«La virtud de la religión consiste en dar a Dios lo que le debemos, y lo que le debemos es lo que nos ha inspirado que le demos según nuestra tradición.” Dr. Peter Kwasniewski
Se han producido y publicado muchos libros, artículos, podcasts, videos de YouTube, homilías y conferencias sobre este tema, pero cuando en el calendario apareció 2020, quise escribir una lista concisa y bien fundamentada de veinte razones para cambiar a la Misa Tradicional en latín en el año nuevo. Puesto que crecen las parroquias en las que se celebra la Misa Tradicional en latín, mientras que las demás se reducen y los fieles continúan volviéndose hacia la tradición, ¡espero que esta lista sea útil! Así como hay infinitas razones para asistir a la Misa Tradicional en latín, que haya también infinitas fuentes de información que recojan todas estas razones.
Tened en cuenta que este artículo no pretende centrarse en los aspectos negativos de la Misa del Novus Ordo, sino más bien en la belleza de la Misa en latín. Dicho esto, asistí a la Nueva Misa durante más de una década entre mi conversión y ahora, así que una vez hecho al cambio, algunas de mis observaciones son comparaciones entre las dos Misas, no porque esté tratando de vituperar o criticar a una de ellas, sino simplemente porque es mi experiencia personal.
¿Te unirás a mí para ir a la Misa Tradicional en latín para finales de 2020? Comienza yendo un domingo al mes al principio para aprender y hacerte a la idea, luego aumenta hasta dos, y para noviembre o diciembre, ¡irás todos los domingos! He aquí hay algunas razones para que pienses en ello.
1) El idioma utilizado es el latín.
La Iglesia occidental, o el rito latino, el rito más grande de la Iglesia católica, ha usado el latín en sus liturgias, exorcismos y documentos eclesiales desde el siglo IV. Es su lengua materna y el idioma universal de la Iglesia. Permite que la liturgia no esté limitada por las fronteras y los idiomas de las naciones del mundo y sea verdaderamente católica, lo que, después de todo, significa «universal».
Algunos pueden decir que el latín es un idioma muerto; ¿Por qué usarlo en la liturgia? Bien, como el autor y podcaster Timothy Gordon ha dicho en múltiples ocasiones, ¡continuamos usándolo precisamente porque es un idioma muerto! Es inmutable, no se crean nuevas palabras o significados, y es preciso y claro. En una fecha tan reciente como 2010, muchas partes de la Misa en inglés tuvieron que volver a traducirse (piensa en la manera en que “y también con usted” se convirtió en “y con tu espíritu”) [Si bien es cierto que en la misa vernácula en español se respetó el ´´y con tu espíritu´´ no fue así en su versión en lengua inglesa, la cual literalmente rezaba ´´ y también contigo/Ud´´. Al estar traducido el artículo del inglés, de ahí esa distinción. Nota de traducción], y en 2019, el Papa Francisco comenzó a discutir un cambio en el Padrenuestro y el Gloria en inglés. Las palabras cambian de significado con el tiempo, lo que puede causar problemas en teología, pero este tipo de actualizaciones y cambios no ocurren con un idioma muerto como el latín. «Et cum spiritu tuo» significa lo mismo ahora que hace quinientos años y no necesita actualizarse. Mantener la liturgia en latín la protege de cualquier cambio futuro.
También hay misterio, belleza y un sentimiento trascendente y antiguo asociado con las oraciones en latín. Si se compara una liturgia que se realiza por completo en una lengua antigua que no se usa en la conversación diaria, con otra en la que el sacerdote emplea todos los términos coloquiales de la lengua vernácula, está claro que la primera es más solemne, seria y antigua. El uso del latín es como un velo que agrega misterio y belleza a la liturgia, así como velamos el Tabernáculo, o las cabezas de las mujeres en la Iglesia y de la novia el día de su boda. Este «velo» que proporciona el latín es sencillamente una forma de reconocer que, mientras se está en la Misa, algo misterioso está ocurriendo, algo diferente, algo poderoso y sagrado.
Finalmente, hay otro argumento acerca de que el latín es realmente una lengua más poderosa o eficaz. Consiste en que los exorcismos no parecen funcionar, al menos no en la misma medida, si se realizan en un idioma que no sea el latín. De hecho, el rito del exorcismo no fue aprobado para ser recitado en inglés hasta 2014. Hay un poder en la lengua antigua y a los demonios no les gusta. Quizás una razón teológica para esto, como el autor y teólogo Dr. Taylor Marshall ha declarado en varios de sus podcasts, es que el latín es uno de los tres idiomas inscritos en la cruz de Cristo; fue lavado con su sangre [1].
