Conviene llamar la atención sobre las irregularidades litúrgicas que reducen el SACRIFICIO INCRUENTO de la Misa y diluyen el Sacerdocio Ministerial del Presbítero.
Así, tras el ofertorio, la fórmula del sacerdote es:
ORAD HERMANOS PARA QUE ESTE SACRIFICIO MÍO Y VUESTRO SEA AGRADABLE A DIOS PADRE TODOPODEROSO
Y en algunos lugares se ha colado esta otra fórmula:
ORAD HERMANOS PARA QUE ESTA EUCARISTÍA NUESTRA SEA AGRADABLE A DIOS PADRE TODOPODEROSO
Eucaristía significa «acción de gracias». Es el fruto de la Misa pero NO es toda la Misa. La Misa es Santo Sacrificio que contiene la Eucaristía. Al sustituir en esa frase «Eucaristía» por «Sacrificio» reducimos el valor sacrificial y expiatorio de la sangre de Cristo derramada por nosotros.
La Santa Misa es el ÁRBOL y la Eucaristía es el FRUTO. Y a un árbol «naranjo» yo no le llamo «naranja» sino «naranjo».
Al sustituir «mío y vuestro» por «nuestro», entonces se diluye la diferencia esencial entre el sacerdocio ministerial y el de los fieles, y se reduce el sentido del ministro ordenado que actúa IN PERSONA CHRISTI (en persona de Cristo).
Es decir, con esa frase cambiada, se da un giro desacralizador a la MIsa y se disiente del sentido litúrgico de la misma.
No olvidemos que la Liturgia bien celebrada aumenta la fe, y la fe aumentada se traduce en la caridad.
Por eso es tan importante celebrar la Liturgia como dice la Iglesia y no como cada cual piensa subjetivamente, ya que si vamos a Misa es para encontrarnos con Cristo y no con el cura.