El purgatorio está lleno

«Llegan a los difuntos, por quienes ejercitamos la piedad, las súplicas solemnes hechas por ellos en los sacrificios ofrecidos en el altar, las oraciones y las limosnas, aunque no aprovechen a todos por quienes se hacen, sino tan sólo a los que en vida hicieron méritos para aprovecharlos. Pero, porque nosotros no podemos discernir quiénes son, es conveniente hacerlos por todos los bautizados para que no sea olvidado ninguno de aquellos a los que puedan y deban llegar esos beneficios» (La piedad con los difuntos, San Agustín)

Nos encontramos ya de lleno en el mes de Noviembre, dedicado a las Benditas Animas del purgatorio, ¿alguna vez se han encontrado con alguna? Vaya pregunta, ¿verdad? Yo creo que no tendríamos nada que temer aunque se nos apareciesen deambulando. A lo largo del día me encuentro con muchísimas personas que en  medio de una conversación trivial me piden que rece por ellos, unos con más fervor que otros, pero al menos diariamente, siempre me encuentro alguna solicitud y no me causa molestia ninguna, al contrario, me agrada el cometido de pedir unos por los otros ¿Qué piensan que nos dirían las benditas almas si se nos presentasen hoy en nuestra casa, por ejemplo? Es seguro que no nos hablarían ni de política, ni de sociedad, sólo nos pedirían oraciones, no necesitan nada más, ni comida, ni bebida, ni dinero, ni casa, sólo oración, por lo tanto no debe asustarnos pensar en ellas, no son carnívoras, en caso de presentarse ante nosotros, no temamos. Todos los días por wasap o por mail nos llegan extrañas y absurdas cadenas de oración que la gente se molesta en mandar a todos sus contactos, no se sabe ni su origen ni su fin, pero como tontos entramos en la dinámica de reenviar. No perdamos el tiempo con imbecilidades, aprovechemos bien nuestra vida, nuestro tiempo, recemos de una manera madura, serena y confiada, apaguemos el móvil e hinquemos la rodilla para pedir por aquellas almas que lo pueden necesitar. Reenviando un mensaje, no haces nada; rezando, lo haces todo.

Me encanta pasear y observar lo que me rodea, en mi ciudad hay un gran número de calles dedicadas a personajes que en su día fueron hombres y mujeres de renombre: Arzobispo Lago González, Modesta Goicouría, Eusebio da Guarda, etc. He escogido una serie de nombres no al azar. La mayoría de las personas pasamos por esos lugares desconociendo quienes eran o a que se dedicaban y por qué estas calles llevan su nombre. En el caso de Modesta Goicouria y su esposo Eusebio da Guarda fueron unos benefactores de la ciudad de la Coruña, gracias a los cuales conservamos la preciosa Iglesia Castrense en el centro de nuestra ciudad, su generosidad hizo posible la reconstrucción de uno de los templos más bellos en los que se da Gloria a Dios. Modesta y Eusebio se dedicaban a los más necesitados, sus obras les preceden y aún así, muchos desconocen su biografía, ¿Qué les quiero decir con esto? Muy sencillo, si ni siquiera se recuerda a aquellos que donaron sus bienes en favor de los más necesitados, a favor de la Iglesia como institución, la cual no les aplica a lo largo del año ni una sola Misa, ¿Qué podemos esperar que se haga por aquellos que gozaron de menos renombre, como podemos ser el resto de los pobres mortales? Suelo observar las placas que se ponen sobre algunos órganos en recuerdo de alguna donación…es lo máximo que hay, cuando el tiempo las desgate y borre sus nombres, ni siquiera la curiosidad de algún visitante podrá ponerles sobre su pista. Antiguamente los organeros, en la construcción de los órganos de tubos, nos dejaban secretos que sabían que se descubrirían con el paso de los siglos…pequeños papelitos ocultos en alguna pieza pidiendo oraciones por sus almas, eh, ¿sorprendidos? Estos días, sin que haya pasado un siglo, sólo un año, me he encontrado lo mismo entre las pertenencias de mi amado padre, pedidos de oración por su alma. Estas personas tenían claro el fin del hombre, ¿lo tiene la generación del siglo XXI?