2) La Misa se ofrece ad orientem, con el sacerdote frente al tabernáculo.
Ad orientem quiere decir en latín «hacia el este». Esto se remonta a la antigua costumbre de que todas las iglesias se construían con el altar mirando hacia el este, hacia Jerusalén. Más allá de esta antigua costumbre, cuya historia está fuera del alcance de este artículo, la aplicación práctica de celebrar la Misa ad orientem tiene muchos méritos.
Un crítico podría decir que el sacerdote que da la espalda a la gente provoca que los asistentes a la Misa no puedan escucharle. La respuesta corta a esa objeción es simple: el sacerdote no te está hablando a ti, está hablando con Dios. ¿Y dónde está ubicado Dios? En el cielo, sí, pero también está físicamente ubicado justo en frente del sacerdote dentro del tabernáculo. Él está ofreciendo el sacrificio eterno de Jesucristo, Dios verdadero y hombre verdadero, a nuestro Padre Celestial. ¿Por qué tendría que dar la espalda al Padre mientras hace esto?
La óptica ad orientem también es impresionante y hermosa. El enfoque está dirigido hacia Dios mismo. En la mayoría de las iglesias construidas antes de la década de 1960, la arquitectura llamaba la atención de los fieles hacia lo celestial: el frente y el centro del tabernáculo, elevado sobre el altar mayor; un crucifijo en el altar; el altar mismo, luego el sacerdote, luego el pueblo. Todo está orientado hacia Dios: hay una especie de jerarquía física y arquitectónica, un movimiento ascendente lineal desde la parte posterior de la iglesia hacia el frente, los escalones del santuario y el altar que refleja la jerarquía teológica de Dios y su creación.
3) Es la misa de los santos.
Santa Teresa de Lisieux, Santa Teresa de Ávila, San Pío X, San Francisco de Asís, San Felipe Neri, Santo Tomás de Aquino, etc. Elige un santo y las probabilidades son casi del 100% de que la Misa a la que asistió y de la cual obtuvo su gracia santificante fue la Misa en Latín o una de sus primeras misas equivalentes, que son casi idénticas, ya que la Misa en Latín ha permanecido intacta en su conjunto durante más de quinientos años y esencialmente intacta durante más de mil quinientos años [2].
Si esta Misa fue el centro de la vida espiritual para todos estos grandes santos, casi todos los santos en la historia de nuestra Iglesia, ¿por qué no ha de ser también nuestro fundamento espiritual?
4) La profunda preparación bíblica para la Eucaristía.
Cuando me convertí, solía preguntarme: «¿Qué oraciones puedo decir antes de la comunión que me preparen para recibir la presencia real de Nuestro Señor en mi cuerpo y alma?» Una buena y sugerente pregunta, diría yo. ¡Lo es hasta que te das cuenta de que toda la parte de la Misa previa a la consagración es la respuesta a tal pregunta! Las oraciones, las lecturas, los gestos y la liturgia son los que te preparan para la Eucaristía, y la Santa Madre Iglesia, en su sabiduría, los ha mantenido intactos a lo largo de los siglos. Los pasajes de las Escrituras en la Misa no deberían ser otros que los que son; estos pasajes deben elegirse según el sentido de la Misa, con la preparación para el sacrificio en la mente.
Un aspecto interesante de la Misa Antigua es que las lecturas de las Escrituras no están estructuradas de la forma en que estás acostumbrado a verlas. Esto fue extraño para mí las primeras veces que asistí, y casi parecía que se ponía poco énfasis en la Biblia. Pero cuando leí este artículo del Dr. Peter Kwasniewski comprendí que no son el volumen o la variedad de pasajes de las Escrituras lo que importa en la liturgia, sino más bien su lugar y propósito en la preparación para el sacrificio sagrado.
El Dr. Kwasniewski afirma:
“Cuando se trata de lecturas bíblicas, el antiguo rito opera en dos principios admirables: el primero consiste en que los pasajes se eligen no por sí mismos (para «recordar» la mayor cantidad de Escritura posible), sino para iluminar el significado de esta adoración; el segundo es que el énfasis no se pone en un mero aumento de la alfabetización bíblica o en la instrucción didáctica, sino en su sentido mistagógico. En otras palabras, las lecturas en la Misa no están destinadas a ser una escuela dominical sino a ser una iniciación continua en los misterios de la fe. Su número limitado, su brevedad, su idoneidad litúrgica y su repetición en el transcurso de cada año los convierte en un poderoso agente de formación espiritual y de preparación para el sacrificio eucarístico.”
