En el 2011, publicamos en internet un libro extensor de Don Pietro Leone Monselice, «El Rito Romano: Viejo y Nuevo«, como obsequio a nuestros lectores.
Cinco años después, tenemos el honor de publicar exclusivamente otra obra maestra de Don Pietro Leone, un brillante sacerdote que celebra únicamente misa tradicional en una diócesis italiana.
El libro trata sobre la gnosis y su influencia en la formación de una nueva mentalidad religiosa en la Iglesia Católica. La tapa apropiada del libro es un detalle de la obra de Luca Signorelli en el Duomo de Orvietto, «El Sermón y las Obras del Anticristo» (Predica e fatti dell’Anticristo). Esperamos que disfruten de su lectura.
Hoy publicamos la primera parte; los capítulos adicionales serán publicados a la brevedad.
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Introducción
El contenido de la fe es inmutable e infalible y, tal como enseña el Concilio
Vaticano Primero, sólo puede evolucionar a lo largo de los siglos en por claridad y la profundidad de su expresión. Durante los últimos años, sin embargo, hemos observado cómo se han insinuado dentro del Magisterio doctrinas que no constituyen ni una clarificación ni una comprensión más profunda de la fe, sino más bien doctrinas nuevas: de carácter herético, verdaderamente o tendientes a ello, de acuerdo a las intenciones letales del modernismo.
Lo que quisiéramos preguntar ahora respecto a estas doctrinas es si ellas representan meras distorsiones o falsificaciones de los artículos respectivos de la fe, o si junto con el nuevo rito de la misa, los nuevos ritos de los sacramentos, el nuevo Código de Derecho Canónico, el nuevo breviario, el nuevo catecismo, la nueva evangelización, la nueva moralidad y espiritualidad vividas y predicadas por el clero, la nueva y relajada disciplina de la Iglesia (tanto en las reglas de órdenes religiosas como en la vestimenta del clero) no constituyen todas en su conjunto una nueva religión.
En nuestra obra ‘Familia bajo Ataque’, en nuestra discusión sobre la nueva enseñanza matrimonial del magisterio de la Iglesia, ofrecimos una respuesta para esta cuestión en términos de la Gnosis. El objetivo de este ensayo es exponer esta respuesta en detalle. Este ensayo contiene las siguientes partes:
I La Gnosis al Principio de los Tiempos;
II La Gnosis en la Cabalá Pervertida;
III La Gnosis como Nueva Religión.
Posdata sobre la Gnosis en el Mundo de Hoy.
Deseo agradecer a Francesca Romana por su amabilidad y sus esfuerzos incansables en traducir este ensayo.
***
I
LA GNOSIS AL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS
El gran teólogo argentino, Don Julio Meinvielle, escribe: “a través de la historia humana no hay sino dos actitudes fundamentales de pensamiento y de vida: una, la católica, que es la tradición recibida de Dios por Adán, Moisés y Jesucristo…y la otra la gnóstica y cabalística, que alimenta los errores de todos los pueblos en la gentilidad y en la apostasía del judaísmo primero y luego en la del cristianismo mismo.”
El primero de estos grandes sistemas de pensamiento y de vida es la fe católica (incluyendo su fase pre-cristiana), y el segundo es la Gnosis. El primero es la única verdadera fe y verdadera religión. El segundo, en cuanto constituye un cuerpo coherente de doctrinas y está difundido, en cuanto a que bajo un análisis completo es ateo y su esencia es antagónica a la única verdadera religión, puede ser descrito como anti-religión, o como la anti-religión por excelencia.
¿Cómo definiríamos la Gnosis? La palabra ‘gnosis’ proviene del griego y significa ‘conocimiento’. Como veremos más adelante, este conocimiento es entendido como una forma de conocimiento arcano dirigido hacia la auto-deificación del hombre.
La Gnosis, el rival eterno de la fe católica, se manifestó por primera vez entre los hombres en el acontecimiento conocido como el pecado original. Procedamos a meditar sobre este acontecimiento primordial en el libro del Génesis.
‘La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho, dijo a la mujer: “¿Cómo es que Dios ha mandado “No comáis de ningún árbol del jardín”?” Respondió la mujer a la Serpiente: “Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis”. Replicó la serpiente a la mujer: “De ninguna manera moriréis; pues bien sabe Dios que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”. Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comida y una delicia para los ojos, y que el árbol era apetecible para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió y dio también a su marido (que estaba) con ella, y él comió también. Efectivamente se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaba desnudos; por lo cual cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.’
