Corea del Norte mantiene el triste primado de los países en los cuales los cristianos son absolutamente los más perseguidos: la revelación proviene de un reciente estudio realizado por la ONG Portes Ouvertes (Puertas Abiertas).
Allí la mayoría de los bautizados no se atreve a decir públicamente que lo son, por un más que justificado temor a las represalias: es lo que también explica el bajísimo número de iglesias existentes con relación al número de fieles, alrededor de 406 mil, según el Prof. David Alton, lo que equivale al 2% de la población total.
Cabe señalar que la presión del régimen ha disminuido relativamente con relación a los budistas y otras confesiones religiosas, pero no respecto al Cristianismo, en sentido opuesto constantemente monitoreado, controlado, denigrado y hostigado. Lamentablemente se trata de fieles olvidados por todos, comenzando por la prensa oficial y los grandes medios de comunicación. (M.V.)