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Crónica del III Congreso Summorum Pontificum Chile

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Crónica del III Congreso Summorum Pontificum Chile

Entre el 27 y el 29 de julio tuvo lugar en Santiago de Chile el III Congreso Summorum Pontificum, organizado por la Asociación Litúrgica Magnificat, la cual desde su fundación en 1966 es el capítulo chileno de la Federación Internacional Una Voce.

Como estaba previsto, la primera jornada del Congreso comenzó con una Misa rezada a las 16.00 horas en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, sede habitual del apostolado de la Asociación. Así, junto al altar, la Asociación ofreció al Señor las actividades que ha organizado para celebrar el décimo aniversario del motu proprio del papa Benedicto XVI que da nombre al congreso. Cerca de una veintena de asistentes asistieron a la Santa Misa de la feria oficiada por el Rvdo. Ángel Alfaro Rivero  (FSSP) y asistido por Juan Pablo Donoso, seminarista del Instituto del Buen Pastor.

A las 17.00 horas se dio comienzo al congreso en el edificio Bellavista II de la Universidad San Sebastián, contiguo a la iglesia, con unos treinta asistentes.

Después de las palabras de bienvenida del Secretario de Magnificat, el Presidente de la misma, Dr. Julio Retamal Favereau, se refirió a lo que ha supuesto para la Asociación el motu proprio que permitió a cualquier sacerdote celebrar con libertad la Misa de siempre. En sus palabras recapituló el duro trabajo que ha significado mantener la celebración de la Santa Misa tradicional en la ciudad de Santiago de Chile, incluso cuando ya la situación de legitimidad de la Misa tradicional parecía clara para toda la Iglesia. El desafío para el futuro sigue siendo, recordó, hacer que cada día más personas conozcan la liturgia perenne de la Iglesia.

Enseguida se dio la palabra al Rvdo. Ángel Alfaro Rivero, sacerdote español que desde hace doce años ejerce el apostolado en una zona rural de Colombia. En una interesante conferencia, el ponente presentó la situación de la Misa tradicional desde la reforma litúrgica y el aporte que a su celebración y difusión han supuesto los institutos tradicionales, entre ellos la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, creada en 1988. Finalmente hizo mención a las particularidades de la actividad pastoral que desarrolla en una zona de misión junto a otros dos sacerdotes, uno proveniente de las Misiones Extranjeras Francesas y otro originario de Colombia. Especialmente significativa resultó una  anécdota sobre una misión realizada al interior de la selva amazónica, donde por diez días estuvo predicando a una comunidad que desde hacía 15 años no había tenido la visita de un sacerdote. Preocupado por la comprensión de los indígenas, el P. Alfaro les explicó que iba a celebrar una Misa que podía tener algunas diferencias con aquella a la que estaban habituados, pero que les explicaría sus distintas partes para que el Santo Sacrificio les fuera de provecho espiritual. Los indígenas le preguntaron si se refería a la Misa en latín. Al responder él afirmativamente, le dijeron que procediera a celebrar porque ellos podían cantar sin problemas el ordinario de la Misa. El P. Alfaro puedo celebrar así, en medio de la selva, la Santa Misa tradicional acompañado del coro de voces indígenas entonando la Misa VIII del Kyriale. Esto demuestra cuán injusto resulta privar a la gente del rico tesoro de la Misa de siempre, debido a una actitud paternalista que los subestima, creyendo que no son capaces de comprender una Misa vuelta hacia el Oriente y en latín. Su mensaje de cierre fue, por sobre todo, permanecer fieles a la Misa de siempre, cada cual desde su lugar y su particular situación personal.

Después de una pausa para un café donde los participantes pudieron conversar, correspondió el turno al Prof. Augusto Merino Medina, quien se ocupó de la cuestión en torno al concepto de ritos y formas, comenzando por una aproximación sociológica al problema. Tras explicar que el rito busca mostrar una realidad inefable y envuelta de misterio a través de palabras y gestos, mientras la forma manifiesta sensiblemente el contenido de lo que se quiere transmitir, aplicó estas categorías al rito romano, el cual tiene dos formas de celebración según el motu proprio de Benedicto XVI. A juicio del Prof. Merino, no es posible sostener que un rito pueda tener dos formas, porque este último concepto está indisolublemente ligado al contenido que transmite, de suerte que la forma es la materialización del contenido que sustenta al rito. En su opinión, el rito reformado por el papa Pablo VI presenta una serie de deficiencias al contrastarlo con el concepto de rito expuesto, particularmente la falta de misterio y solemnidad, además de las circunstancias de su promulgación, que nada tienen que ver con el desarrollo orgánico y extendido en el tiempo que supone el surgimiento de un rito de aquellos con los cuales celebra la Iglesia. La razón es que la nueva Misa quiere transmitir la teología del misterio pascual, en detrimento de la conciencia de la Misa como sacrificio propiciatorio, según fue definido por el Concilio de Trento.

Al finalizar las conferencias, hubo un espacio para preguntas de los asistentes y diálogo con los ponentes. La primera jornada acabó con una bendición con el Santísimo Sacramento también a cargo del P. Ángel Alfaro en la aneja iglesia de Nuestra Señora de la Victoria.

