Su eminencia el cardenal Karl Lehmann, quien pasó a su eterno descanso el 11 de marzo, fue uno de los prelados alemanes de mayor influencia en las últimas décadas. Las interpretaciones de Lehmann, antiguo asistente de Karl Rahner, sobre el “espíritu” del Vaticano II se implementaron en Alemania en gran medida. Como presidente de la Conferencia de Episcopal alemana entre 1987 y 2008, Lehmann aceleró el avance de la iglesia alemana hacia una mayor conformidad con el espíritu de la época. Desde un punto de vista tradicionalista, sus intentos por reconciliar a la iglesia alemana con el mundo moderno fueron un desastre sin igual y una traición a su deber sagrado como sucesor de los apóstoles. Sorpresivamente, el testamento de Lehmann, que había sido escrito en 2009 pero no fue publicado hasta después de su muerte el mes pasado, puede leerse casi como si estuviera admitiéndolo. Lehmann escribió:
«En el período posterior a 1945, nosotros, absolutamente todos incluso dentro de la iglesia, metimos nuestras manos en el mundo, nos hundimos en el reino de lo inmanente. Esto me incluye a mí también. Pido a Dios y al hombre que me perdonen. La renovación debe venir de la fe profunda, la esperanza y la caridad. Por lo tanto, hago un llamamiento a todos utilizando las palabras de mi lema, extraído de San Pablo, que se han tornado aún más importantes para mí: ¡Estad firmes en la fe!» (Fuente: Allgemeine Zeitung).
No podría haber hecho una expresión más breve del problema del catolicismo alemán de post-guerra (y especialmente del post-conciliar), con su abandono práctico de la primacía de lo espiritual.
(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)