5) Todos reciben la comunión de rodillas y en la lengua.
y
6) No hay ministros eucarísticos.
A la luz de un reciente estudio que dice que solamente un tercio de los católicos cree que el pan y el vino se convierten en el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo durante la Misa, es bueno reflexionar sobre por qué sucede esto. Así que vamos a pintar un cuadro.
En una Misa, cinco mujeres mayores están dando la comunión a una fila de personas que están de pie y toman la Hostia en sus propias manos, no consagradas, y cada persona en la iglesia, probablemente instruida por un ujier para hacerlo, se levanta del banco para ponerse en la fila de personas que van a comulgar.
En otra Misa, solamente el sacerdote toca la Hostia, y todas las personas se arrodillan para recibirla en un largo reclinatorio que los separa del sagrario donde reside Dios. Lo hacen en sus lenguas para no tocar la Hostia con ninguna otra parte de su cuerpo. En esta Misa, varios, si no muchos, de los fieles permanecen en sus bancos, habiendo contemplado el estado de sus almas y no queriendo recibir la Hostia indignamente.
¿Cuál de esas Misas está llena de personas que realmente creen que la Hostia es algo sagrado, algo diferente al simple pan?
Hay un antiguo dicho que dice «como oras es como crees» (lex orandi, lex credendi, traducido más literalmente como «la ley de lo que se debe rezar es la ley de lo que se debe creer»). La idea es que tus acciones, pensamientos y disposición en la oración afectan directamente a lo que crees. Si vas a Misa con una camiseta y jeans, recibes algo de pan en la mano que te entrega Susan, una miembro del consejo parroquial, y sigues tu camino alegremente, ¿es probable que se estimule en ti la creencia de que estás en presencia, y realmente estás recibiendo al Rey del universo?
No prometo que todos en la Misa latina local vayan vestidos con esmoquin, pero la naturaleza seria y solemne de la Misa generalmente atrae a las personas que la toman en serio. Arrodillarse para recibir la comunión del sacerdote contribuye a esta seriedad de forma fundamental.
7) Hay claras distinciones de sexo
Si asistes a una Misa en latín, no verás ninguna mujer junto al sagrario. Sí verás que casi todas las mujeres tienen la cabeza cubierta; el papel del hombre es evidente en el trabajo sacrificial del sacerdote; y no hay monaguillas. Podríamos tomar cada uno de esos puntos de uno en uno, pero en aras de la brevedad, he sugerido lecturas sobre algunos de esos puntos en las notas a pie de página y me centraré aquí únicamente en las «chicas del altar» [3].
¿Cuál es el sentido de los monaguillos? En su podcast sobre asistir a la Misa en latín, el Dr. Taylor Marshall y Eric Sammons señalan que un sacerdote que ha pasado seis o más años preparándose para poder ofrecer la Misa es mucho más capaz que un niño de diez años en verter un poco de agua o desplazar algunos objetos. El propósito de los monaguillos no es simplemente ayudar al sacerdote con tareas sencillas que podría y, dicho con franqueza, probablemente preferiría, hacer él mismo.
El propósito de los monaguillos es fomentar las vocaciones, acercar a los hombres jóvenes a lo que hace un sacerdote para poder despertar su interés por hacerlo ellos. De hecho, era costumbre que solamente los hombres con órdenes menores pudieran ser monaguillos. Estos son totalmente innecesarios en términos de liturgia, pero están permitidos debido al profundo efecto que puede tener en la vocación de un joven al interesarlo en la liturgia de una manera única [4].
Las mujeres no pueden ser sacerdotes, así que si el objetivo es fomentar las vocaciones al sacerdocio, ¿para qué permitir que las mujeres participen? Debería estar claro para todos en la Misa que este es un papel profundamente masculino, y así como los hombres no pueden desarrollar una vida en sus propios cuerpos como hacen las mujeres, éstas no pueden ofrecer este sacrificio como hacen los hombres.
Como afirma el Dr. Taylor Marshall, la razón teológica de esto es en realidad bastante simple: el sacerdote, actuando como el mismo Cristo (in persona Christi), dice durante las palabras de la consagración: «Este es mi Cuerpo». El «mi» aquí se refiere al Cuerpo de Cristo. Sabemos por la ciencia, la razón elemental, toda la historia y la divina Palabra de Dios (Génesis 5: 2) que únicamente hay dos tipos de cuerpos: masculino y femenino. El Cuerpo de Cristo es masculino, por lo tanto, una mujer no puede declarar que «Este es mi Cuerpo» actuando en la persona de Cristo [5].
