Hace poco, un padre carmelita con numerosos seguidores en las redes sociales ha declarado públicamente que no reconoce la legitimidad del Papa actualmente reinante, así como que considera ilícitas las misas celebradas en unión con el papa Francisco y que a partir de ahora no celebrará más la Santa Misa una cum.
Ha expuesto su pensamiento, que no es sino una reedición del de Andrea Cionci, en un extenso documento que se puede encontrar en su portal web en cuatro idiomas.
La dramática y previsible consecuencia, sobre todo entre los fidelísimos seguidores del mencionado sacerdote, es de gran perplejidad, indignación, desconcierto y división.
Me limitaré a citar dos personalidades que han intervenido en favor del correcto discernimiento de la realidad a la luz de la doctrina, la historia y la cultura católica: Luiisella Scrosatti en la Nuova Bussolla Quotidiana y el P. Tullio Rotondo en su canal de YouTube.
Reproducimos a continuación el texto del video en el que don Tullio demuestra la falsedad de la afirmación de que un papa canónicamente elegido no puede ser hereje pertinaz porque menoscabaría el dogma de la infalibilidad pontificia.
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El dogma de la infalibilidad pontificia [1] no dice que el Papa no pueda incurrir en error ni llegar a ser hereje. Lo que dice es que cuando el Sumo Pontífice habla ex cátedra, es decir cuando ejerce su suprema función de pastor y doctor de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica define una doctrina de fe y costumbres, vincula a toda la Iglesia, por la divina asistencia que le fue prometida en la persona del bienaventurado San Pedro, goza de la infalibilidad que el Divino Redentor quiso otorgar a su Iglesia para definir doctrina en cuanto a fe y moral. Por tanto, una definición así es inmutable en sí, no por consenso de la Iglesia.
De ahí que la infalibilidad papal no signifique que el Romano Pontífice no pueda incurrir en herejía; sólo que en determinados momentos dice cosas que son totalmente infalibles.
La cuestión del papa hereje la han tratado numerosos autores, como podemos leer en el libro “Ipotesi teologica di un papa eretico” di Arnaldo Xavier da Silveira, prologado por el profesor Roberto de Mattei [2], en el que muchos autores precisan dicha doctrina e incluso lo que pasa cuando un pontífice es hereje, lo que significa que efectivamente puede serlo.
Para aclarar más la cuestión, hay que señalar que fue un teólogo, Alberto Pighi, el que sostenía que el Papa no podía incurrir en herejía ni como papa ni como hombre, como persona privada. La doctrina de Pighi no es la de Pastor Aeternus (1870), que define el dogma de la infalibilidad pontificia. De hecho, durante el Concilio Vaticano I, en la sesión del 11 de julio, el ponente general monseñor Gasser rechazó la acusación que habían hecho a algunos padres conciliares de adherirse a la opinión de Alberto Pighi, según la cual el Papa jamás podría caer en herejía. Vincent Gasser explicó que la doctrina del Concilio Vaticano I, que dogmatizó la infalibilidad pontificia, no es la de Alberto Pighi, ni la interpretación extremista de ninguna otra escuela. Como vemos, Gasser quería afirmar rotundamente que declarar que en algunas ocasiones el Papa fuera infalible no negaba que en otras pudiera llegar a ser heterodoxo.
Que el Papa pueda ser hereje lo afirmó también recientemente el cardenal Burke, que en una conferencia pronunciada en 2018 citó un pasaje de San Roberto Belarmino en De Romano Pontifice que expresa: «Basta con afirmar por el momento que, como demuestra la historia, es posible que el Sumo Pontífice ejerciendo su plena autoridad pueda caer en herejía o hacer dejación de su deber supremo de salvaguardar y promover la unidad de la fe, el culto y la disciplina» [3].
Un papa también puede volverse hereje según la definición del cardenal Journet, que afirma en un escrito suyo [4] que destacados teólogos medievales y de la época barroca sostuvieron la tesis de la posibilidad de un pontífice que en su vida personal fuese hereje y cismático, tesis que no contradice la solemnemente proclamada por el Concilio Vaticano I de la infalibilidad pontificia cuando, ex cátedra, el Papa proclama la doctrina de la Iglesia.
El profesor Ghirlanda, canonista, sostiene la misma tesis: «Doctrinalmente, se admite el caso de la notoria apostasía, herejía y cisma en que podría caer un pontífice, perdiendo con ello ipso iure sus atribuciones pontificias» [5].
Así pues, no es cierto que el dogma de la infalibilidad proclamado por Pastor Aeternus dé por sentado que el Papa no pueda incurrir en herejía.
Por otra parte, como pone en evidencia el libro “Tradimento della sana dottrina attraverso Amoris Laetitia” [6], se han dado varios casos graves, por no decir gravísimos, de errores papales que se han considerado de índole herética. Un caso particularmente significativo entre otros fue el del papa Honorio, que por añadidura fue anatematizado y condenado después de su muerte por León II y otros papas posteriores, concilios ecuménicos y sobre todo el Tercer Concilio de Constantinopla: «El 9 de agosto de 681, al final de la decimosexta sesión, se renovaron los anatemas contra todos los herejes y partidarios de la herejía, Honorio incluido» [7].