No sé la realidad de cada uno de Vds., pero en mi entorno, apenas veo en ninguna Iglesia que se apliquen oraciones por las almas del purgatorio, es más, diría que para muchos Católicos de hoy en día, el purgatorio es inexistente, pero la realidad es que existe y está lleno, ¿Por qué lanzo esta afirmación? Su existencia es un dogma de Fe de la Iglesia y por lo tanto, no es cuestionable. Ni Papas, ni Obispos ni Presbíteros pueden ir en contra de un dogma de Fe, no lo pueden negar y la predicción de que está lleno, quizás es un poco optimista por mi parte, sin duda alguna, pero me lanzo a esta previsión viendo lo que hay a nuestro alrededor. Nada manchado entra en el cielo. Sí, sé lo que están pensando, que en el infierno tampoco deben de quedar muchas plazas libres…Tomemos en serio nuestra vida, el purgatorio no es un balneario de cinco estrellas. 

Entre las obras de caridad está “enseñar al que no sabe”, así que les animo a “predicar” en sus parroquias sobre el purgatorio ya que no es una invención tradicionalista. Si le preguntan a su párroco su opinión sobre el Purgatorio y les dice que no cree en él, sepan que pueden comunicárselo al Obispo de la Diócesis y tienen obligación grave de hacerlo porque lo que ese Sacerdote predica no es lo que la Iglesia enseña.

¿Por qué no se habla sobre ello en las homilías? Muy simple, un alto número de miembros de nuestro clero ya no creen en el purgatorio, nunca antes hemos estado tan hermanados con los protestantes, es normal tanta algarabía en torno a Lutero: ya somos Luteranos, el mismo Vaticano celebra la feliz unión con un sello en el que se ve a Nuestro Señor crucificado y al hereje Lutero a sus pies. Hablamos de la educación de los niños en los colegios públicos de España para quejarnos, pero entonces, siendo congruentes, ¿por qué no nos quejamos también de la educación que se está dando en la catequesis? Los niños no tienen conocimiento de los novísimos o lo tienen tan distorsionado que sólo conocen el cielo como único lugar al que van las almas al morir. ¿Cómo pueden creen en el purgatorio o en el infierno si desconocen su existencia? Imagínense que mañana nos preguntan si creemos en el wombat, diríamos, ¿y eso que es?  Bien, es un animal parecido a un conejo, ignorado por casi toda la población, raro. Esto es lo que ha pasado con el purgatorio, no se sabe lo que es, ni siquiera llega a raro, como el pobre wombat. Esto explica la actual mentalidad del mundo, es lo mismo obrar bien que obrar mal, según nos predican erróneamente: “todos vamos al cielo”. Así se educa a la mayoría de los niños en las parroquias, desconociendo las verdades de Fe y así vivimos en un mundo de maleantes y delincuentes, la santidad no está de moda.

Pregúntenles a sus hijos, nietos, sobrinos o hijos de amigos si les hablan de esto sus catequistas, pero vayan más allá, pregúntese si nosotros mismos seguimos creyendo en ello. Cuántas personas de avanzada edad en grupos parroquiales están recibiendo catequesis de adultos, se les está aleccionando en una nueva religión y nadie dice nada. Estas personas posiblemente no van con el afán de aprender nada, van como un medio de distracción y es así como aprovechan los sectores modernistas y progresistas para inculcarles las nuevas enseñanzas primaverales: Lutero es un santo que no fue entendido en su época. Aquello que nuestros padres y abuelos aprendieron en su infancia en un ambiente pío y recto es desechado de sus frágiles memorias. Veo a personas de 80 años o más participando activamente en ceremonias que dudo que los que tenemos dos dedos de frente podamos denominar, “Misas”. Deformación pura y dura.

Los funerales y las Misas aplicadas están out y el clero ha sido el culpable en primera persona. Hace poco veía a unos hijos preparando con todo el cariño el aniversario de su difunta madre y todo eran objeciones por parte del Sacerdote, desde los cantos, hasta el día y hora en que quería hacerlo, todo se solucionó cuando uno de los hijos iba a entrar en la Sacristía y escuchó como el cura se mofaba de ellos, lo tuvo claro, buscó otra Iglesia y otro cura, pero otros muchos, simplemente ya no buscarían nada, dudarían de la santidad de nuestros presbíteros y de la eficacia de la Santa Misa.

Avanzando en el tema, el que dice ser Católico y no cree en el purgatorio o niega su existencia, es un hereje. Ya en el Concilio de Florencia se señala lo siguiente: “Si habiendo hecho penitencia verdaderamente murieran en la caridad de Dios antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por los pecados de comisión y de omisión, sus almas después de la muerte son purificadas con penas purgatorias; y para ser libradas de estas penas, les aprovechan los sufragios de los fieles vivos”.

