RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
Publicamos, por expresa petición de un dolido viudo, esta oración de su difunta esposa.
* * *
“Te pido perdón, Señor, por mi aridez de ánimo y por mi dureza al no saberte decir nada en este momento en el que estás ante mí. Sin embargo, se que eres el Ser más hermoso, más generoso, más misericordioso, más rico de gracias del Universo. No tengo nada que darte sino mi vacío, mi silencio interior, hecho de nada, el miedo de mi incapacidad de percibirte.
Te doy gracias por haberme hecho comprender que debo abandonarme a Ti en las dificultades, como signo de mi confianza en Ti, y te doy gracias por haberme dicho que la angustia y el miedo que encontramos, tal vez, en la vida no nos deben dar la medida de nuestra fe, hasta el punto de transformarse en desesperación.
Siempre debemos abandonarnos a Ti, ofrecerte la pobreza de nuestra casa, como única cosa que poseemos, para que Tu puedas habitarla, al menos algún minuto, para que podamos tener un recuerdo vivo de Ti en los momentos en que, por falta de oración o porque queremos afrontar solos las dificultades de la vida, nos alejamos de Ti.
Ven a visitar mi casa, Señor, ayúdame a abrirTe la puerta con confianza y abandono”.