8) Reverencia por el Santo Nombre de Dios.
Hay una antigua costumbre, todavía viva hoy en la mayoría de las Misas en latín, que consiste en inclinar tu cabeza ante el santo nombre de Jesús o la invocación de la Trinidad. De hecho, el sacerdote se quita el birrete ante la mención de un nombre sagrado. Este tipo de reverencia por el nombre de Dios es muy necesario en el siglo XXI como una contrapartida a la blasfemia tan común en el uso del nombre de Dios como una maldición o una expresión impertinente, lo cual es una violación directa del Segundo Mandamiento. La reverencia en la Misa en latín es una hermosa manera de enseñar a tus hijos que el nombre de Dios es verdaderamente santo, lo que significa «puesto aparte». Recuerda, Lex Orandi, Lex Credendi.
9) Las oraciones reales de la misa.
Hay muchos libros y sitios web que hacen una comparación entre la Misa nueva y la antigua, por lo que no revisaré todo el misal aquí, pero la belleza y la eficacia de la Misa en latín son sorprendentes para cualquiera que la lea.
He aquí hay algunos ejemplos de lo que escucharás o leerás en el antiguo misal: la Misa comienza con las oraciones al pie del altar; el Confiteor invoca a San Miguel, San Pedro, San Pablo y San Juan Bautista por su nombre; el Kyrie se repite para convertirlo en una oración perfectamente trinitaria (tres renglones recitados tres veces cada uno); el lenguaje tiene un enfoque específico y dirigido hacia la naturaleza sacrificial de la Misa; el tradicional Último Evangelio se lee cerca del final de la Misa (Último Evangelio: se llama así al Prólogo del Evangelio de San Juan cuando se lee como parte de los ritos finales en la Misa Tridentina. Nota del Traductor); el Canon romano, una de nuestras oraciones más bellas y antiguas, siempre se reza antes de la consagración; al final de las Misas rezadas, toda la congregación se une para rezar las oraciones leoninas (Oraciones prescritas por el Papa León XIII que se rezan de rodillas al final de la Misa. Nota del Traductor).
Si crees que puedes invocar la ayuda de un santo llamándole, ¿por qué no invocas a más santos? Si crees que tus oraciones tienen poder y que Dios las escucha, ¿por qué no rezas esas hermosas oraciones durante la Misa que los santos rezaron antes que nosotros? Si crees que la Misa es el sacrificio de Cristo Hijo al Padre Eterno, ¿por qué no asistir a una Misa que enfatiza el lenguaje del sacrificio? Ahora, más que nunca, necesitamos estas hermosas y antiguas oraciones que son parte integral de la Misa tradicional en latín.
10) La Misa en latín está centrada en Dios.
La primera vez que asistí a la Misa en latín, me sorprendió lo centrado en Dios que parecían estar el sacerdote y toda la congregación. La atmósfera era similar a la de la reverencia orante de una Hora Santa.
Esto es lo que percibí que creo que contribuye a este enfoque hacia Dios: el sacerdote está de cara a Dios junto con la gente, por lo que todas las oraciones y la atención se dirigen hacia Dios; el sacerdote que celebra la misa ad orientem destaca como el líder de la gente durante el sacrificio (piensa en la analogía del sacerdote como un conductor de autobús que lleva a la congregación a algún lugar, al pie de la cruz); no hay lectores, cantantes y ministros de la Eucaristía que se mueven alrededor del sagrario distrayendo la atención de la gente; la música es solemne y no es la pieza central de la Misa; la naturaleza principalmente silenciosa de la Misa invita a la mente a estar en silencio para concentrarse en lo que es santo; el sacerdote no tiene la opción de elegir qué oraciones, versiones extensas o breves, quiere decir ese día, sino que simplemente sigue el misal y así el sacerdote no siente ninguna presión por tener que “actuar.”
Estos son solo algunos de los aspectos de la Misa que me llamaron la atención, pero se han escrito libros completos sobre la naturaleza de la Misa en latín cuya atención se centra en Dios. ¡Recomiendo leerlos!
11) Otros ritos y tradiciones antiguas son comunes en las parroquias en las que se dice la Misa en latín.
