Eduardo fue Rey de Inglaterra entre los años 1042 y 1066, el mejor de todos los reyes en la historia de esa nación. Siendo revestido de todo el poder temporal, vivió la autoridad como servicio a Dios y a su pueblo para el cual promovió una época de paz y prosperidad espiritual y material.
Como hecho sorprendente de su vida es que vivió la virginidad en su matrimonio, algo completamente inusual, pero en este caso particular sentía que Dios se lo pedía y de mutuo acuerdo con su eposa Edit (cuyas virtudes de piedad y prudencia sobresalían) permaneció así hasta la muerte.
Devotísimo de la Eucaristía y de la Virgen María, vivía en la tierra con los ojos mirando al cielo, pero sin descuidar sus deberes con el prójimo. Su reinado se caracterizó porque quería «servir más que mandar» y así lo hizo.
Su muerte fue llorada en toda Inglaterra. Pocas veces en la historia de la humanidad encontramos un ejemplo como este rey que, tentado por los poderes del mundo, vivió verdaderamente en la pobreza de Espíritu. La Iglesia celebra su memoria el 13 de Octubre.
San Eduardo de Inglaterra, REY EJEMPLAR, testimonio para todo aquel que detente poder temporal, intercede por nosotro