El acontecimiento descrito aquí, el del pecado original, siempre ha sido entendido y enseñado por la Santa Madre Iglesia como un hecho real de la primera pareja humana, Adán y Eva. Fue un pecado de orgullo y desobediencia a Dios, causado por la seducción del demonio en forma de serpiente: una acción que al ser realizada por los representantes de toda la humanidad no sólo ocasionó un daño a ellos sino a toda la humanidad. Este acontecimiento constituye al mismo tiempo el paradigma de la Gnosis.
Antes que nada, observamos que la Gnosis se basa en la negación de la revelación divina, en negar la palabra de Dios, es decir, que la muerte es una consecuencia de comer el fruto prohibido. Por esta razón, se la puede describir como herética, incluso si no es herética en el sentido formal típico de negar un dogma de fe.
Procedamos a examinar el sistema de la Gnosis a la luz de la fe católica: primero en su teología, luego en el conocimiento que dice ofrecer al hombre, y finalmente en su moralidad.
1) Teología Gnóstica
La principal característica de la teología gnóstica es el monismo. La razón de ello es simple: si el hombre puede convertirse en Dios por sus propios esfuerzos, el hombre debe compartir la naturaleza de Dios: el hombre y Dios deben poseer una misma naturaleza, que difiere sólo en el grado y la perfección de esa naturaleza.
La teología gnóstica es monista; la teología católica, por el contrario, es dualista, al enseñar que el hombre y Dios poseen dos naturalezas diferentes: la naturaleza humana y la naturaleza divina. Estas dos naturalezas no se diferencian sólo o esencialmente por el grado de perfección, sino en su diversidad ontológica.
También observamos que la principal característica de la Gnosis, el monismo, incluye otra característica –la inmanencia – dado que, si el hombre y Dios poseen una misma naturaleza, si no se diferencian en sus naturalezas, Dios debe ser inmanente al hombre.
En cambio, la filosofía y teología católicas enseñan que Dios es trascendente al hombre, y ciertamente a todo el universo: la filosofía enseña que Él está completamente por encima y más allá del universo: es absolutamente independiente de él; la teología enseña lo mismo sobre la base del dogma profesado en el Credo, que Dios es Creador y Juez del mundo: Él, quien creó el mundo a través de un acto de voluntad completamente libre y es Maestro y Juez a la vez, es necesariamente independiente de todo ello.
Otra característica de la teología gnóstica es la mutabilidad de Dios. Según la Gnosis, el hombre se hace Dios, por lo tanto en algún sentido, el mismo Dios está en proceso de ser, lo cual significa que hay cierto movimiento y mutabilidad en Dios.
En contraposición, la filosofía y teología católicas enseñan que en Dios no hay ni mutabilidad, ni movimiento, ni cambio, dado que Dios es el Ser mismo, la totalidad del ser, acción pura en quien todo se actualiza.
Entonces, en conclusión, vemos tres errores en la teología gnóstica como ya ha sido expresada en el libro del Génesis, el monismo en oposición al dualismo: la inmanencia absoluta en oposición a la trascendencia; la mutabilidad en oposición a la inmutabilidad de Dios, acción pura.
En relación al segundo punto, observamos que la doctrina de la inmanencia absoluta de Dios no tiene sustento lógico. Se debe a que el concepto de Dios profundizado por la reflexión teológica es el concepto de un Ser necesariamente trascendente al mundo. Si negamos la trascendencia de Dios postulando que Él solo es inmanente al mundo, estaremos negando efectivamente Su propia existencia. Lo mismo sucede con los otros errores teológicos de la Gnosis: el monismo entre Dios y el hombre y la mutabilidad de Dios.
2) Conocimiento Gnóstico
Respecto al tipo de conocimiento con el que la Gnosis dice deificar al hombre, podemos realizar las siguientes afirmaciones:
I) El conocimiento al que el pasaje del Génesis se refiere es de dos tipos: el primer tipo es el conocimiento de cómo ser deificado, el conocimiento de un medio para un fin: es decir el conocimiento de una práctica particular; el Segundo tipo de conocimiento es el fin propuesto a Adán y Eva: es decir, el Conocimiento del Bien y del Mal;
II) El conocimiento es puramente natural (en ambos casos);
III) Está desconectado de la voluntad: no se dirige al ejercicio de la voluntad ni a acción ninguna;
IV) Es buscado por placer, placer sensual por sobre todo: ‘el árbol era bueno para comida y una delicia para los ojos, y que el árbol era apetecible para alcanzar sabiduría.’
V) Es arcano: no está disponible a todos, sino escondido, ciertamente escondido intencionalmente por Dios, dicen ellos, por razones incuestionables.