Sólo quiero resaltar brevemente algunas cosas con las que nuestros abuelos y bisabuelos crecieron y que eran algo habitual en su vida católica, que todavía están presentes en muchas comunidades donde se ofrece la Misa tradicional en latín:
Las personas se abstienen de la carne los viernes de acuerdo con la ley canónica; se observan las témporas; los siete sacramentos se mantienen según sus ritos originales; el uso de sacramentales como la medalla de Benedicto, la sal bendita y el escapulario marrón son populares entre los laicos; muchos clérigos hacen un juramento contra el modernismo; las órdenes menores del sacerdocio todavía se observan en sociedades como la FSSP (la eliminación de las órdenes menores es algo que se condenó en el Concilio de Trento) [6]; El antiguo calendario todavía se observa para que los días festivos y de ayuno sean consistentes con los observados por nuestros antepasados y los grandes santos antes que nosotros.
Todas estas prácticas piadosas aumentarán en gran medida tu fe al dotarla de un sentido de conexión con toda la Iglesia a tu vida diaria. Sí, puedes participar en ellos sin asistir a la Misa en latín, pero las comunidades donde estas prácticas piadosas se fomentan con mayor frecuencia y se integran en la vida diaria son las mismas comunidades donde la antigua Misa es el centro de la vida espiritual.
12) Es la Misa de la historia.
¿Te imaginas si la Iglesia cambiara la señal de la cruz? En serio, imagina que un día el Papa dice: «Ya no usaremos la señal de la cruz y en su lugar solamente cerraremos brevemente los ojos para señalar el comienzo y el final de una oración». ¿No sacudiría tu mundo? ¡Has usado la señal de la cruz durante toda tu vida! ¡Es parte de ser católico!
Bueno, ¿dónde experimenta el católico medio la Iglesia, el clero, la vida parroquial y todas las demás cosas “católicas” de manera regular? ¡El domingo en la Misa, por supuesto! La Misa es fundamental para la vida católica, incluso más central que la señal de la cruz o cualquier otra devoción. Por lo tanto, intenta por un momento imaginar cómo se sintieron los católicos cuando todo lo que se relacionaba con la Misa cambió en los años 60 y 70. Fue algo infinitamente más confuso, frustrante y desconcertante que si se hubiera cambiado algo como la señal de la cruz. La Misa que la Iglesia había estado celebrando durante casi toda su historia se puso patas arriba, y, según los números relacionados con la asistencia a la iglesia, a los fieles no les gustó. [7]
Soy un converso a la Fe, y en mi catequesis, aprendí por primera vez lo que es la Sagrada Tradición. Mira, al entrar en la Iglesia, no sabía nada al respecto. Cuando murió Juan Pablo II y lo vi en las noticias, tuve que investigar qué es un papa, así que tenía mucho que aprender sobre la tradición y la autoridad en la Iglesia Católica.
En las clases previas a mi conversión, me enseñaron que la Sagrada Tradición tiene un sentido como el de la Sagrada Escritura, algo exclusivo de la Iglesia y muy disputado por los protestantes. También me enseñaron que celebramos nuestras «pequeñas tradiciones, con» t » minúscula. Entonces, cuando me convertí en 2007 y luego mi parroquia comenzó a celebrar la Misa en latín en 2008, me pregunté por qué nunca había oído hablar de esta Misa. «Es la Misa tradicional de la Iglesia, la que se había celebrado durante siglos hasta 1960 ”, me dijeron. Bueno, mi cerebro recientemente catequizado, con un alto concepto de tradición, ni siquiera podía comprender el hecho de que la Iglesia en su conjunto se alejase de la tradición más central en la vida de los católicos cotidianos.
El Dr. Peter Kwasniewski detalló elocuente y sucintamente por qué aferrarse a esta Misa de la historia es una cuestión tan crítica, en uno de sus muchos brillantes artículos en OnePeterFive:
“Como católicos tenemos la obligación de recibir la liturgia de nuestra tradición con profunda veneración, como lo han hecho todos nuestros antepasados en la Fe. Cuando fallamos en hacer esto, fallamos en las virtudes morales, intelectuales y teológicas. Morales, porque la virtud de la religión le da a Dios lo que le debemos, y le debemos lo que nos ha inspirado en nuestra tradición que tenemos que darle. Intelectuales, porque la formación de una mente católica se apoya y aprende de la sabiduría acumulada de nuestros predecesores. Teológicas, debido a que la fe se nutre de los misterios de fe intensamente adorados, la esperanza aspira a la bienaventuranza celestial invisible, y la caridad se aferra a Dios sobre todo y ve al prójimo en relación con Él, precisamente lo que los ritos litúrgicos tradicionales encarnan, ejemplifican y atraen de nosotros.
13) Es contracultural.
