Se oyen desde hace tiempo diversas corrientes propugnando una vuelta a la Iglesia primitiva, restaurar la del siglo I, en todo o en parte, como paradigma de pureza y fidelidad a Jesucristo, que permitiría deshacernos de siglos de contaminación que han creado una estructura de la Iglesia totalmente alejada de la que Cristo quiso.
En su reciente entrevista el Santo Padre Francisco ha advertido contra el «restauracionismo», entre los que están «el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, posee una visión estática e involutiva. Y así la fe se convierte en una ideología entre tantas otras».
Hay movimientos de signo opuesto que pretenden remontar la Iglesia a la época preconciliar, pero si consideramos que se refieren a apenas 50 años atrás, podemos decir que viven en la pura actualidad en relación a pretender restaurar 2000 años hacía atrás. No hay ahora mismo nadie que pretenda restaurar más hacia atrás que los que propugnan la vuelta a la Iglesia primitiva, y pues no puede haber mayor pretensión de «recuperar el pasado perdido» que pretender remontarse ni más ni menos que al siglo I. Estos, según nuestro Santo Padre Francisco, poseen una visión «estática e involutiva» que hace que «la fe se convierte en una ideología entre tantas otras».
Estemos pues alerta sobre estas ideas.