Realidad del Infierno (II)

El infierno, descrito por sor Josefa Menéndez

Entre los más grandes místicos del siglo XX se cuenta Sor Josefa Menéndez, que murió en 1923 con 33 años de edad. Esta joven monja, que tuvo una vida religiosa breve pero llena de padecimientos, recibió revelaciones durante buena parte de su vida, las cuales recogió en su libro Un llamamiento al amor.  En más de una ocasión fue arrebatada al infierno para presenciar y experimentar de primera mano el sufrimiento de los condenados. Sor Josefa era reacia a escribir sobre el infierno, y lo hizo únicamente para acceder a los deseos de Nuestro Señor. Insistía mucho en lo que describió como el mayor tormento del infierno, es decir, la incapacidad de las almas para amar. Una de dichas almas condenadas exclamó: “Esta es mi tortura… que deseo amar y no puedo; sólo sale de mí odio y desesperación. Si uno de nosotros pudiera hacer un solo acto de amor… Pero no podemos, vivimos de odio y malevolencia.” (23 de marzo de 1922)

Asimismo, recoge las acusaciones contra sí mismas hechas por esas infelices almas: “Algunos gritan por el fuego que les atormenta las manos. Quizá fueran ladrones, porque dicen: ‘¿Qué fue de nuestro botín?’… Manos malditas… Otros maldicen su lengua, sus ojos … aquello que les supuso ocasión de pecado… ‘Ahora, cuerpo, pagas el precio de los placeres que te diste … y lo hiciste por tu libre albedrío...’” (2 de abril de 1922).

“Vi varias almas caer al infierno. Entre ellas había una muchacha de quince años que maldecía a sus padres por no haberle inculcado el temor de dios ni haberle enseñado que existía el infierno. Dijo que su vida había sido muy breve, pero llena de pecado, porque había cedido a todo lo que le pedían el cuerpo y las pasiones …” (22 de marzo de 1923).

Sor-Josefa-Menendez-p“Mi alma cayó a un abismo cuyo fondo no se veía, era inmenso… ; Luego me metieron en una oquedad llena de fuego. fue como si me apretaran entre dos tablas ardientes, y sentí clavo agudos y hierros candentes que me traspasaban la carne. Sentí como si hicieran fuerzas para sacarme la lengua, pero no podían. Sentí tal sufrimiento que me pareció como si los ojos se me fueran a salir de las órbitas. Creo que era por el fuego que quema y quema … ni una uña se libra de tan horrorosos tormentos, y en ningún momento se puede mover ni un dedo por alcanzar alivio, ni cambiar de postura, porque el cuerpo se siente como aplastado y al mismo tiempo doblado en dos. Hay ruidos confusos y blasfemias que no cesan por un instante. Un hedor nauseabundo asfixia y lo corrompe todo. Es como de carne podrida que arde, mezclada con azufre … no hay nada en la Tierra que se le pueda comparar … a pesar de lo terrible de esas torturas, serían soportables si el alma estuviera en paz. Pero sufre lo indecible… Todo esto que escribo –concluyó– no es sino una sombra al lado de lo que el alma padece, pues no hay palabras que puedan expresar semejante tormento.» (4 de septiembre de 1922).

“Hoy vi a gran cantidad de personas caer al pozo de fuego . . . parecían muy mundanas, y un demonio gritó atronadoramente: ‘El mundo está maduro para mí . . . Sé que la mejor manera de adueñarse de las almas es fomentar su deseo de placer . . . Primero yo . . . antes que los demás . . . ¡No quiero saber nada de humildad! , sino disfrutar de la vida . . . Esto me garantiza la victoria . . . y caen de cabeza al infierno.’ ” (4 de octubre de 1923)

“Hoy fui transportada a un lugar muy tenebroso. . . A mi alrededor habría siete u ocho personas; sólo las veía por el reflejo del fuego. Estaban sentadas y conversaban. Una dijo: ‘Tendremos que tener mucho cuidado para que no nos descubran.’

Sor Josefa Menéndez fue una religiosa española que perteneció a la Orden del Sagrado Corazón de Jesús
Sor Josefa Menéndez fue una religiosa española que perteneció a la Orden del Sagrado Corazón de Jesús

“Y el diablo respondió: ‘Insinuaos promoviendo la negligencia . . . pero no os hagáis notar para que no os descubran . . . se encallecerán poco a poco y podréis inclinarlos al mal. A esos tentadlos con ambición, con amor a sí mismos, con enriquecerse sin trabajar, por medios lícitos o ilícitos. Excitad en algunos la sensualidad y el amor a los placeres. Que los ciegue el vicio . . . Y a los demás . . . entradles por el corazón . . . conocéis sus inclinaciones . . . haced que amen apasionadamente . . .  empeñaos a fondo . . . no descanséis . . . no tengáis piedad. ¡Que se atiborren de comida! Así nos resultará más fácil . . . Que sigan con sus banquetes. El amor a los placeres será la puerta por la que accederéis a ellos . . .’ ” (3 de febrero de 1923).

Padre Peter Carota

[Traducido por J.E.F]

Padre Peter Carota
Padre Peter Carotahttp://www.traditionalcatholicpriest.com/
Sacerdote que ejeció (R.I.P) su apostolado en Estados Unidos en la parroquia de Saint Catherine of Siena en Phoenix, Arizona. Focalizado especialmente en el mantenimiento y difusión de la liturgia tradicional y la sana doctrina.

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