¿Qué diferencia hay si manda Dios o si manda el hombre? ¡Como del cielo a la tierra!

La diferencia es que Dios puede mandar y nosotros le debemos obedecer siempre, mientras que el hombre sólo puede mandar limitadamente y nunca en oposición a los Mandamientos de Dios. Más que a los hombres, hay que obedecer siempre a Dios, con la seguridad de que no nos equivocamos.

La distancia del Cielo a la tierra es abismal, porque sólo Dios es el Altísimo, mientras que el hombre es sólo una pobre creatura, aunque tan amada por Dios, cuyo Hijo Unigénito, por amor nuestro, se encarnó y, como hombre, murió por nosotros en la Cruz para redimirnos del pecado. Como Dios, el Señor Jesús no podía ni padecer ni morir.

La Encarnación y la Pasión y Muerte del Verbo Encarnado son los dos misterios principales de la Fe cristiana. Siguen siendo incomprensibles para nosotros y, sin embargo, son verdaderos porque hacen parte de la Sagrada Revelación. El Señor, derramando hasta la última gota toda su Preciosísima Sangre, no podía hacer más, no podía amarnos más. Nos pide también nuestro amor, un amor sin medida; como El, también nosotros debemos ser capaces de dar la vida por El.

Recitando el “Padrenuestro” (la oración modelo de toda otra oración) es posible ser obedientes al mandamiento del Salvador y es igualmente posible ser conformados a Su divina enseñanza. Elevemos los ojos, la mente y el corazón, toda nuestra persona, el espíritu, el alma y el cuerpo al Padre que está en los Cielos.

“¡Santificado sea tu nombre!”. Al Eterno, clementísimo Padre, lo llamamos por su nombre: “Padre nuestro” es Su nombre, justo y misericordioso a la vez, de lo contrario sería reducido a la mitad como Dios y como Persona divina. La justicia y la misericordia en Dios están siempre indisolublemente unidas.

“¡Venga a nosotros Tu Reino!”. El mundo tiene necesidad exclusivamente del Reino de Dios, tiene necesidad de verdad, de unidad, de amor, de justicia y de paz. Sólo si viene el Reino de Dios, vivo y verdadero, el mundo puede ser salvado. El Reino viene por medio de Jesús, Salvador y Rey.

“¡Hágase Tu Voluntad!”. ¡La Voluntad de Dios es la que debe reinar! La Voluntad de Dios reinó ya con la creación, cuando fueron creados el Cielo y la tierra en perfecta armonía. En el Cielo, nunca faltó el Reino de Dios, nunca faltó la armonía, esto es, la Voluntad de Dios, Su Ley, Su mandamiento.

“¡En la tierra como en el Cielo!”. El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, colocado en la tierra para que la gobernase en nombre de Dios, no fue capaz, en la libertad, que le fue dada, de conservar la Ley de Dios y la armonía en nuestra tierra. ¡La Voluntad de Dios debe volver a la tierra, mediante la Cruz de Nuestro Señor!

Después, sólo después, el pan cotidiano será de todos, no sólo de los ricos sino también de los pobres, y habrá verdadera fraternidad; después las deudas hacia Dios y hacia los hermanos serán perdonadas. Y la cabeza de la serpiente mentirosa y tentadora será aplastada para siempre.

Padre nuestro, que estás en el Cielo, venga a nosotros Tu Reino también sobre la tierra, vuelva la armonía sobre la tierra, la del Cielo.

¡Que Cristo reine, que reine siempre y en todas partes!

Oblatuscumipso

(Traducido por Marianus el eremita/Adelante la Fe)

 

SÍ SÍ NO NO
SÍ SÍ NO NOhttp://www.sisinono.org/
Mateo 5,37: "Que vuestro modo de hablar sea sí sí no no, porque todo lo demás viene del maligno". Artículos del quincenal italiano sí sí no no, publicación pionera antimodernista italiana muy conocida en círculos vaticanos. Por política editorial no se permiten comentarios y los artículos van bajo pseudónimo: "No mires quién lo dice, sino atiende a lo que dice" (Kempis, imitación de Cristo)

Del mismo autor

En honor de la bienaventurada Virgen María

María, puerta del Cielo por la que ascendemos a Dios. Si ella...

Últimos Artículos