La iniciativa es oficial. El pasado 18 de noviembre la asamblea plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura aprobó la solicitud al papa Francisco de derogar el mónitum de la Sagrada Congregación del Santo Oficio sobre las obras del padre Pierre Teilhard de Chardin, S.J. Pocos días después, se envió al Sumo Pontífice la propuesta de «estudiar la posibilidad de revocar el mónitum impuesto desde 1962 por la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) a los escritos del P. Pierre Teilhard de Chardin SJ».
En el comunicado del Pontificio Consejo de la Cultura, presidido por el cardenal Gianfranco Ravasi, se puede leer: «Consideramos que un acto semejante no sólo rehabilitaría el sincero esfuerzo del pío jesuita para conciliar la visión científica del universo con la esjatología cristiana, sino que supondría también un formidable estímulo para que todo teólogo y científico de buena voluntad colabore en la construcción de un modelo antropológico cristiano que, siguiendo las indicaciones de la Enciclica Laudato Si’, se sitúe naturalmente en la maravillosa trama del cosmos».
Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955) fue un religioso jesuita que se distinguió por la heterodoxia de su concepción filosófica y teológica y por la inconsistencia de su preparación científica.
Su pensamiento gira en torno a la adoración de la Materia, sobre la cual basa una cosmogonía evolucionista y panteísta. Jacques Maritain definió su cosmogonía como «un cuento chino»; para Etienne Gilson, Teilhard contrapone «al Cristo histórico del Evangelio un Cristo cósmico en el cual no cree ningún científico»; para el cardenal Journet, Teilhard disuelve las nociones cristianas de «creación, espíritu, mal, Dios, pecado original, cruz, resurrección, parusía y caridad».
En el mónitum difundido el 30 de junio de 1962 por el Santo Oficio (actual Congregación para la Doctrina de la Fe), se afirmaba: «Varias obras del P. Padre Teilhard de Chardin, algunas póstumas, están siendo editadas y obteniendo mucha difusión. Prescindiendo de un juicio sobre aquellos puntos que conciernen las ciencias positivas, es suficientemente claro que las obras arriba mencionadas abundan en tales ambigüedades e incluso errores serios, que ofenden a la doctrina católica». Por este motivo, el Santo Oficio exhortaba a todas las autoridades eclesiásticas «a proteger eficazmente las mentes, particularmente de los jóvenes, contra los peligros presentados por las obras del padre Teilhard de Chardin y de sus seguidores».
Cuando el 10 de junio de 1981 se publicó en el Osservatore Romano una carta enviada el 12 de mayo anterior en nombre de Juan Pablo II por el Secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli a monseñor Paul Poupard, rector del Institut Catholique de París, con motivo del centenario de nacimiento de Teilhard, nueve cardenales (Francesco Carpino, Pietro Parente, Giusepe Paupini, Mario Nasalli Rocca di Corneliano, Paul Pierre Philippe, Pietro Palazzini, Ferdinando Giuseppe Antonelli, Mario Luigi Ciappi y Giuseppe Caprio) reaccionaron dirigiendo una carta al cardenal Franjio Seper, a la sazón prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, recordando que el mónitum tenía un valor permanente, porque hablaba de ambigüedades y graves errores filosóficos y teológicos en los escritos de Teilhard, y solicitaron enérgicamente a la Santa Sede que interviniese para negar que la carta del cardenal Casaroli «pudiera interpretarse como una derogación del mónitum,el cual por tanto sigue vigente como acto correcto y válido que es del Magisterio de la Iglesia».
El 12 de julio, un comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede publicado en primera plana del Osservatore Romano, confirmó que el mónitum del Santo Oficio estaba aún en vigor y que no se había autorizado ninguna revisión de la carta del cardenal Casaroli. Derogar el mónitum significa rehabilitar oficialmente al jesuita hereje, cuya influencia en la encíclica Laudato sì del papa Francisco se ha puesto de manifiesto. ¿Habrá hoy algún cardenal dispuesto a hacer oír su voz como los hubo en 1981?
Emmanuele Barbieri
(Traducido por J.E.F. Fuente: Corrispondenza Romana)