Centenario de Fátima: Llamada a nuestra conciencia

El nuevo año del Señor que comienza contiene una efeméride muy significativa: el centenario de las apariciones de María Santísima en Fátima, sucedidas para Gloria de Dios entre los meses de mayo y octubre de 1917 y siendo precedidas por las apariciones del Ángel en 1916. Aprovechemos este centenario para provecho espiritual propio y ajeno, desde una valiente reflexión del profundo mensaje de Nuestra Madre del Cielo encaminado a nuestra salvación eterna. Esa meditación ha de llevarnos necesariamente a  una llamada de conciencia (creo que con carácter urgente) para despertar (o alentar) nuestra vocación apostólica integrada en nuestro bautismo sacramental y convertida en deber moral grave para los ya confirmados. Si: el centenario de Fátima ha de suponer para nosotros una llamada a la conciencia desde la caridad y valentía.

Desde la CARIDAD: La Santísima Virgen María les dijo a los pastorcillos (Lucía, y Jacinta y Francisco, ya beatificados) que “hay muchas almas que se condenan porque nadie reza por ellas”. Confieso que la primera vez que lo leí me sentí turbado en mi interior. ¡Qué responsabilidad la de cada uno de nosotros!……..estamos mucho más condicionados entre nosotros de lo que creemos, y esto no es más que un efecto de la “Comunión de los Santos” que hemos de vivir en la Iglesia. En el momento del juicio particular, en la presencia de Dios, se nos pedirá cuentas de todas las almas que tratamos en la vida y de cual fue nuestra actitud (en oración y testimonio) para acercarlos a la Salvación. Pecamos gravemente, por tanto, contra el Amor Fraterno, si no somos apóstoles movidos por el deseo de dar Gloria a Dios ayudando a la salvación de las almas.

Desde la VALENTÍA: Leemos en Mateo 10, 32-33 que si negamos a Cristo delante de los hombres Él también nos negará delante del Padre en el Cielo. Esa cita evangélica debiera servirnos, aunque sea sólo desde una imperfecta atrición, a tomarnos muy en serio que HOY, quizás más que nunca en la historia, es preciso ser valientes (el valor bien usado es una virtud cristiana) para no omitir nuestra labor apostólica por motivos “humanos” (no señalarnos como católicos en la sociedad para evitar la pérdida de ventajas materiales).

Pues bien, desde la caridad y la valentía, sin complejos de identidad ni cobardías envueltas de falsa prudencia, deshechando actitudes “abiertas” con ropaje de falsa humildad, hemos de hacer examen de conciencia y propósito firme de tomarnos muy en serio nuestra llamada de Dios al apostolado. Pensemos, en la presencia del Señor, cuantas almas ha habido a lo largo de nuestra vida (familiares, amigos, catequistas….) que han resultado decisivas en nuestra conversión y camino en la vida espiritual. Entonces, “demos gratis lo que gratis recibimos” (Cfr Mateo 10,8), no sólo ya por caridad sino por otra virtud cardinal llamada JUSTICIA.

El problema HOY, aunque cueste reconocerlo, y aún más expresarlo, es que a veces la muralla tentadora que neutraliza nuestro ánimo misionero no es sólo la sociedad (infectada de materialismo, relativismo, frivolidad y paganismo) sino la misma porción de la Iglesia (infectada de modernismo) que, de forma difícilmente estructurada, actúa como veneno  mortal (a veces) y como droga de conciencia (otras veces) bajo el disfraz de la “actitud conciliadora, dialogante y/o convergente con el mundo”. Monseñor Schneider, Obispo en Kazjastan (antigua URSS) declara que “muchos Obispos están bastante callados o temerosos en cuanto a la defensa de la fe católica”…..¿exagerada opinión?: la realidad misma nos dice que acierta de lleno. Y sigamos haciendo “examen”:

– Sacerdote: ¿te mueve más la salvación de las almas que Dios pone en tu pastoral que la opinión que de ti tenga la gente, la sociedad, la prensa…..o hasta tus Superiores?…….

– Religioso/a: ¿te mueve más tu vocación consagrada que la valoración que desde fuera se haga de tu “capacidad” de adaptarte a un mundo que cada vez se aleja más de Dios?..

– Laico/a: ¿te mueve más tu testimonio como católico que las ventajas humanas que obtendrás, sin duda alguna, si te avergüenzas u ocultas tu identidad cristiana?

Si: han pasado 100 años desde que la Virgen María bajó desde el Cielo a Cova da Iría, y tras diez décadas la degradación moral ha crecido en progresión geométrica, con lo que lleva consigo en relación a la salvación de las almas. ¿Vamos a quedarnos tibios e inactivos ante nuestro urgente compromiso apostólico?; ¿No nos importa más la salvación de las almas (incluyendo la nuestra) que mostrarnos cobardemente amigos de lo mundano y además hacerlo con ropaje de virtud?

Que la Santísima Virgen María, en su Advocación del Rosario de Fátima, nos ayude y anime a ser fieles, caritativos y valientes……….coherentes en definitiva con el gran don de la Fe que recibimos en el Bautismo, para cumplir con alegría la exhortación amorosa de Nuestro Señor Jesucristo: “ (Mateo 10, 8).

(Boletín de la Diócesis de Oruro)

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