En el mundo de hoy, en el que la cultura y los medios de comunicación están al servicio de los intereses de las oligarquías, las mentiras son aceptadas gracias a la repetición constante realizada por la imponente máquina de difusión mediática del poder mundializado.
A menudo, el error es infundido bajo la apariencia de una “falsa ciencia”.
Los medios de comunicación pueden hacer creer en estos momentos lo que quieran; dicen, una tras otra, teorías científicas “fantasy”, como las numerosas variantes de la teoría evolucionista, producidas por la creatividad hiperactiva de algunos “científicos” y por su esperanza de grandes éxitos. El entusiasmo de los positivistas ofusca a menudo la necesidad del contraste experimental de sus teorías.
El premio Nobel de química Irving Langmuir acuñó la expresión “ciencia patológica” para describir aquellas ideas que para algunos hombres de ciencia se convierten en auténticas “fijaciones”, aunque después son desmentidas por otros estudios serios.
No debemos sorprendernos de que la ciencia usada de manera “impropia”, ampliamente sostenida por el aparato mediático, haya vuelto recientemente a atacar a la “Sábana Santa”, hablando de “coladuras de sangre irrealistas”. De hecho, “irrealista” es pensar en reproducir las condiciones efectivas de las gotas de sangre sobre un cuerpo de una persona crucificada, usando un maniquí y sangre con anticoagulante.
Un intento bien financiado y sostenido por los diferentes entes de propaganda institucionalizada, como el Comité Italiano para el Control de las Afirmaciones sobre las Pseudociencias, es poner en discusión la mole inmensa de investigaciones que se declara en favor de la autenticidad de la Sábana Santa.
No es la ciencia en sí misma la que es un factor de progreso, sino el uso que se hace de ella. Y este uso depende inevitablemente también de la “dirección” de los movimientos financieros que sostienen la investigación.
“Basta pagar y las investigaciones se realizan. Y se encuentra incluso quien te las publica. Es innegable que tras algunas de ellas se esconden grupos que quieren hacer creer que la Sábana Santa es una falsificación histórica” (Dr. E. Marinelli a Vatican News: ansa.it 17/07/2018).
No es ciertamente una novedad que algunos científicos reclutados en calidad de “opinion leaders” junto a todo el aparato mediático, estén en el libro de pagas de aquellos poderes que realizan la “subversión” con la mentira y retorciendo toda lógica.
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Análogo intento de desacreditar la autenticidad de la tela sindónica se realizó en los tiempos de la datación radiocarbónica de 1988, que dató la tela entre los años 1260-1390 d. C.
En aquella ocasión hubo problemas ya en la fase de extracción de las muestras destinadas a los tres laboratorios de Oxford, Tucson y Zurich. Se extrajo una única muestra de tejido, sin posibilidad de contrastación con otros puntos, por lo demás en una parte periférica de la tela, contaminado por los agarres. Ademas, el químico Raymond Rogers demostró que en la muestra datada había un remiendo probablemente debido a las hermanas clarisas de Chambéry tras el incendio de 1532 (“Thermochimica Acta”, vol. 425). No se tuvo ni siquiera en cuenta el hecho de que el incendio de Chambéry de 1532 determinó un enriquecimiento de carbono radioactivo, haciendo que resultase en proporción más “joven” el tejido.
El cardenal Saldarini pidió los datos numéricos para hacer verificar nuevamente el cálculo, pero los científicos del radiocarbono se negaron a entregar los datos. El estudio fue publicado inmediatamente en “Nature” y el coordinador de la investigación recibió una conspicua financiación para su laboratorio. Aquella mañana de abril de 1988, los científicos del radiocarbono – que habían rechazado la presencia de ningún colaborador experto en la Sábana Santa – mandaron también a tomar una muestra de la capa de San Luis de Anjou a St. Maxim-du-Var, compatible con la fecha medieval que fue más tarde identificada (Baima Bollone ordinario de Medicina Legal de la Universidad de Turín: “Los estudiosos ingleses han fracasado” La Stampa, 27 de enero de 2008).
A día de hoy, el único examen en evidente contraste con la autenticidad de la Sábana Santa es precisamente la datación radiocarbónica de 1988. Son demasiados los elementos que hacen pensar que los resultados de aquel examen fueron fruto de una voluntaria falsificación:
“Fue la patita de la MASONERÍA la que quería costara lo que costara demostrar que la Sábana Santa era de época medieval” (Dr. E. Marinelli a Vatican News: ansa.it 17/07/2018).
