Siempre me he planteado la cuestión de porqué mis padres hicieron la comunión a temprana edad y sin embargo el latín no fue dificultad para ellos para comprender el misterio. De verdad, es interesante planteárselo, porque no faltan los que siempre aducen los motivos de que es mejor usar la lengua vernácula. Sin embargo mis padres sabían a Quién recibían y no tenían ninguna dificultad para oír misa. Parece que tenían mucho más claro que yo a esa misma edad este gran misterio.
Así que con este pequeño artículo respondo a Mónica C. Ars
Voy a contar lo que mi mujer y yo hemos hecho.
Hace unos meses decidimos que nuestros hijos de 8 años (mellizos) asistieran los domingos a misa tradicional. Aún no han hecho la primera comunión. Les relato los motivos que nos han llevado a mi esposa y a mi a tomar esta decisión.
Preparando a mis hijos para la primera comunión, el tema central sobre lo que gira todo es la Misa, la Eucaristía, el Sacrificio del Calvario, en donde debemos mostrar adoración a Dios, reverencia, respeto, piedad y prepararnos para recibir al Señor. Si les explico esto a mis hijos y luego al ir a la misa tienen que ver que antes de la misa casi nadie hace una genuflexión frente al Sagrario, la gente habla sin ningún recato, incluso dando la espalda al Sagrario, como si estuvieran en un bar. Luego durante la misa, no faltan las personas que se las pasan cotilleando sin mostrar ningún signo externo de adoración, a la hora de la consagración sólo ven espaldas (nadie se arrodilla), y a la hora de comulgar apenas ven un mínimo de reverencia hacía Cristo Eucaristía. Pueden imaginar que toda la catequesis que les doy a los críos se va al traste.
Después de meditar esto. ¿Dónde van a ver y a vivir lo que les he explicado de manera radical? La respuesta vino rápida, en la misa tradicional, la misa de siempre. Sin lugar a dudas, la disposición de todos “ad orientem”, el latín, la vox secreta en la consagración y muchos otros detalles son radicales a la hora de dar una catequesis visual y práctica de lo que les estoy explicando a mis chiquillos.
Así mismo, sondeado el panorama catequético, decidimos también ser los padres quienes le demos las catequesis, a algunos esto les puede parecer que es marginar a los niños al excluirlos de las catequesis parroquiales y las misas de niños. Cada uno es libre de pensar lo que quiera, por supuesto. Pero a mi me sorprenden más los esfuerzos que realizan los padres por llevar a sus hijos a los mejores colegios, o los esfuerzos para llevarlos a actividades extraescolares, pero que luego les importe un pimiento la formación espiritual y la Fe los chiquillos. Cuando en realidad el Señor nos pedirá cuentas sobre todo del esfuerzo que hemos puesto en la salvación de nuestros hijos. No hay que olvidar esta gran responsabilidad.
Santiago Llull