Obispo alemán afirma que el papa Francisco ha aprobado de hecho el texto sobre la intercomunión

Como era razonablemente de esperar, el sector progresista del episcopado alemán está intentando interpretar favorablemente el mensaje que el pasado 3 de mayo envió el papa Francisco a los prelados alemanes por medio del arzobispo Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Papa les había dicho en Roma a los prelados alemanes que desea que alcancen una solución unánime, con lo que a todos los efectos declinó hacer más aclaraciones doctrinales con respecto al texto pastoral que acaban de publicar para Alemania, el cual permite que los cónyuges protestantes de algunos católicos reciban de modo habitual la Sagrada Comunión.

Tras su silencio inicial, el sector progresista del episcopado germano ha tomado públicamente la iniciativa haciendo su interpretación particular de los últimos consejos y actuaciones del Sumo Pontífice. Steffan Hesse, arzobispo de Hamburgo, se reunió el martes en Münster con la asamblea de la Comisión Central de los Católicos Alemanes (ZDK) en vísperas de la celebración bienal del Día del Catolicismo, que se celebra en la misma localidad, la cual comenzó el miércoles y se prolongará hasta el domingo. Según una nota de Katholisch.de, Francisco ha dado «una clara indicación del rumbo a seguir» [el destacado es nuestro] en la actual controversia de la Iglesia alemana sobre si se debe administrar la comunión a los protestantes casados con católicos.

Según explicó Hesse, al devolver Francisco la pelota a los prelados alemanes en vez de dirimir la cuestión en Roma, ha dado a entender que una conferencia episcopal tiene competencia de sobra para decidir una cuestión de esa índole. Por si fuera poco, en opinión de Hesse, el Pontífice ha dejado claro que la Conferencia Episcopal Alemana puede dictaminar en esta cuestión como ya lo hizo con su voto mayoritario. Por el momento se desconoce de qué más habló Hesse en la asamblea de la ZDK. Con todo, nos dan a entender que, con toda probabilidad, los progresistas intentarán encauzar futuros debates del episcopado alemán con miras a alcanzar el consenso unánime y colaborador que desea el Papa.

La interpretación personal que hace monseñor Hesse de la orientación pontificia es, en esencia, correcta. Prueba de ello es que el cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no está contento con la decisión (mejor dicho, indecisión) de Francisco en el asunto de la polémica alemana de la intercomunión.

Edward Pentin, corresponsal en Roma del National Catholic Register, monseñor Müller manifestó su decepción por los resultados, y afirmó que la declaración era «muy deficiente, ya que no respondía la pregunta central». El cardenal puso igualmente de relieve que «sin la comunión eclesial no es posible la comunión sacramental». Cabe destacar que el prelado alemán señaló que si se deshace este principio de identidad católica, «se destruye la propia Iglesia Católica» [el destacado es nuestro]. Se hace necesario «expresar claramente la fe católica –añadió Müller–, y de manera especial con respecto a la Eucaristía, pilar de nuestra fe». Agregó que el Papa y la Conferencia Episcopal Alemana «tienen el deber de dar una orientación muy clara, y no expresando su opinión personal, sino ajustándose a la verdadera fe». Igualmente señaló: «Espero que haya más obispos que cumplan con su obligación y alcen la voz». También recordó su deber a todos los cardenales:

«Todo cardenal tiene el deber de explicar, defender y promover la fe católica, y no según su opinión particular, sino leyendo el Evangelio, la Biblia, las Sagradas Escrituras y los Padres de la Iglesia, y de conocer todas estas fuentes de doctrina. Y también los concilios, así como de estudiar a los grandes teólogos de otros tiempos y saber explicar y defender la fe católica, pero no con sofismas para agradar a todas las partes y ganarse la simpatía de todos.»

Müller lamenta que a partir de ahora habrá un conflicto incesante en este sentido, sobre todo «si se continúa prescindiendo de la claramente necesaria declaración de fe católica (…) Hay que fomentar más claridad y más valentía», dijo.

Así pues, del mismo modo que el cardenal Müller manifiesta preocupación por la postura del Papa en la disputa sobre la intercomunión, en contrapartida, el arzobispo Hesse se muestra alegre y optimista. Como ha señalado Edward Pentin –según una fuente cercana a los siete prelados que expresado oposición al texto pastoral sobre la intercomunión–, durante los seis primeros meses el propio cardenal Reinhard Marx intentará ganarse a los siete obispos opositores para que se pongan de acuerdo con los progresistas. La fuente añadió: «La lucha será larga, y a ella nos dedicaremos durante los próximos seis meses».

El pasado miércoles, un día después de la intervención de Hesse, pudo observarse que al menos uno de los siete obispos mencionados no cejará fácilmente. En esta ocasión se trató del obispo de Ratisbona Rudolf Voderholzer, del cual se dice que tuvo el papel más esencial en la redacción original de la carta de los siete contra las nuevas pautas pastorales para la intercomunión. Ayer, vigilia de la Ascensión,  Voderholzer pronunció una enérgica homilía que fue recogida por el portal católico austriaco Kath.net, en la que hace una amonestación para no aprovechar el Katholikentag de Münster (en el que participan 50 000 personas) para promover «reivindicaciones escandalosas sobre cuestiones de fe, en particular en lo referente a la doctrina de los sacramentos y la teología que le es aneja». Voderholzer especifica en su advertencia: «De manera especial exhorto a no intensificar la presión en este momento, con miras a objetivos actuales, en el debate sobre la permisibilidad de recepción de la Comunión por parte de cónyuges protestantes en matrimonios mixtos».

Pareciera que Voderholzer estuviera respondiendo a Hesse.