Refiriéndonos nuevamente al podcast de Marshall y Sammons, cabe señalar brevemente que la Misa en latín nos permite ser contraculturales. Vivimos en la cultura de la muerte y de la gratificación instantánea. Los complicados ritos teológicamente ricos, asser comprendidoso es definitivamentefesitanatificacia atencil Traductor).a del Traductor)í como las oraciones de la Misa en latín, no se puede decir que constituyan una gratificación instantánea. Contienen misterio y belleza que exigen años y años para ser comprendidos, lo que hace que estés profundizando continuamente en tu fe. Como dijo Eric Sammons, la gente quiere «su café instantáneo y su Misa instantánea», y tenemos que luchar contra eso. Los «olores y las campanas» de la Misa y todos los detalles adicionales, y sus aspectos rituales hacen que la Misa en latín sea contracultural y en la cultura actual, tal vez más que en ninguna otra, eso es definitivamente algo bueno.
14) La tradición de la música sagrada.
No soy un experto en música litúrgica, y aunque amo la música, este tema no es de particular interés para mí, por lo que es difícil llevar a cabo toda la investigación necesaria para hacerle justicia. Dicho esto, creo que puedes hacerte una simple pregunta en relación con la reverencia debida a Dios y la música que se usa en la Misa: ¿Estás convirtiendo la Misa en un concierto pop o en un concierto de rock ofreciéndola al Padre con la reverencia que se le debe?
Incluso el documento del Vaticano II titulado Musicam Sacram dice que el canto gregoriano debería tener un «lugar de preferencia» en la liturgia y constantemente se refiere a la música como algo que debe ser sagrado y que debe preservar la naturaleza solemne de la adoración. ¿Sigue tu parroquia las instrucciones del Vaticano II para dar al canto gregoriano la preferencia que merece?
15) Los niños necesitan experimentar la «belleza de la santidad».
El Salmo 95: 6–9 proclama: “[6] La alabanza y la belleza están delante de él: santidad y majestad en su santuario. [7] Traed al Señor, oh familias de los gentiles, traed al Señor gloria y honor: [8] Traed al Señor gloria a su nombre. Trae sacrificios y entra en sus atrios: [9] Adorad al Señor en su santa corte. Que toda la tierra se conmueva en su presencia.”
Los niños experimentan la fe a través de lo que ven y principalmente observando lo que hacen sus padres. Sus primeras experiencias de Dios están en la Iglesia. Todos los domingos, los niños pequeños seguirán los pasos de sus familias y aprenderán a imitar lo que escuchan y ven en la iglesia. Debido a que son tan impresionables y absorben todo lo que experimentan, es fundamental que crezcan experimentando la reverencia y el profundo silencio de la Misa tradicional.
Uno de los mejores libros sobre este tema es de la Dra. María Montessori, una famosa educadora católica, cuyo estilo y método de enseñanza para niños pequeños, aunque algo controvertido en mi opinión, se ha vuelto muy popular en los últimos tiempos. ¡Muchos que no conocen la historia del Rito Romano se sorprenden al saber que cuando escribió acerca de cómo educar al niño en la Misa, estaba escribiendo sobre la Misa tradicional en latín! Debido a que la descripción que hace de la Misa en su libro es muy diferente de lo que estamos acostumbrados a ver hoy en día, muchos educadores modernos que siguen los métodos de la Dra. Montessori eliminan esto mientras catequizan a los niños, y esto es una falsificación de su método. Su famosa teoría de la «mente absorbente» del niño pequeño resume perfectamente por qué los niños necesitan experimentar toda la belleza, la reverencia, la santidad, la piedad y el reconocimiento de lo divino que la Misa en latín es capaz de ofrecer.
16) Con frecuencia es posible confesarse durante la Misa.
Esto es un poco difícil de demostrar, ya que ciertamente hay parroquias que ofrecen confesión durante la Misa dominical pero no ofrecen misas en latín (personalmente he asistido a una). Pero, como todas estas otras tradiciones de la fe, es mucho más común en una parroquia en la que se dice la Misa en latín.
En un artículo para el National Catholic Register, el reverendo Jared Staudt escribe:
“La mayoría de los católicos reciben la Comunión cada vez que van a Misa, hayan recibido o no el Sacramento de la Reconciliación en el último año (lo que muchos no han recibido). Esta situación crea una crisis sacramental, puesto que un gran número de católicos reciben la Eucaristía sin una preparación adecuada y / o sin estar en estado de gracia.