Los estudios sobre la Sábana Santa, continuaron afortunadamente, incluso después del veredicto de la datación radiocarbónica. Los estudiosos se preguntaron cómo fue posible reproducir en los mínimos detalles todas las señales de la Pasión narrada en los Evangelios sobre una tela medieval, incluidas las señales de una crucifixión romana típica del siglo I d. C., considerando que algunos aspectos de la crucifixión romana, por lo demás, no eran conocidos en el medioevo.
Estudios fiables como el Centro de Investigación ENEA de Frascati, publicado en 2012, han demostrado más allá de toda posible duda que NO se trata de una falsificación. El cálculo de probabilidades habla de una posibilidad entre 225.000.000.000 de que la Sábana Santa sea falsa (B. Barberis, “L’uomo de la Sindone e il calcolo delle probabilità”).
No por casualidad se ha debido esperar hasta el siglo XX para comprender qué informaciones estaban ocultas en la tela sindónica. La Sábana Santa es el don que la Providencia ha dejado al hombre moderno en este tiempo de crisis de la “fe” y de falsificación de la “verdad”. Mientras el Padre de la Mentira intenta siempre comprar a las almas por dos monedas, al contrario, Jesús, para adquirir nuestra alma, ha derramado su sangre y la Sábana Santa confirma con extraordinaria precisión los terribles sufrimientos soportados por Nuestro Señor.
“En todas las investigaciones de los últimos decenios, no hay nada que contenga la más mínima información que conteste la narración de los Evangelios” (Prof. John H. Heller, Report on the Shround of Turin, Boston, Houghton, Mifflin, 1983).
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He aquí algunos detalles que emergen de las investigaciones del Centro Interdepartamental de Estudios y Actividades Espaciales de la Unviersidad de Padua:
- La tela sindónica tiene todas las características de una tela funeraria judía del siglo I d. C. En aquellos tiempos, los cadáveres eran sepultados íntegros, con los ojos y la boca cerrados, y con aloe y mirra. Las dimensiones son expresadas en codos sirios, dicha medida era utilizada en el antiguo Israel. El torsión en “Z” del hilado es típica del área siro-palestina de la época de Cristo; además, no hay trazas de fibras de origen animal. En efecto, en ambiente judío, el respeto a la ley mosaica prescribía mantener separada la lana del lino.
- Hay trazas de “natrón”. El “natrón” era usado en Palestina para la deshidratación del cadáver.
- El polen más frecuente, relativo a las muestras extraídas es el de plantas que crecen en Palestina.
- En la imagen del rostro es evidente la hematohidrosis, esto es, la sudoración de sangre.
- Resultan evidentes diferentes tumefacciones en el rostro y la fractura del tabique nasal.
- Resultan evidentes sobre los hombros escoriaciones relacionables con el transporte de la parte horizontal de la cruz (patibulum). Es evidente una luxación del hombro derecho, por la cual el húmero esta 3,5 cm por debajo de la articulación.
- Se pueden contar con luz UV las heridas lacero-contusas dispuestas de forma radiada de 120 golpes, causados por un flagrum romano, con dos zonas diferentes de proveniencia.
- Hay al menos 50 improntas correspondientes a la cabeza causadas por objetos puntiagudos que corresponden a los efectos de un casco de espinas.
- La moneda dilepton lituus, apoyada en el párpado derecho fue acuñada bajo Poncio Pilato el 29-30 d. C.
- Sobre la ceja izquierda fue apoyada una segunda moneda, un lepton simpulum, acuñado por Pilato el 29 d. C.
- Son visibles las señales de una muerte por infarto seguido de hemopericardio.
- La elevada cantidad de bilirrubina encontrada es indicativa de una persona fuertemente traumatizada antes de la muerte.
- Son evidentes las señales de la llaga del costado (herida de 45×15 mm), en la que se notan grumos de sangre separada por un halo de suero. La herida de forma elíptica presenta márgenes precisos y lineales, típicos de un golpe inferido después de la muerte.
- La muñeca de la mano derecha fue clavada dos veces, muy probablemente no se conseguía clavarla en los agujeros hechos previamente en el patíbulo, agujeros que eran realizados para evitar que los clavos se torcieran al clavarlos en madera dura como el nogal (muy probablemente fue clavada también dos veces la muñeca derecha, que en la Sábana Santa no se ve, ya que está cubierta por la mano izquierda).