Comparemos este conocimiento ofrecido de parte del demonio a nuestros primeros padres, con el conocimiento de Dios ofrecido al hombre por la religión católica.
I) El conocimiento de Dios ofrecido al hombre por parte de la religión católica es también de dos tipos: el primer tipo es la propia fe, que es un medio para alcanzar el objetivo final del hombre que es el cielo; el segundo es la visión beatífica que constituye ese objetivo final. En ambos casos, el conocimiento de Dios es el conocimiento de la Santísima Trinidad, un conocimiento que es infinitamente superior al ofrecido a Adán y Eva.
II) Este conocimiento es un conocimiento sobrenatural: una iluminación del intelecto por medio de la Gracia y la Gloria, respectivamente; mientras que, como ya hemos dicho, el conocimiento ofrecido a Adán y Eva es de orden puramente natural;
III) Más aún, el conocimiento de Dios es dirigido al ejercicio de la voluntad en la caridad: realizar toda acción y dirigir la vida entera por amor a Dios durante este exilio terrenal, y al final descansar y deleitarse en Dios en el cielo;
IV) El placer no es la razón de la búsqueda del conocimiento, sino la consecuencia de haber actuado según este conocimiento llevando una vida virtuosa;
V) Finalmente, el conocimiento de Dios en esta vida, es decir la fe, no es arcano ni está escondido por Dios, sino revelado al hombre con el mandato de proclamarlo a todo el mundo.
Entonces, en conclusión, vemos que el conocimiento gnóstico no es más que una leve sombra, un sustituto engañoso, del verdadero conocimiento de Dios: su objeto no es la Santísima Trinidad, su forma no es sobrenatural; está apartado de las buenas obras, es buscado por placer, y falsamente presentado como el Verdadero Dios.
3) Moral Gnóstica
Por último, examinemos la moral gnóstica tal como se la manifiesta en el pasaje del Génesis, en comparación con la teología moral católica.
I) Hemos definido la Gnosis como un sistema de auto-deificación. Como tal, se encuentra en oposición al cristianismo que enseña que la deificación del hombre procede sólo de Dios;
II) El primer tipo de deificación consiste en la transformación del hombre en Dios perdiendo su identidad; el segundo tipo, en su participación en Dios pero manteniendo su identidad;
III) En el primer tipo, el hombre se hace Dios: sin Dios, en el lugar de Dios y a pesar de Dios (San Máximo el Confesor, en referencia al pecado original); en el segundo, el hombre es deificado al humillarse ante Dios;
IV) El primero se logra a través de esfuerzos naturales; el segundo a través de la Gracia sobrenatural de Dios;
V) El primero es una forma de auto-determinación; el segundo es una determinación efectuada por Dios;
VI) El primero se origina en el conocimiento natural y, como todo conocimiento natural, es aprendido y dominado por el sujeto y absorbido en él; el segundo se origina en el conocimiento sobrenatural al cual el objeto debe sujetarse, sacrificando su intelecto ante la Verdad absoluta;
VII) Tal como hemos dicho, el tipo de conocimiento gnóstico está desconectado de las buenas obras; el tipo de conocimiento católico está dirigido esencialmente hacia ellas;
VIII) El primero está motivado por el placer; el segundo, por el amor;
IX) El primero es accesible sólo a una élite; el segundo, a todos los hombres.
En síntesis, el primero se caracteriza por el orgullo y el egoísmo; el segundo por la humildad y el sacrificio. En resumen, puede decirse que la Gnosis es el egoísmo elevado al status de religión
La Gnosis permite al hombre ser como Dios en un sentido, es decir, en el ejercicio de su libre albedrío para hacer todo lo que desea, pero al costo de la beatitud eterna. La fe católica, en cambio, permite al hombre ser como Dios en el ejercicio de su libre albedrío, en harmonía con el orden establecido por Dios: el orden de la Verdad y el Bien objetivos, con el propósito de conocer y amar a Dios aquí en la tierra y luego en el paraíso.
En el jardín del Edén hay dos árboles: el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, y el Árbol de la Vida. Para comer del primero se necesita orgullo, para comer del segundo, sacrificio. El primero representa la Gnosis, el eterno rival de la fe católica; el segundo representa la fe: dado que el segundo es el árbol de la cruz, cuyos frutos son gracias y bendiciones de Dios aquí en la tierra y alegrías eternas en el cielo. Sin embargo, es necesario pasar por el sufrimiento y el sacrificio para alcanzar la posesión de éstas, tomando la cruz y cargándola detrás de Nuestro Señor, a Él todo honor y toda gloria por siempre y para siempre. Amén.