Si nos tomamos en serio hacer confesarse a muchos de nuestros feligreses, especialmente aquellos que no han ido a hacerlo recientemente y tampoco planean ir algún día, debemos hacer que el sacramento sea lo más accesible posible para ellos. En mi parroquia, pude conseguir que fuera a confesarse una familia que no lo había hecho en décadas simplemente porque caminamos por una puerta abierta a la confesión en nuestro camino a la Misa. Ofrecer confesión el domingo debería ser una prioridad si queremos llevar la misericordia del Señor directamente a las personas que más lo necesitan.”
Yo también he tenido la experiencia de ir a confesarme simplemente porque estaba disponible la confesión justo antes de la Misa para lo que llegué quince minutos antes de que empezara ésta, así como también conseguí que otros miembros de la familia fueran a confesarse en esos momentos.
El Papa Juan Pablo II insistió en este tema en su escrito Misericordia Dei cuando declaró: «Se recomienda particularmente que en los lugares de culto los confesores estén visiblemente presentes en los tiempos anunciados, que estos tiempos se adapten a las circunstancias reales de los penitentes, y que las confesiones estén especialmente disponibles antes de las Misas, e incluso durante la Misa si hay otros sacerdotes disponibles, para satisfacer las necesidades de los fieles».
17) El silencio no es solo para reverencia; es para la oración.
La primera vez que fui a una Misa rezada, quedé confundido por el silencio que había. No estaba seguro de qué debería hacer o cómo debería participar. Poco después, un amigo mío que había asistido al seminario FSSP durante algunos años me dijo que él nunca podría ir a una parroquia sin la Misa en latín porque no había tiempo para rezar en las otras misas. Inmediatamente me sorprendieron la cantidad de actividad y ruido que hay en la nueva Misa. Las lecturas se leen en voz alta, hay una canción entre casi cada parte de la Misa, hay oraciones de llamada y respuesta que esperas; estás constantemente ocupado o incluso entretenido. Pero, ¿cuánto tiempo pasas en oración profunda y personal con Cristo durante la Misa? Estás recibiendo al Rey del Universo en tu propio cuerpo y alma. ¿No quieres tener un momento de silencio para hablar con Él? Ese tiempo de silencio para la oración está integrado en la Misa en latín.
18) Es fácil con niños pequeños y familias numerosas.
En la nueva Misa, hay tantas respuestas y canciones en las que nos han dicho que tenemos que participar, que sentimos que hemos perdido nuestro papel si tenemos que sacar a un niño del banco para ir al baño o llevarlo a la parte de atrás de la Iglesia. Según mi experiencia, esto lleva a la expectativa poco realista de que su hijo de dos años se siente en un banco durante una hora o más y esté totalmente en silencio.
La Misa tradicional no crea el mismo tipo de necesidad urgente de estar en el banco diciendo todas sus respuestas para que la Misa continúe. El sacerdote ofrece el sacrificio y dice las hermosas y antiguas oraciones, ya sea que estés persiguiendo a un niño pequeño en el nártex o arrodillándote en silencio en tu banco. Esto permite a los padres la libertad de cuidar a su familia, y conseguir así que la Misa no sea una carga para los niños. Si tu hijo está llorando o necesita un pañal, simplemente haz una genuflexión, sal del banco, cuídalo y luego vuelve a entrar. Mientras haces todo esto, el sacerdote ha conservado todo bajo control.
19) Es universal.
Ya he mencionado que el uso del latín, el idioma universal de la Iglesia, hace que la Misa sea más accesible para todos en todo el mundo. Pero más allá de esto, el hecho de que no hay otra opción para el sacerdote en cuanto a cómo se hacen las cosas significa que la Misa siempre se verá igual y que se harán las mismas oraciones. Los acentos de la Misa o su visión siempre serán prácticamente los mismos.
¿Puede haber un sacerdote rebelde que haga cambios u ofrezca una Misa ilícita o inválida? Por supuesto, pero es mucho menos probable cuando ese sacerdote no tiene opciones incorporadas en el misal sobre dónde pararse, qué oraciones decir, quién puede distribuir la Comunión y todas las otras cosas que he mencionado en este artículo. Tener una Misa estándar es algo claramente más católico en su significado literal: universal.
20) La naturaleza sacrificial de la Misa es evidente y se pone énfasis en ello.
Muchos de los puntos que he mencionado requieren libros completos y años de estudio para profundizar en ellos. Eso es cierto para este punto más que cualquier otro, pero sería negligente si no lo mencionara en absoluto.