Posterioremente, el obispo bávaro explica que tanto él como los otros seis firmantes de la carta a Roma tienen el convencimiento de que el presente debate no es un mero debate pastoral, sino que afecta la doctrina de la fe. Según Voderholzer, cuestiones pastorales en este debate serían cómo se debe recibir la Sagrada Comunión, si en la lengua o la mano, de rodillas o de pie. Y prosigue:

«Sin embargo, en lo que atañe a la convicción de la fe y a la pertenencia a la Iglesia de los comulgantes, hay algo más en juego: cómo se entiende en general la Iglesia y la profesión de fe»

Contradiciendo de forma indirecta al papa Francisco y a su descentralizadora decisión de devolver el conflicto al terreno a la Conferencia Episcopal Alemana, Voderholzer deja claro que «un alteración de semejante alcance de lo que ha sido hasta ahora la doctrina católica no se puede hacer a nivel de conferencias episcopales. Lo que es válido aquí debe ser igual de válido en Chicago, Shanghai y Johannesburgo», señaló.

Por añadidura, Voderholzer menciona su visita a Roma y su conversación con los cardenales Reinhard Marx y Reiner Woelki, así como con otros representantes de Alemania y del Vaticano, y cita la petición de Francisco de que los prelados alemanes encuentren una solución unánime al conflicto. «Esta tarea no será fácil de cumplir –afirma–, porque la comunidad eclesial excede la jurisdicción de la Iglesia alemana». En clara oposición a Francisco, Voderholzer aclara que semejante «gobierno unánime preferible sólo puede existir en comunión con los obispos de todo el mundo, con la Iglesia Universal», así como con cada una de las conferencias episcopales de los diversos países. Para este prelado, «lo que tenemos es una verdadera disputa teológico sobre un tema vinculante para nuestra conciencia».

En este contexto –y sobre todo en vista del enorme respeto que corresponde a la Sagrada Eucaristía, con frecuencia mal entendido por el común de la gente–, el obispo lamenta que se esté promoviendo un plan a nivel de estrategias políticas y animosidades personales. «No es una cuestión de buenos modales, sino de las circunstancias y requisitos para acercarse al Santísimo Sacramento». dice.

Actualmente Voderholzer recibe más apoyo protestante en su insistencia para que se tome con más seriedad el tema de la intercomunión. El profesor Thomas Schirrmacher, secretario general de la Alianza Evangélica Mundial –organización internacional de iglesias evangélicas que congrega a más de 700 millones de miembros de los cinco continentes–, responde lo siguiente a una consulta de OnePeterFive:

«La mayoría de los evangélicos concuerdan con la Iglesia Católica en que la intercomunión es el objetivo final del ecumenismo, no el punto de partida. Fue de esto de lo que se habló en el Foro Cristiano Mundial recientemente celebrado en Bogotá. No obstante, en el mundo evangélico también hay quienes creen en la transustanciación; como es natural, en teoría podrían participar en la Misa católica si la Iglesia Católica se lo permitiera. Con todo, en la Alianza Evangélica Mundial aconsejaríamos no hacerlo.»

Los obispos alemanes conservadores –además de la clara actitud de respaldo de los cardenales Müller y Eijk, cuentan ahora también con el apoyo de un teólogo alemán, el profesor Klaus Obenauer, catedrático de teología dogmática en la Universidad de Bonn, que hoy ha hecho un llamamiento en el que califica de irresponsable la decisión del papa Francisco de «decidirse sin ambages a favor de la unidad de la Iglesia y la recepción de los sacramentos –en particular la Eucaristía– para dejar la dinámica de la polémica en manos del nivel eclesiástico local». En alusión a la constitución dogmática Pastor Aeternus del Concilio Vaticano I (S 3063), Obenauer explica que el Sumo Pontífice tiene el deber de tomar partido en las cuestiones de doctrina y de pastoral, a favor de la fe y del derecho canónico, «y más cuando hay grave peligro de inducir a error a los fieles».

Dice el mencionado teólogo que Amoris laetitia, Gaudete et exultate y la decisión pontificia del pasado 3 de mayo de no intervenir decisivamente en la controversia germánica de la intercomunión son textos y acciones que «dan la impresión de que Francisco tenga aversión» a tomar medidas claras y  consecuentes en lo que se refiere a ser católico, sobre todo en lo que es de una importancia tan decisiva.  Al contrario, señala que parece que el Papa quisiera paralizar tales expectativas, añadiendo que lo que hace el Pontífice es dar rienda suelta a fuerzas centrífugas a nivel local, con el efecto consiguiente de que los fieles queden cada vez más marginados. El profesor Obenauer concluye su estimulante exhortación con las siguientes palabras:

«¡Esta situación no puede continuar! Agradezco, por tanto, a los cardenales Müller (de Roma) y Eijik (de Utrecht) que hayan sido capaces de expresarlo con claridad. Y por ello, yo mismo quisiera pedir de un modo muy, muy sentido y humano a todos los cardenales y obispos que observan y lamentan las peligrosas tendencias del actual pontificado bergogliano que terminen por adoptar una clara postura pública contra esta nefasta ratio agendi [lógica que motiva sus acciones] del papa Francisco. ¿Acaso las declaraciones de los mencionados cardenales no nos ayudan a tomar conciencia del dramático interrogante Usque quo? [¿Hasta dónde, hasta cuándo?] O más bien: ¿Querremos despertar en algún momento y darnos cuenta de que nos hemos quedado dormidos en el coche-cama del tren y hemos terminado en una estación a la que no debíamos llegar: la apostasía?»

Maike Hickson

(Traducido por Bruno de la Inmaculada/Adelante la Fe. Artículo original)

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