta no puede zozobrar. Ni en la más feroz tempestad. Y esas personas tendrían que verlo así: que la Iglesia es indestructible.

 Tienen que seguir en la Iglesia, porque no tienen otro sitio adonde ir, ni tienen que crear otra clase de iglesia, secta o comunidad independiente.  Eso  no es católico. El católico siempre está en unidad con el Papa y con el obispo. Eso es lo católico. Aun en el caso de que, desgraciadamente, tengamos que amonestar al Papa o corregirle, sigue siendo el Papa, y seguiremos rezando por él. Incluso seguiremos amándolo, quizá más, porque se encuentra en una situación lamentable. Eso sí, tendrá que dar cuenta ante el Tribunal de Dios, nada menos. Asusta, pero tendrá que responder por haber causado semejante caos en la Iglesia, y tanta confusión. Hay que tener mucha compasión de s alma, y amar esa alma, Francisco, rezar por él, ofrecer sacrificios por él, para que Dios lo ilumine y reconozca los errores que está cometiendo, del mismo modo que Juan XXII [22] tuvo la gracia para arrepentirse antes de morir. Tendrá que ser una gracia muy grande, y tendremos que implorarla por Francisco y por otros obispos que también están propagando la confusión en la Iglesia. No debemos cerrarnos por enojo pensando: «No quiero saber nada de este papa o de tal obispo». No, esa actitud no es católica. En el fondo es una actitud sectaria. Tenemos que evitar esas tentaciones. Incluso, cuando en ciertos casos decimos «ahora no podemos obedecer al Papa porque manda cosas que salta a la vista que están socavando la Fe, o arrebatándonos el tesoro de la Liturgia, que es la liturgia de toda la Iglesia, no de él; de nuestros padres, de nuestros santos. Por eso tenemos derecho a hacerlo. Y en ese caso, aunque formalmente desobedezcamos, estaremos obedeciendo a toda la Iglesia, la de todos los tiempos. Con esa aparente desobediencia formal honraremos la Santa Sede por conservar el tesoro de la Liturgia, que es un tesoro suyo. Aunque estemos por un tiempo limitados o discriminados por quienes actualmente ocupan altos cargos en la Santa Sede. Tenemos, pues, que darnos cuenta de que la Santa Sede es mayor que un papa, y que todo esto es para honra de la Santa Sede, y  en últimas  también por amor al Papa, porque cuando él comparezca un día ante el Tribunal de Dios, y el Señor le diga: «Como causaste daños al bien espiritual de la Iglesia, prohibiste o marginaste, discriminaste la Sagrada Liturgia de los santos de todos los tiempos, estos tesoros, eres responsable de ello. Y la Iglesia dejó de recibir numerosas gracias porque prohibiste la liturgia de todos los tiempos, de los santos». Entonces el Señor le hará ver: «Mira, durante tu pontificado había grupos de fieles, sacerdotes, que no te obedecían porque no querían colaborar contigo en la marginación de la liturgia, y que a pesar de todo siguieron celebrándola, y eso puede atenuar un poco tu culpabilidad, porque durante tu pontificado quedaban algunos reductos en los que se celebraba la liturgia de siempre. Es una simple imaginación  mías, que entonces le diremos al Papa: «Santo Padre, aunque le estemos desobedeciendo, lo hacemos por amor a Vuestra Santidad, a la Santa Sede, a la Liturgia que conocieron todos los santos, y esto será un consuelo para Vuestra Santidad en la hora del juicio, que no hicimos caso de vuestras perjudiciales órdenes».

