Padre Claude Barthe: Debemos resistir las normas ilegítimas sobre el Rito Tradicional: «El ala dura del Vaticano ha declarado una guerra que va a perder irremediablemente»

Resistencia a una ley litúrgica injusta

Michel Janva

Le Salon Beige

18 de diciembre de 2021

[Rorate: El P. Barthe es un viejo conocido de nuestros lectores. Es uno de los mayores especialistas en la historia del movimiento tradicional y capellán de la peregrinación a Roma, y sabe lo que dice.] Esta mañana, la Congregación para el Culto Divino publicó sus respuestas a ciertas disposiciones de la carta apostólica en forma de motu proprio Traditionis custodes. Hemos entrevistado al P. Claude Barthe.

Padre, se ve que a ofensiva contra la liturgia se intensifica de modo considerable, a juzgar por la publicación este 18 de diciembre de las respuestas a unas preguntas, o supuestas preguntas,  planteadas a la Congregación para el Culto Divino.

La verdad es que el ala dura de Roma está muy empeñada, como demuestra lo que llevan hecho hasta la fecha: la desaparición de la Comisión Ecclesia Dei, el sondeo a los obispos, un motu proprio, la carta del cardenal vicario de Roma, y hoy las respuestas que aclaran Traditionis custodes. Está claro que quieren hacer algo irreversible. Básicamente, las respuestas ya se conocían por la carta del cardenal De Donatis del pasado 7 de octubre a la diócesis de Roma.

¿Pueden las respuestas de una congregación ampliar lo que dice un motu proprio pontificio?

Desde el punto de vista técnico y jurídico, sí. La Iglesia es una monarquía absoluta, y los ministros del Papa pueden promulgar una ley en su nombre y por orden de él. En este caso, lo que hacen es especificar la intención del legislador. Poco se puede alegar, porque el Papa había aprobado esas respuestas en forma genérica (lo cual equivale a una endeble aprobación) y no de forma específica (que sería una aprobación máxima). Ahora bien, desde el punto de vista jurídico teológico, no: si Summorum Pontificum declaró que la Misa antigua no había sido abrogada y era una de las expresiones de la lex orandi, extender esto mediante una disposición a los otros libros (breviario, pontifical, etc.) es algo que se ha hecho en base a un juicio doctrinal   sustantivo. Toda ley en contrario carece de valor jurídico.

A pesar de ello, Traditionis custodes ha anulado esta declaración de Summorum Pontificum

Declaración que las respuestas explicitan y subrayan: según Traditionis custodes, los nuevos libros litúrgicos son la única expresión de la lex orandi. Ahora bien, provisionalmente se toleraba un uso más restringido del Misal antiguo a fin de «facilitar la comunión eclesial». Pero los otros libros litúrgicos (ritual, pontifical, etc.)no están comprendidos en esta tolerancia provisional y quedan por tanto prohibidos (excepto para el rito en parroquias personales, siempre que lo autorice el obispo).

Todo el aparato se basa en la declaración de Traditionis custodes que afirma invalidar Summorum Pontificum, aunque en realidad lo que hace es relativizarla, del mismo modo que la libertad religiosa pretendió anular el magisterio que fue válido hasta Pío XII.

En concreto, ¿qué queda prohibido?

Las consecuencias más sensibles de estas medidas, en caso de que sean aceptadas por los interesados, serían: la prohibición, salvo en parroquias personales, de las bodas por el rito tradicional (aunque en realidad, bastantes párrocos a los que sus feligreses se las pedirían harían la vista gorda); prohibición de las confirmaciones por el rito tradicional (pero cabe pensar que muchos padres de niños recurrirían a la FSSPX); y sobre todo la prohibición de ordenaciones sacerdotales según el rito tradicional. Con mucha diferencia, esto es lo más grave, porque apunta de forma muy concreta a los seminarios tradicionalistas. Los institutos Ecclesia Dei no lo aceptarán, como tampoco aceptarán la Misa nueva junto con la Tradicional en sus seminarios, la cual les quieren imponer con las visitas canónicas organizadas por la Congregación para los Religiosos. Sería un suicidio: los candidatos al sacerdocio lo pensarían mejor y se acabarían las vocaciones.

Entonces, ¿hay que resistir esta ley injusta?

Sí, mediante la gracia de Dios y la poderosa ayuda de la oración, aunque suponga ganar tiempo en los seminarios y en el apostolado. Claro que para que haya ordenaciones tiene que haber obispos dispuestos a considerar que las disposiciones prohibitivas no tienen fuerza de ley.

Y también que no les importe aceptar los riesgos que comporte contravenirlas, ¿no?

En realidad todos, tanto los obispos como los superiores, seminaristas y sacerdotes de a pie que tomen la resolución de no aceptar Traditionis custodes según explica la respuesta tendrán que asumir los riesgos.

¿Cuáles son esos riesgos? En el mundo secular se preparan previendo y calculando las crisis que puedan surgir. Lo peor que puede suceder –lo de monseñor Lefebvre en 1976– hay que recordarlo con respecto al orden: antes de celebrar una ordenación prevista habría que notificar al prelado una prohibición mandato speciali Summi Pontificis, que sería seguida por la suspensión a divinis o prohibición de celebrar los sacramentos. Por otra parte, cabe esperar que se tomen medidas muy diversas con las comunidades recalcitrantes, la peor de las cuales (una vez más, el orden) sería la supresión. Claro que también se puede pensar: ¿y por qué no? Siempre que la diplomacia de las partes interesadas combine habilidad en la forma y firmeza en la sustancia para que sólo haya reacciones  de principio. Eso sí, no debemos contar con ello, porque significaría subestimar la determinación de los autores de esos textos.

El típico equilibrio de poderes.

En efecto, y afortunadamente, para unos donnadies como nosotros, lo principal es que Cristo sostiene a la Iglesia. En todo caso, actualmente el equilibrio de poder es mucho más favorable de lo que parece al mundo de la Tradición, sobre todo en Francia, donde no se dejará avasallar. Es más, a las diócesis no les interesa que las comunidades se conformen con una semiindependencia temporal (como el IBP en París, en el Centro San Pablo). Sigo convencido de que el ala dura del Vaticano ha declarado con Traditionis custodes una guerra que irremisiblemente va a perder. Pero es una guerra que puede hacer mucho daño, hay que reconocerlo. Por eso, hay que rezar mucho para apoyar a los que tienen que tomar las decisiones.

Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original

RORATE CÆLI
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