Con la llegada del hereje Lutero, el Concilio de Trento vuelve a manifestarse sobre este tema: “Habiendo enseñado la Iglesia católica en los sagrados concilios y recentísimamente en este sínodo ecuménico, adoctrinada del Espíritu Santo por las Sagradas Escrituras y por la antigua tradición de los padres, que hay purgatorio y que las almas retenidas allí son ayudadas por los sufragios de los fieles pero sobre todo, por el sacrificio del altar digno de ser aceptado, el Santo Sínodo manda a los obispos que procuren diligentemente que la sana doctrina del purgatorio transmitida por los santos padres y los sagrados concilios sea creída por los fieles cristianos, mantenida, practicada y enseñada en todas partes”.

Me sorprendía gratamente estos días como algunas personas me llamaban preguntándome por el aniversario de mi padre, incluso el día de todos los difuntos, varios Sacerdotes, tuvieron la delicadeza de recordarlo en la Santa Misa aún sin ni siquiera haberlo conocido personalmente. En los tiempos que vivimos esto es una Gracia sin igual, recordar no sólo a nuestros difuntos, sino también a aquellos que no conocemos pero que eran parte de la vida de las personas a las que queremos y apreciamos…Esta semana me comentaba un amigo sobre una persona que acababa de fallecer y su familia ni siquiera quiso hacerse cargo del cuerpo, me decía que lo veía a diario ya que solía tomar el café al lado de donde él trabaja, “he ido a aplicarle una Misa. Al pobre hombre, su familia, ni lo quiso enterrar, dejaron su cadáver a cargo del ayuntamiento. Yo acostumbraba a conversar cinco minutos diarios con él, antes de entrar a trabajar, era una buena persona”. Mi amigo acude diariamente a la Santa Misa y cuando escuchó el nombre en el memento, no pudo contener la emoción, una sociedad que dice tenerlo todo y no tenemos nada, ni siquiera amor los unos por otros. El mandamiento del Amor ha sido traicionado. Tomemos buena nota de esta acción, ¡imitemos a mi amigo!, yo también me apunto, apliquemos una Misa por aquellos que nadie reza, podemos hacerlo, no es un hecho heroico, simplemente es una obra de caridad. En mi Diócesis, el estipendio de una Misa aplicada es de 10 euros, para que se hagan una idea con ese dinero se compra una entrada de cine o un bote de detergente, más o menos, ¿Podemos? ¡Hagámoslo! Es tan sencillo como ir a la Sacristía y pedir una Misa por los difuntos en general, acepten el reto, el reto de aplicar Misas por las benditas ánimas del purgatorio, ¡Reventemos la agenda del párroco!

Cuanta gente coge el dinero y las pertenencias de los difuntos, algo que de por sí no es malo y nos podría ayudar a nuestra propia santificación y sin embargo, son moneda de cambio para el demonio. Ya no se vela a los muertos, se churrasca su cuerpo y en vez de una Misa nos vamos de verbena, de fiesta. Los difuntos son tratados como electrodomésticos que se tiran y se sustituyen por otros, pensamos que podemos llenar ese vacío con alicientes mundanos o con nuevos amigos y lo único que sustituye la ausencia de los que se van, es la oración por sus almas. Al igual que un hueco en una pared sólo puede ser tapado con masilla, la ausencia de nuestros difuntos sólo se puede cubrir con oraciones por ellos.

Todos los días a nuestro alrededor mueren muchísimas personas sin familia, sin amigos, sin recursos, personas que pasan por la historia sin hacer ruido, sin dejar ninguna huella en especial. Recuerdo una persona que acudía frecuentemente a cáritas y con el cual pude compartir algunos momentos de entrañable conversación, vivía sólo, no tenía a nadie. Su vida diaria trascurría en la Iglesia con los que él llamaba “sus amigos”. Se acercaba a todos los santos, siempre tenía una tierna sonrisa en su rostro y se quedaba un rato con cada uno de ellos, pero como me dijo una vez señalando el Sagrario, “ahí está el más importante”. En una ocasión mirando una lámina de la Virgen sin ningún valor económico me dijo, “¿Sabe Vd. que haría si me tocase la lotería?, me compraría este cuadro”. Ese hombre rezaba por todos durante casi todas las horas del día y ahora, ¿Quién reza por él? Posiblemente María Santísima lo habrá llevado directo a los Brazos del Padre, pero muchos otros se quedarán en el intermedio, quizás por una eternidad, no se sabe, pero lo que es cierto es que podemos aliviarles la pena.