Michael Matt: No podía estar más magníficamente expresado. Estaba pensando en todos los que nos escriben cada día, gente de todo el mundo que ve el canal de TV de The Remnant o lee nuestro periódico. Me gustaría enviar lo que acaba de decir a los sacerdotes que están indecisos y no saben qué hacer a raíz de Traditiones custodes, porque me parece que es muy importante que los sacerdotes y los obispos se den cuenta de  cuál es la situación de los laicos en este momento, porque es muy desalentador, ya que no sólo se van a quedar sin la Misa en latín; me refiero a matrimonios con siete, ocho, nueve o diez hijos que tienen que desplazarse durante tres cuartos de hora o una hora cada domingo de cada semana desde hace veinticinco años tratando de formar a sus hijos, y ahora encima el Papa les va a quitar sin un motivo lógico esa Misa por la que tienen que desplazarse tan lejos Por eso, los sacerdotes que tengan oportunidad de seguir celebrando la Misa en latín para estos excelentes católicos que no quieren otra cosa que seguir siendo fieles… a mí me parece que esa desobediencia los ayudará a no apartarse de la Iglesia.

Monseñor Schneider: Exactamente, y aunque oficialmente esas misas no estén aprobadas,  siempre –y esto es importante– que recen por el papa Francisco, que recen por el obispo de su diócesis, incluso en alta voz para que se vea que no somos cismáticos, que no somos una secta ni nada por el estilo; que rezamos por el Papa y lo amamos, pero que, por ahora, no podemos obedecer sus dañinas y perjudiciales órdenes. Estos papas tienen, y esto es muy importante, un superior. No pueden ser papas u obispos por su cuenta. Eso no sería católico, en modo alguno, y con el tiempo esos sacerdotes se degenerarían convirtiéndose en una especie de gurus. Desgraciadamente, hay muchos ejemplos de ello hoy en día en el mundo de la Tradición, de sacerdotes que son totalmente independientes. Esto no puede ser, es contrario al espíritu católico. Un sacerdote no puede ser independiente: tiene que estar bajo un superior.

Michael Matt: Y si no lo tiene, ¿qué puede hacer?

Monseñor Schneider: Tiene que buscarse un superior; no puede actuar por su cuenta. Eso no es católico. Tiene que poderse  afiliar a una comunidad o a la SSPX para que al menos tenga a un superior al que rendir cuentas. Un sacerdote necesita un superior. De lo contrario empezará a creerse que es una especie de papa u obispo que puede ir por libre. Eso es muy peligroso. Tiene que buscarse una comunidad que esté aprobada, incluso la SSPX, que está parcialmente aprobada por la Santa Sede, gracias a las concesiones que le hizo el Santo Padre. Así habrá una estructura, una obediencia, una subordinación. O bien, en casos muy excepcionales, quizá un obispo jubilado, un obispo católico jubilado que tenga facultades para dirigirlo. Aunque esté jubilado, si es un prelado válido, ese sacerdote puede estar subordinado a él, recibir órdenes de él y rendir cuentas, de forma discreta y quizás temporalmente, hasta que en la Santa Sede vuelva a haber quienes promuevan y defiendan la Santa Tradición.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original)

Michael Matt
Michael Matthttp://remnantnewspaper.com/
Director de The Remnant. Ha sido editor de “The Remnant” desde 1990. Desde 1994, ha sido director del diario. Graduado de Christendom College, Michael Matt ha escrito cientos de artículos sobre el estado de la Iglesia y el mundo moderno. Es el presentador de The Remnant Underground del Remnant Forum, Remnant TV. Ha sido Coordinador de Notre Dame de Chrétienté en París – la organización responsable del Pentecost Pilgrimage to Chartres, Francia, desde el año 2000. El señor Michael Matt ha guiado a los contingentes estadounidenses en el Peregrinaje a Chartres durante los últimos 24 años. Da conferencias en el Simposio de Verano del Foro Romano en Gardone Riviera, Italia. Es autor de Christian Fables, Legends of Christmas y Gods of Wasteland (Fifty Years of Rock n' Roll) y participa como orador en conferencias acerca de la Misa, la escolarización en el hogar, y el tema de la cultura, para grupos de católicos, en forma asidua. Reside en St. Paul, Minnesota, junto con su esposa, Carol Lynn y sus siete hijos.

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