(LifeSiteNews) – Hace meses que el Vaticano no deja de dar a los católicos un flujo incesante de indicios de que el papa Francisco coincide con la visión modernista que permite la comunión para los divorciados vueltos a casar.
Tuvimos su firma en una carta de apoyo a los obispos de Buenos Aires por su interpretación de Amoris Laetitia. Tuvimos el testimonio de la visión del Papa por parte del cardenal Marx de Alemania, uno de los 9 cardenales asesores del Papa. Tuvimos a los obispos de Malta diciéndolo. Tuvimos al principal intérprete de textos legistlativos del Vaticano diciéndolo. Y tuvimos numerosos artículos del periódico del Vaticano en favor de esta ruptura con la tradición.
Han habido voces opositoras, como la del cardenal Muller, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y más recientemente las de los obispos chilenos.
Si bien las afirmaciones del cardenal Muller parecen ser opinión suya en lugar de la del Papa, recientemente en uno de los periódicos más importantes de Chile, los obispos chilenos realizaron declaraciones que parecen indicar que el propio papa Francisco les transmitió una interpretación conservadora de su exhortación, prohibiéndoles la comunión para los divorciados vueltos a casar. Adicionalmente, algunos blogueros católicos interpretaron que las declaraciones de los obispos chilenos indican que el papa Francisco también se opone a la comunión para los políticos católicos que apoyan el aborto. Algunos incluso interpretaron en las declaraciones de los obispos, que el Papa rechaza el sacerdocio casado, contradiciendo lo que dijo al periódico alemán, Die Zeit, en una entrevista realizada poco después de su reunión.
No es fácil descifrar todo esto. Hay una clave de parte de Dan Hitchens, del Catholic Herald. Él señala que el reportero que entrevistó a los obispos chilenos, y los que reportan sobre los comentarios de los obispos, podrían estar transmitiendo sus propios deseos.
El artículo original en El Mercurio intercala las declaraciones personales de los miembros de la conferencia de obispos chilenos con relatos de segunda mano sobre lo que el Papa dijo a los obispos. En principio, las únicas declaraciones atribuibles al Papa son vagas anécdotas.
Pero como dijimos arriba, en la Iglesia hay una confusión masiva sobre la posición del Papa en este asunto. Si bien un análisis minucioso muestra claramente que el Papa respalda la comunión para los católicos divorciados vueltos a casar, hay cardenales y obispos que sugieren que el Papa quiere lo contrario.
Para quienes conocen al cardenal Jorge Bergoglio de antes de su elección al pontificado, esto no es nada nuevo. Tras hablar con algunos sacerdotes de Buenos Aires que trabajaron en cargos diferentes junto al cardenal Bergoglio, supe a través de ellos que la confusión es un emblema de su ministerio. Una anécdota en particular fue muy instructiva. Me dijeron que las personas de partidos opositores participaban en reuniones con el cardenal Bergoglio creyendo que él apoyaba su posición. “Él está con nosotros, pero no puede decirlo públicamente,” dirían, como también decían los del partido opositor que se reunían con él.
Mientras que en una arquidiócesis esto puede funcionar por un tiempo, un sacerdote me contó que en el Vaticano, donde casi todo lo que el Papa dice se proclama en todo el mundo, esta clase de discrepancias se hacen evidentes más rápido. El sacerdote me dijo que Francisco es muy peronista — en referencia al ex -presidente argentino Juan Domingo Perón. Como Perón, el papa Francisco juega con las facciones de izquierda y con las de derecha.
El sacerdote contó una historia del presidente Perón que ayuda a entender a Francisco. Una vez, Perón estaba en su automóvil ante una bifurcación en el camino y su chofer le preguntó qué camino quería tomar, a lo que Perón respondió: “Ponga la luz de giro a la derecha, pero doble a la izquierda.” Un último comentario sobre Bergoglio, relatado por este sacerdote, es que cuando lo presionan él va hacia la izquierda porque tiene gran aprensión a ser tildado de derechas en los medios de comunicación.
Poco tiempo después de la publicación de Amoris Laetitia, un crítico iluminado advirtió que sería inmanejable para la Iglesia si los obispos de Alemania dieran el visto bueno a los divorciados vueltos a casar mientras del otro lado de la frontera, en Polonia, se consideran en pecado mortal. ¿Pero quién hubiera imaginado que veríamos obispos y cardenales con opiniones contrapuestas sobre lo que el mismo Papa cree y enseña?
La dicotomía es una evidencia clara de que el mismo Papa, al rehusarse a clarificar a pesar del pedido formal y público por parte de cuatro cardenales y las súplicas asociadas de incontables católicos del clero y laicos, es culpable de traicionar a toda la Iglesia. Al permitir que continúe la confusión, siembra la confusión en los corazones de los fieles. Esta confusión podría conducir al pecado mortal y por tanto a la condenación eterna.
Sin dudas el papa Francisco juega con fuego. Fuego del infierno.
John-Henry Westen
(traducido por Marilina Manteiga)