Está también el caso del papa Liberio, de quien afirmó San Jerónimo que avalaba la herejía.
Hubo además otros casos que se pueden encontrar en el primer volumen del libro de don Tullio Rotondo, que se puede descargar gratuitamente aquí. El texto cita también el caso de Pascual II. San Bruno de Segni calificó de heterodoxo un tratado escrito por dicho pontífice. Tras haber persistido en su error, Pascual II rescindió el acuerdo de Ponte Mammolo porque los obispos franceses, sobre todo San Hugo, habían declarado que no seguirían al Papa por ese camino de evidente error. Pascual II fue, pues, corregido por San Bruno de Segni, pero al principio no quería desdecirse del error y se obstinó en él por un tiempo.
Otro fue Juan XXII, cuyos errores suscitaron la indignación del rey de Francia, que amenazó con procesarlo por hereje. Como se puede leer en la crónica que escribió Hubert Jedin, célebre historiador de la Iglesia: «Juan XXII escandalizó al mundo con sus predicaciones y el gobierno francés reaccionó enérgicamente contra aquellos errores y amenazó con tomar medidas contra él por hereje».
Otro autor moderno, el profesor canonista Romano, recoge todo lo afirmado por Ghirlanda, y añade: «En temas de doctrina, se considera también la posibilidad de la sede vacante por notoria apostasía, herejía o cisma, incluso por parte del Papa». La doctrina contempla que un pontífice deje de serlo por herejía.
Es evidente que un papa legítimamente elegido puede incurrir en herejía. En ningún momento está exento de ella aunque en algunos momentos pueda ser infalible. También se puede ver lo que dice el Magisterio sobre los diversos grados de infalibilidad [8]. El profesor Nicolà Barile escribió un interesante artículo sobre el tema [9].
En resumen, que no se puede afirmar que porque un pontífice se equivoque o cometa errores de índole herética no sea el Papa o haya sido por ello elegido irregularmente.
Para concluir, diremos que la Historia de la Iglesia recoge errores de papas que alcanzan el nivel de heréticos, que un pontífice puede incurrir en herejía, como precisó el cardenal Burke en un artículo publicado en diciembre de 2016: «Si un papa llegara a afirmar formalmente una herejía, dejaría con ese acto de ser papa. Es algo automático. […] En efecto, podría suceder. Es una idea que asusta, y espero que no lleguemos a conocer un caso así» [10]. Burke explica a continuación que aunque un pontífice puede llegar a declarar algo herético, tendrían que intervenir los cardenales para declararlo hereje y destituirlo.
En la Nuova Bussola Quotidiana, Luisella Scrosatti pone en guardia contra el peligro intrínseco al deseo de poner en duda la validez del actual pontífice, al que la Iglesia ha reconocido como tal –dado que ningún cardenal ni obispo ha impugnado la validez de la elección de Bergoglio–, ya que eso equivaldría a sostener que todo lo que propone la Iglesia a los fieles como enseñanza definitiva sería en realidad pasible de revocación, lo cual pondría en peligro toda la estructura del Magisterio.
Redacción del Blog de Sabino Paciolla | 23 de octubre de 2024
(Traducido por Bruno de la Inmaculada)
[1] Cf. Pastor Aeternus en https://josephmaryam.wordpress.com/wp-content/uploads/2014/03/constitucic3b3n-dogmc3a1tica-pator-eternus.pdf
[2] https://www.corrispondenzaromana.it/arnaldo-da-silveira-lipotesi-teologia-di-un-papa-eretico/
[3] https://www.corrispondenzaromana.it/il-cardinale-burke-affronta-lipotesi-del-papa-eretico/
[4] Charles Journet, Oeuvres complètes volume X : 1938-1943 (Théologie) (p.346). Lethielleux Editions. 2010. Edición en Kindle.
[5] Ghirlanda SJ Cessazione dall’ufficio di Romano Pontefice, www.chiesa.espressonline.it, 2.3.2013 http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350455.html
[6] T. Rotondo Tradimento della sana dottrina attraverso Amoris Laetitia vol. I c. 1. Se puede consultar y descargar gratuitamente aquí: https://www.tradimentodellasanadottrina.it/
[7] Roberto de Mattei, El controvertido caso de un papa hereje, https://adelantelafe.com/honorio-i-el-controvertido-caso-de-un-papa-hereje/
[8] Cf. Donum Veritatis, https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19900524_theologian-vocation_sp.html, así como varios textos relacionados con Ad tuendam fidem: https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_1998_professio-fidei_sp.html
[10] http://chiesaepostconcilio.blogspot.com/2016/12/il-cardinal-burke-non-sto-dicendo-che.html