Un libro que formó mis opiniones sobre la Misa más que ningún otro fue un trabajo simple y breve titulado “La Misa como Sacrificio”. Me abrió los ojos a ver que la Misa es una obra (liturgia) de sacrificio ofrecido a Dios. Esa es la definición principal de la Misa. Si tuviera que definirla en una palabra, la más precisa sería «sacrificio». Es por eso que los católicos usan altares y no mesas y por qué tenemos sacerdotes y no predicadores. Un sacerdote es aquel que ofrece sacrificios, y lo hace sobre un altar.
¿Y qué está sacrificando? A Jesucristo, el cordero sin mancha. Este es el misterio de nuestra fe, la fuente y cumbre de ella. Si no comprendes la Misa como un sacrificio, el resto del catolicismo no tendrá sentido para ti. Es esta verdad la que me resulta evidente en una Misa tradicional en latín, y es la razón número uno por la que he tomado la decisión de criar a mis hijos en esta antigua liturgia a partir de este año. Quiero que sepan en el fondo de sus corazones que es real y verdaderamente el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo lo que se ofrece a Dios en el sacrificio del altar. Creo que la Misa en latín es la mejor manera posible de transmitir eso a mis hijos y darles la mejor oportunidad de salvación eterna a través de Jesucristo. Aunque hay otras razones para asistir a la Misa en latín, como he mencionado anteriormente, y muchas más, que van aún más allá de esto, esta es una razón suficiente para mí.
Conclusión
Así como cualquier resolución, por ejemplo, hacer más ejercicio en el nuevo año, puede ser incómoda o suponer un sacrificio, salgamos de nuestra zona de confort, comencemos a aprender latín y participemos en una Misa tradicional en latín. Puede que no entiendas todo al principio, pero no te preocupes, no tienes que entender todo. Yo no entendí todo sobre la Misa cuando me convertí, a pesar de que esas Misas eran en inglés. ¡Después de que vayas varias veces, te engancharás! No dudes en enviarme un correo electrónico a lo largo del año con tus pensamientos, preguntas y comentarios sobre tu progreso mientras te unes a mí en este objetivo para 2020.
Finalmente, sería negligente si no agradeciera a quienes influyeron en mis inclinaciones tradicionales, específicamente a quienes me introdujeron en la Misa en latín: el Dr. John Goodreau, Bill Erwin y el Padre Jerry Wooten.
Jacob Tate
[1] Juan 19:19-20. “[19] Y Pilatos escribió también un letrero y le puso sobre la cruz. Y el letrero decía: Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos. [20] Muchos judíos leyeron este letrero porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad: y estaba escrito en hebreo, en griego y en latín «.
[2] Michael Davies, tal vez el mayor erudito e historiador sobre el tema de la Misa en latín en los tiempos modernos, argumenta en “A Short History of the Roman Mass”, que ni la reforma de San Gregorio el Grande en el siglo VI ni la reforma de San Pío V en el siglo XVI ofrecieron una nueva liturgia, lo que significa que la Misa en latín ha sido la misma desde el siglo VI o incluso antes.
[3] Lecturas propuestas::
“The Privilege of Being a Woman” por Alice von Hidlebrand
[4] “10 Reasons to Attend the Latin Mass with Eric Sammons and Dr Marshall.” YouTube, 11 Diciembre 2018. No transcribí este podcast, así que estas palabras son mi paráfrasis del Dr. Marshall y Eric Sammons, pero quiero darles crédito por este punto sobre el sentido de los monaguillos.
[5] Ibid.
[6] “Si alguien dice que, además del sacerdocio, no hay en la Iglesia Católica otras órdenes, tanto mayores como menores, por las cuales se puedan dar ciertos pasos para avanzar hacia el sacerdocio; que sea anatema». Concilio de Trento, Sesión 23, Canon 2.
[7] Davies, Michael. Liturgical Time Bombs in Vatican II: Destruction of the Faith through Changes in Catholic Worship. 2003, TAN Books. En este libro, Michael Davies detalla la masiva disminución en la asistencia a Misa, en las vocaciones, en la práctica de los sacramentos, aún más tras la introducción de la nueva Misa.
Jake es un católico converso al que apasiona difundir el catolicismo ortodoxo y la Misa tradicional en latín a través de la escritura y de su trabajo en Pillar & Pearl, la compañía católica de cajas de regalos que dirige con su esposa, Emily. Se graduó de la Universidad de Mount St. Mary en Emmitsburg, Maryland, con un título en ciberseguridad y ciencias de la computación, pero sus pasiones son la filosofía, la historia de la Iglesia y la música. Reside en el norte de Virginia con Emily y sus dos hijos. Puedes comunicarte con él en [email protected] o a través del sitio web de su empresa en https://www.pillarandpearl.com.
Traducción AMGH