En estos momentos de gran preocupación por la salud de nuestro amado cardenal Burke, invito a todos los fieles a rogar fervorosamente por él, encomendando a Su Eminencia al Sagrado Corazón de Jesús y al Corazón Inmaculado de María.
Exhorto además a los médicos que cuidan de Su Eminencia, pidiéndoles que no vacilen en utilizar los tratamientos existentes que han demostrado ser eficaces para salvar numerosas vidas.
+ Carlo María Viganò, arzobispo
(Traducido por Bruno de la Inmaculada)