“¡Oh corazones piadosos! Pedid a Dios y rogad

por las almas que padecen en aquel fuego voraz

Muévaos, pues, a compasión verlas gemir y llorar”

El trabajo de los organistas, principalmente en Galicia, es dar soporte musical en los funerales y ¿saben que sucede? Que actualmente no hay funerales, como lo leen, no hay funerales, en concreto en la ciudad de La Coruña la caída ha sido en picado en pocos años. Las razones son dos y se resumen en un visto y no visto. Con la modernización de las funerarias se habilitaron unas salas multiuso que sirven tanto para hacer una Misa, como una ceremonia protestante, budista, testigos de Jehová, una despedida laica con piano y champán, etc. En este espacio multiusos, muchos Sacerdotes de dudosa piedad, Ofician la Santa Misa o una parodia de la Santa Misa, en 15-20 minutos máximo después de preguntar previamente quién va a Comulgar y tras levantar la mano como en el colegio, empieza el tan esperado: “el Señor esté con vosotros” y en un abrir y cerrar de ojos, “podéis ir en paz”.

Así comenzó el declive: el inicio del fin de los funerales empezó con una parodia de la Santa Misa, ¿Recuerdan la vida Bryan? Muchos que se escandalizaron de esta película, ahora la viven en primera persona y ni se enteran, nos estamos riendo de Jesucristo. Lo que empezó hace unos años en una sala multiconfesional de un moderno tanatorio con un Presbítero a sueldo, a día de hoy, incluso, está llamado a desaparecer. ¿La razón? Sencilla, la gente mira la factura que les calzan los del tanatorio S.L y piensa que esos 20 minutos de Misa express hasta se los puede ahorrar y tomarse unas cervezas a costa del difunto y es que en este caso, la Misa no tiene estipendio (limosna), tiene tarifa pura y dura, como los tomates en el supermercado. Para que después digan los curas que las Misas no se cobran, ya, ya, no hay más que ver la factura del tanatorio y al cura en plantilla de empresa.

Queridos míos, lo repito, ya no hay funerales, ya no hay Misas aplicadas, ya no hay cabo de año, “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”, dice el refrán que resume el momento actual en pocas palabras. Lo cierto es que ya no hay Fe.

Hace un par de semanas me encontraba tomando un café en una ciudad gallega (no en la mía) y en la mesa de al lado había, supuestamente un cura y unos laicos implicados cuchicheando sobre como dinamizar los funerales. Miren, no dinamicen más porque entonces nos quedamos hasta sin paredes. Cuando no se dinamizaba, las Iglesias estaban llenas. Oficien simplemente Misas “normales” en el Templo, que es el lugar apropiado, de paso, aprovechen la predicación para hablar del cielo, del purgatorio y del infierno, utilicen el incienso y el agua bendita y catequicen. ¿Qué se puede esperar cuando uno intenta solucionar el problema de su parroquia tomando un café en una terraza en vez de estar en el Sagrario rezando, o llevando los Sacramentos a los difuntos? Esta es la vida de piedad actual, todo un ejemplo a seguir.

De boca de mis padres, siendo niña, conocí los novísimos y la gran herencia que me han dejado es la práctica de rezar por los difuntos. Recuerdo que con corta edad los acompañaba a dar el pésame a las familias y siempre acudíamos a los funerales, mis padres lo consideraban además de una devoción, una obligación. Igualmente en el rezo del Rosario siempre aplicábamos un misterio por las almas del purgatorio. Y si alguien piensa que esto puede traumatizar a un niño, entonces es que vivimos en un mundo de desnortados, hace dos días se celebraba la fiesta americana y los padres disfrazaban a su hijos de muerte, otros de demonio con el rabo incluido, y resulta que el nene se traumatiza por ir a un velatorio, no seamos pueriles. Hagan que los niños abracen la santidad desde su más tierna infancia, enséñenles a rezar por las almas de los difuntos.

En mi infancia rezaba convencida de que con mi oración aliviaba la estancia en el purgatorio de las almas que allí se encontrasen y con la misma Fe de ni niñez lo sigo haciendo. Cada cierto tiempo intento recordar los nombres y las caras de las personas que conocí y que ya fallecieron, lo hago muy despacio para intentar no olvidar a ninguno, mi primer recuerdo corresponde a un tío mío, en cada uno me paro y voy rezando una Padrenuestro. Cuando llego al final, lo hago por todos aquellos que no conocí o que he podido olvidar, en definitiva, por todos los hombres y mujeres que poblaron la tierra. Si piensan que este pequeño ejercicio me lleva largas horas, lo cierto es que, o me pasa el tiempo muy rápido, o mi memoria es muy frágil o…quizás,  sencillamente, es que encuentro tanto agrado rezando por sus almas que dos horas me parecen dos minutos.

“Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre, ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido, y en ofrecer nuestras plegarias por ellos” (San Juan Crisóstomo)

Sonia Vázquez

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