La segunda jornada del Congreso comenzó con una Misa rezada celebrada por el Rvdo. Ángel Alfaro Rivero.  Al igual que el primer día, sirvió como monaguillo D. Juan Pablo Donoso, seminarista del Instituto del Buen Pastor y ex maestro de ceremonias de nuestra Asociación.

Con posterioridad, se dio inicio a la segunda parte de las conferencias programadas para el Congreso en dependencias de la Universidad San Sebastián, contando con una asistencia incluso mayor que la vista el día anterior. Antes de comenzar con ellas, el Secretario de la Asociación presentó el pequeño libro preparado para dejar testimonio del quincuagésimo aniversario de Magnificat, celebrado en 2016. En un lugar destacado, y acompañado de un álbum fotográfico, ahí se recoge la relación histórica escrita por el Dr. Julio Retamal Favereau de los cincuenta años de vida de Magnificat, no exentos de dificultades, pero siempre guiados por la perseverancia de la misión que intenta cumplir desde 1966: conservar en la Arquidiócesis de Santiago de Chile la Misa tradicional. Acompañan ese texto una biografía de los dos Presidentes que ha tenido la Asociación (Alfonso Letelier Llona, de 1969 a 1994, y Julio Retamal Favereau, de 1994 a la fecha), la transcripción de los objetivos fundacionales (1969) y actuales (2014), una crónica del I Congreso Summorum Pontificum (2015) y otra de su segunda versión (2016), las homilías predicadas por el Rvdo. Milan Tisma Díaz, capellán de Magnificat, en la Misa solemne de clausura del II Congreso y en la Misa de aniversario, y el facsímil de la carta de felicitación recibida del Presidente de la Federación Internacional Una Voce. Un ejemplar fue regalado más tarde a los asistentes.

Inmediatamente después de la presentación del libro, correspondió el turno al Rvdo. Pedro Félix Salas (Diócesis de San Bernardo), quien contó detalles de su experiencia aplicando el motu proprio Summorum Pontificum en una parroquia periférica del gran Santiago. Explicó que los orígenes del Canon Romano, por su redacción y forma de composición, provienen con seguridad de la época apostólica, y que el Misal contiene piezas únicas para fomentar la piedad de cada fiel. Contó, por ejemplo, que el apostolado de la Misa tradicional ha hecho que, tras preparar a los novios para el sacramento del matrimonio, todos optan por celebrarlo conforme a la forma extraordinaria.

Correspondió dictar la segunda conferencia de la tarde al otro invitado extranjero, el Dr. Rubén Peretó Rivas, Profesor de Filosofía Medieval en la Universidad Nacional de Cuyo e investigador del CONICET. El propósito de su intervención era mostrar el desarrollo del Movimiento Litúrgico, desde los primeros orígenes de la restauración de Dom Prosper Guéranguer hasta la reforma llevada a cabo por el Consilium siguiendo supuestamente las indicaciones del Concilio Vaticano II. Hizo mención a la forma en que acabaron siendo redactadas las nuevas plegarias eucarísticas que se añadieron al Canon Romano. La exposición fue muy documentada, sirviéndose de fuentes directas, especialmente los diarios o memorias escritos por los principales representantes del Movimiento Litúrgico. Una de sus conclusiones fue que la sustitución del misal romano por uno nuevo habría sido inexplicable sin las previas reformas de San Pío X y Pío XII.

Esta segunda tarde de congreso concluyó con la adoración y bendición del Santísimo Sacramento, la que estuvo a cargo del Rvdo. Mario Cofré (Diócesis de Villarrica), sacerdote que por mucho tiempo ayudó a la Asociación confesando los domingos. Fue asistido por D. Juan Pablo Donoso, ya mencionado, y D. Sebastián Guijarro, actual ceremoniero de la Asociación.

El sábado por la mañana, último día del congreso, tuvo lugar un coloquio con los dos invitados internacionales, el Rvdo. Ángel Alfaro Rivero y el Dr. Rubén Peretó Rivas, el cual fue moderado por el Secretario de Magnificat. La idea era que, después de hacer una breve presentación sobre el futuro de la Misa tradicional en Hispanoamérica, el público pudiese establecer una conversación con los invitados y aprovechar sus experiencias. Se dio así un interesante diálogo. Mención merece la intervención del Prof. Miguel Ayuso, quien participó en el II Congreso, pues recordó la importancia de no olvidar que la Misa tradicional requiere de un contexto.

Finalizado el coloquio, justo a mediodía, los asistentes se trasladaron a la cercana iglesia de Nuestra Señora de la Victoria para participar de la Misa solemne de clausura del Congreso. La Santa Misa fue celebrada por uno de los invitados internacionales, el Rvdo. Ángel Alfaro Rivero (FSSP), siendo asistido por el Rvdo. Lucio Cáceres (Prelatura de Illapel) como diácono y por D. Juan Pablo Donoso (IBP) como subdiácono. El maestro de ceremonias fue D. Sebastián Guijarro. El coro estuvo a cargo del maestro Dr. Luis González Catalán, quien también ejecutó al órgano. En el coro hubo cuatro sacerdotes, uno de ellos nuestro capellán, además de otros dos en los confesionarios.

Puede encontrarse más información y amplio reportaje fotográfico en estos tres enlaces: Uno, dos, tres