Apenas acabó de decir todas estas palabras, cuando el suelo debajo de ellos se hendió, y la tierra abrió su boca tragándolos a ellos, sus casas y todos los partidarios de Coré, con todos sus bienes. Descendieron vivos al scheol con todo lo que tenían, y los cubrió la tierra. Así perecieron de en medio del pueblo. Y todo Israel que estaba en derredor de ellos, huyó al oír sus alaridos; porque decían: “No sea que nos trague la tierra.” También contra los doscientos cincuenta hombres que habían ofrecido el incienso, salió un fuego de Yahvé y los devoró. (Números 16:31-35)
Otra vez más, en este pontificado, el tesoro más sagrado de la Iglesia, el Santísimo Sacramento del Altar, se convierte en un objeto de rebelión y división. Primero fue, por supuesto, la falsa controversia sobre la comunión para los adúlteros (los católicos “vueltos a casar”).
Ahora, después de varias negaciones de Roma pero una clara autorización concedida informalmente por Francisco en otra entrevista al regresar de Ginebra a Roma la semana pasada, el primer obispo alemán ha dado finalmente una autorización expresa para que la comunión se ofrezca con regularidad a los protestantes casados con católicos.
En la página de la agencia de noticias EWTN en alemán, está la noticia de que el arzobispo de Paderborn, Hans-Joseph Becker, ha dado plena autorización para la distribución de la sagrada comunión a esposos protestantes:
La excusa brindada es que esto se hará “en casos individuales” y no como “norma general”. ¡No se dejen engañar! Esta es una simple pantalla retórica, una treta para desinformar, son noticias falsas generadas por el arzobispo: lo que importa es que, incluso en estos “casos individuales”, la comunión se ofrecerá con regularidad.
Pero esto no es lo que dice el canon 844 del Código de Derecho Canónico, el cual SOLO prevé esto ante el “peligro de muerte” u otra “necesidad grave” y solo cuando profesen la fe católica y estén bien dispuestos – básicamente, en una situación muy urgente en la que los pasos formales para la conversión no son posibles ante un rápido desenlace de la situación personal del no católico. Sin duda no es el caso del cónyuge luterano de una persona católica que quiere recibir la comunión regularmente: la respuesta para este cónyuge es que, si está dispuesto, renuncie a su fe anterior y entre en la Iglesia Católica.
Este es un tiempo de sacrilegio, apostasía, cisma, es el tiempo de la rebelión de Coré conducida por miembros de la propia jerarquía en Alemania: “Apartaos de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis cosa alguna de ellos, para que no seáis envueltos en todos sus pecados.” (Números 16:26) Esta rebelión ha sido provocada por la confusión y las declaraciones ambiguas de un Sumo Pontífice que solo debiera brindar claridad y certeza.
¡Parce, Domine, parce populo tuo!
Rorate Caeli / Traducido por Adelante la Fe – 10 julio 2018
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