- La crucifixión tuvo lugar sin apoyo para los pies. El apoyapiés fue introducido en las crucifixiones en la segunda mitad del siglo I. Del pie izquierdo se ve sólo el talón porque era clavado superpuesto al derecho. El pie derecho fue clavado dos veces: una entre el segundo y tercer metatarso y otra a nivel del talón.
- Mediante la técnica de superposición de luz polarizada han sido identificadas las imágenes de 28 flores de Palestina colocadas alrededor de la cabeza.
No obstante esto, los “negacionistas” de la autenticidad de la Sábana Santa siguen contando que la Sábana Santa es una falsificación medieval, afirmando teorías “fantasy” como la de la pintura. Teoría no sostenible por el hecho de que los exámenes de fluorescencia de rayos X, que ofrecen un análisis cuantitativo de las especies atómicas presentes, no han evidenciado ningún pigmento. Además, 25 diferentes tipos de disolventes, entre los cuales el agua, no degradan ni borran la imagen. Incluso la combustión no es sostenible, ya que la imagen corpórea de la Sábana Santa no es fluorescente. Además, la diferencia entre sangre arterial y sangre venosa que se encuentra en la Sábana Santa fue descubierta tras el medioevo, en 1594.
Es verdaderamente fastidioso para los “Intelectuales Iluminados”, dispuestos siempre a insinuar dudas sobre el contenido de los Evangelios, tener que reconocer la coincidencia perfecta entre las narraciones de los cuatro Evangelios sobre la Pasión de Cristo y lo que se observa en la Sábana Santa. Es igualmente fastidioso para ellos tener que admitir que la imagen corpórea impresa en la tela sindónica tiene características físicas y químicas únicas actualmente no reproducibles. Cuanto más convergen los resultados y las pruebas hacia la autenticidad de la Sábana Santa, tanto más los “negacionistas” sacan a relucir el conflicto entre “ciencia” y “religión”, apelando a la acostumbrada narrativa contra el “oscurantismo de la fe cristiana”.
La verdad es que la ciencia experimental fue creada por hombres de fe cristiana y refleja plenamente las palabras de Pío XII:
“La verdadera ciencia, contrariamente a aventadas afirmaciones del pasado, cuanto más avanza, tanto más descubre a Dios, como si Él estuviera vigilando, esperando detrás de cada puerta que la ciencia abre” (Pío XII, 22 de noviembre de 1951).
Estudiando las características de la imagen impresa en la Sábana Santa, se descubren, en efecto, cosas sorprendentes.
El hecho de que la imagen corpórea tiene características tridimensionales y de que penetra en la sábana con una profundidad de no más de unas pocas fibras de lino sobre la corona de los hilos, sugieren la hipótesis de una radiación como causa de la formación de la imagen (IV Symposium Scientifique International du CIELT, París, 25-26 abril 2002).
Pero hay más.
En la impronta dorsal de la Sábana Santa, los músculos dorsales y deltoides aparecen naturalmente arqueados y no planos, como debería suceder, en cambio, en un cuerpo tumbado sobre una piedra. No se encuentra ningún efecto del peso corpóreo. Esto quiere decir que, en el momento de incidir la imagen en la tela, el cuerpo fluctuaba en el aire sin tocar la piedra en estado de levitación. Además, el contacto entre cuerpo y sábana se interrumpió sin alterar los calados de sangre que quedaron extremadamente nítidos; es como si la sábana se hubiera “vaciado” durante la formación de la imagen corpórea, esto es, como si el cadáver se hubiera vuelto “mecánicamente transparente” respecto a la sábana (III Congreso Internazionale di Studi sulla Sindone, Torino, 5-7 de junio de 1998).
“Uno de los mayores misterios de la Sábana Santa es cómo el cadáver, despegándose del tejido, no lo haya tocado. Se ha ido volando sin alterar mínimamente sus fibras, sin arrancarlas y sin modificar las manchas de sangre ya existentes. Esto es imposible para un cuerpo normal, sujeto a las leyes de la naturaleza. Un cadáver cubierto de llagas no podría ser nunca retirado de la sábana sin alterarla y sin dejar rastros. Esto es un hecho decisivo y no contestado por ninguna ciencia. Se explica únicamente por la “desmaterialización” del cuerpo, que se va volando de la sábana, no estando ya sujeto a las leyes de la naturaleza. Pues bien, precisamente esto es lo que los cristianos llaman “Resurrección” (Prof. Arnaud-Aaron Upinsky, entrevista en Cattolicismo, junio de 1998).
Anonimo Pontino
(Traducido por Marianus el eremita /Adelante la Fe)